El Corte Inglés de Valencia: el hito de la tienda con 1.000 empleados
El primer centro comercial, el de Pintor Sorolla, nació en la tarde del 23 de abril de 1971
F. P. PUCHE
Domingo, 25 de abril 2021, 01:08
valencia. El comercio valenciano había dado cambios notables en la década de los sesenta; pero la inauguración del primer centro de El Corte Inglés, en Pintor Sorolla-Don Juan de Austria de Valencia, supuso un extraordinario salto en lo hasta entonces conocido. Nunca se había visto un edificio de cuatro sótanos y seis plantas dedicado a la venta de miles de productos. En la tarde del 23 de abril de 1971, hace 50 años, el desembarco de la firma del triángulo verde cambió para siempre el horizonte comercial de la ciudad.
La Valencia comercial clásica, que había visto con asombro la expansión de Casa Gay, la elegancia de El Siglo Valenciano en la calle de San Fernando, el crecimiento de Lanas Aragón y Ademar y la ubicación en todo un edificio de la avenida del Oeste de Galerías Todo, se preguntó, a finales de los sesenta, si aún habría demanda para la llegada de El Corte Inglés. Pero el tiempo, obviamente, ha demostrado que la hubo. La firma, fundada en 1935 por Ramón Areces (1904-1989), y consolidada tras la guerra en la calle de Preciados de Madrid, decidió desembarcar en Valencia después de estar implantada, además de en la capital del país, en Barcelona, Bilbao y Sevilla.
La anodina calle de Colón
En Valencia, hacia 1969, se preguntaba mucha gente si es que la ciudad no tenía ya nivel de población y categoría para que El Corte Inglés desembarcara, como en otras grandes ciudades. Pero otros muchos se extrañaron de que se emplazara donde lo hizo: Don Juan de Austria no era una maravilla comercial entonces y Pintor Sorolla era una calle de bancos que desembocaba en el Parterre. En cuanto a Colón, en los sesenta, arrastraba una reputación de calle para talleres de coche y era en general fría y anodina. Tenía oficinas, sí, pero no muchas tiendas: los valencianos, además, compraban 500 metros a la redonda del Mercado Central, pero no iban más allá.
Como es bien visible, El Corte Inglés cambió todos esos conceptos cuando decidió dar el salto a Valencia. La organización de la empresa dio al edificio de Pintor Sorolla la clave 08, que sigue llevando; era el octavo gran centro de España por orden cronológico. Y se dispuso a desplegar un proyecto grande: 75.854,27 metros cuadrados de superficie útil, con 48 escaleras mecánicas, 1.800 altavoces, 700 plazas de estacionamiento y unos 30.000 puntos de luz. Las obras duraron más de dos años y necesitaron mover 90.000 metros cúbicos de tierras; la grandiosa estructura, coronada por un restaurante, estuvo sustentada por un esqueleto de 8.000 toneladas de acero.
Nuevos conceptos de compra
Pero, más que el tamaño, lo que cambió tradiciones y rutinas en el comercio valenciano fue la diversidad de productos ofrecidos y la libertad con que el cliente se movía por las instalaciones: el dependiente pasaba a un plano asesor, y de acompañamiento final hasta la caja. De modo que el comprador podía caer en sucesivas «tentaciones» y variar sus planes sobre la marcha. Ir a El Corte Inglés fue como ir «a ver escaparates», el deporte favorito de tantas tardes ociosas. El cliente que entraba decidido a llevarse unas zapatillas podía comprar también una corbata, una caña de pescar, unos tomates o un libro. O simplemente informarse, preguntar y comparar, una fase previa a la compra.
Para todo ello, además, la firma ofrecía unas herramientas admirables, nuevas en Valencia: por un lado, la tarjeta de crédito de la casa, implantada desde el año 1966; por otro, unas facilidades para la devolución del producto que nadie hasta la fecha había ofrecido a la clientela.
Areces preside una gran fiesta
Ramón Areces Rodríguez se presentó en sociedad en Valencia, en diciembre de 1970, a través de una conferencia ofrecida en el Instituto Social Empresarial. Desde un punto de vista profesional, trazó el horizonte económico de la distribución y el comercio en una España que estaba creciendo y cambiando a ojos vista. Las costumbres, en efecto, eran otras en una España que dejaba el subdesarrollo y empezaba a pedir libertad: la motorización, el turismo, el mayor poder adquisitivo, una vida laboral más agitada y, desde luego, la evidente incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa.
Don Ramón, como todos le llamaban en la empresa, asistió en la mañana del día 23 de abril de 1971 a una misa de acción de gracias y comprobó luego que todo estaba a punto para abrir las puertas a los clientes. A media mañana, en la quinta planta del centro comercial, se reunió con el millar de nuevos empleados, la parte valenciana de una plantilla nacional de 20.000 trabajadores. Le acompañaba, como director del centro, un joven ejecutivo valenciano, Pedro Isidro Miquel Monfort, que había abierto ya otros tres centros de la empresa y que muy pronto se iba a convertir, con su don de gentes y su eficacia, en el gran referente de la empresa. Fallecido en 2012, Miquel fue director regional de El Corte Inglés hasta su jubilación, en 1998, cuando fue sucedido por otro gran directivo, Emilio Villamar.
En la tarde inaugural, Ramón Areces recibió a las primeras autoridades, y a casi 2.000 invitados, asistentes a una fiesta celebrada en la sexta planta del nuevo centro. Se descubrió una placa conmemorativa, que ahora está en uno de los accesos desde Pintor Sorolla, el obispo Jesús Plá bendijo las instalaciones, y pronunciaron discursos el presidente de la compañía, el alcalde y el director general de Comercio, David Pérez Puga. «Ha nacido una estrella de gran magnitud en el firmamento del comercio y de la sociedad de Valencia», dijo Vicente López Rosat, que firmó en el Libro de Oro.
Fue una gran fiesta, llena de felicitaciones, en la que los invitados recorrieron las nuevas dependencias. Areces posó con los arquitectos Luis Blanco Soler y Salvador Pascual, acompañado de seis empleadas de la casa que actuaron como azafatas en el curso de una recepción social a la que nadie en Valencia quiso faltar. Al día siguiente, todos en sus puestos, la gran tienda abrió sus puertas al público que esperaba disfrutar de la fascinación de una forma nueva y moderno de hacer la combra.
Desde ese día, y durante cincuenta años, El Corte Inglés ha sido protagonista de una gran expansión, en Valencia y también Alicante y Castellón. Los complejos de Nuevo Centro y Ademuz, otros edificios en la calle de Colón y el gran centro de la Avenida de Francia marcan un crecimiento que en 1971 nadie hubiera imaginado. En esos años, miles de eventos de todo tipo se han dado en sus salas culturales, al tiempo que la firma patrocinaba conciertos, desfiles de modelos, presentaciones de libros o pruebas deportivas. En 50 años, por encima de crisis económicas y pandemias, tres generaciones, abuelos, padres y nietos, se han sucedido en lo que es ya una tradición: comprar en El Corte Inglés.
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