La tensión vuelve a hacerse más que evidente en el centro histórico, sobre todo en el barrio del Carmen, en relación con el sector del ocio. La asociación de vecinos Amics del Carme ha pedido al Ayuntamiento que convoque la mesa de seguimiento de la ... Zona Acústicamente Saturada (ZAS), declarada por sentencia hace años y cuyas condiciones no se están cumpliendo a juicio de los vecinos. La asociación de hosteleros Albarca rechaza por su parte las críticas y pide que se presenten las denuncias de los incumplimientos.
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La recta final de año, villancicos y cotillones incluidos, no se presenta pues tranquila en una de las zonas de la ciudad con una regulación especial en cuanto a las licencias, horarios y condiciones de los locales de ocio y hostelería. «Dado que constatamos el aumento de las molestias por ruido, un amplio incumplimiento de horarios en el cierre de determinados locales, al igual que en la recogida de las terrazas» se inicia el preámbulo de la solicitud al gobierno municipal, donde se añade que han constatado un «considerable aumento de los problemas de seguridad y de orden público. Consideramos necesaria la convocatoria de la mesa de seguimiento de la ZAS del Carmen» con urgencia.
El recorte de mesas y sillas en las terrazas no ha sido suficiente, indican fuentes de la entidad, para mostrar numerosas fotografías donde se observa que el mobiliario rebasa los límites de las autorizaciones municipales. «Se inspecciona poco o nada, igual que ocurre con los horarios. En el barrio hay más de 200 bares, el Ayuntamiento no se lo toma en serio y quienes padecemos somos los vecinos», aseguran.
Nada que ver con la visión de Albarca, cuyo presidente, Jesús Ortega, es también representante de la Coordinadora de Hostelería de los Barrios de Valencia. «En el barrio no quedan pubs ni discotecas, cerramos a la una de la madrugada y todo lo que pasa después no tiene que ver con nosotros», dice, para citar como ejemplo la plaza del Tossal.
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«En el confinamiento, con los restaurantes y bares cerrados o con horario limitado, los problemas no disminuyeron, con lo que queda claro que son de otra índole». Ortega habló de que los recortes de las terrazas han llevado ya a varios cierres de locales. «Entre la calle Caballeros y la plaza del Negrito hay tres negocios en esta situación», comenta.
Una convivencia complicada. Mientras la asociación de vecinos aboga por limitar cualquier gesto que beneficie a la gentrificación, los hosteleros señalan que el centro histórico, el Carmen especialmente, es una «zona aislada, lo que hace falta son paradas de taxis y estaciones de metro. Ahora, como mucho viene la gente a cenar, pero la copa se la tienen que tomar en Ruzafa», considera el presidente de Albarca.
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La asociación de vecinos ha preparado un listado de once locales cerrados en los que ha pasado seis meses o más. «Según la normativa, la licencia debe caducar y no permitirse la misma actividad», señalaron fuentes de la entidad, que ya han enviado la relación al Ayuntamiento. Las calles Alta, Calatrava, Quart o Roteros aparecen en las direcciones.
«La ocupación del espacio de uso público debe estar muy limitada para evitar la invasión de mesas y sillas», sostienen desde la asociación, mientras que los hosteleros hablan de que «no es cierta la situación que describen, que presenten denuncias y en la mesa veremos caso por caso porque no es así lo que está pasando en el centro», subrayando la fuerte discrepancia.
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Un año después de la entrada en vigor del APR de Ciutat Vella, el sistema de control de vehículos con cámaras, la asociación Amics del Carme pide que se convoque una mesa para hacer balance, revisar la normativa y proponer soluciones a unos problemas que «ya son mas que evidentes», al aludir al «desconocimiento general que hay todavía y la inseguridad sobre su funcionamiento, ponen en cuestión la gestión de un proyecto necesario que ha tardado demasiado tiempo en implantarse».
Los grupos de la oposición del Partido Popular y Ciudadanos denuncian con frecuencia que el número de sanciones no baja con el paso del tiempo, a pesar del refuerzo de señalización en las cinco zonas.
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«Se han levantado barreras innecesarias entre los barrios de Ciutat Vella, hay itinerarios obsoletos y no hay espacios suficientes para la logística diaria del comercio, ni de proveedores ni de clientes». Se echa en falta información y mas dedicación a las numerosas incidencias que surgen», apuntan desde la asociación de vecinos.
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