La Dirección General de Costas ha autorizado un aplazamiento para la reforma integral de los restaurantes enclavados en el paseo marítimo de la Malvarrosa, los conocidos como chiringuitos y cuyos concesionarios proyectan desde hace años una remodelación integral para modernizar los locales.
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El presidente de la asociación de Hosteleros del Paseo Marítimo, José Miralles, confirmó que hace escasas fechas llegó el visto bueno para el aplazamiento. Las obras estaban previstas para iniciarlas en enero de 2021, aunque la crisis sanitaria y económica ha obligado a retrasarla nueve meses, para comenzar en septiembre, tras la próxima temporada de verano.
Los hosteleros han conseguido un aplazamiento sobre lo acordado de seis meses más otros tres por lo ocurrido desde el confinamiento debido al Covid-19. «Se ha estipulado el motivo como por fuerza mayor», precisó.
El paseo marítimo cuenta con 14 establecimientos, de los que diez han comenzado ya a tramitar la licencia de obras en el Ayuntamiento. Otros dos están ya en proceso de solicitarlo y los restantes quedan fuera de la operación, al suponer incluso otro diseño arquitectónico. Se trata de los situados más al sur, junto a la playa del Cabanyal.
La inversión que asume cada concesionario se acercará a los 700.000 euros, por lo que se trata de un proyecto de gran calado. Por esta razón, el acuerdo con Costas pasa porque los que vayan a realizar las obras tengan la concesión 30 años y el resto se quede en 24 años. El reloj se puso en marcha el 14 de junio de 2013 con la renovación de los permisos vigentes hasta entonces.
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Las obras comenzarán en septiembre de 2021, aunque los representantes de los empresarios ya se han reunido varias veces con los responsables de otorgar la licencia de obras. «Primero nos entrevistamos con la concejala de Actividades, Lucía Beamud, y luego otras veces con sus técnicos. La tramitación va por buen camino», dijo.
El diseño de los nuevos restaurantes corresponde al arquitecto Jorge Quesada y la nueva edificación cambiará por completo la imagen de los locales. «Los derribaremos por completo y las obras durarán entre seis y siete meses», comentó Miralles, quien explicó que todavía debe acordarse si los nuevos chiringuitos se harán todos a la vez o por fases, para mantener un servicio mínimo a los clientes.
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La construcción de los nuevos restaurantes encaja en la propuesta del Ayuntamiento de reformar por completo el paseo marítimo, algo que de momento es sólo una idea presentada al Ministerio de Transición Ecológica con un esquema básico realizado por el arquitecto Miguel del Rey. Los locales seguirán con la concesión vigente, como no podía ser de otra manera, por lo que los bocetos incluyen las edificaciones hosteleras.
La asociación de empresarios se ha mostrado escéptica desde el principio con esta iniciativa, dada a conocer por primera vez como un documento adjunto del plan urbanístico del Cabanyal. Apoyan cualquier mejora, aunque quieren conocer al detalle el diseño de los cordones dunares, pieza básica del futuro proyecto, con el objeto de comprobar que no tapa las vistas al mar. El plan del Cabanyal incluye los dos chiringuitos que no serán reformados y el documento sigue en fase de alegaciones, aunque no destinará presupuesto para las obras en el litoral al ser competencia del Gobierno.
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La concesión de la licencia de obras determinará el aspecto definitivo de los nuevos restaurantes, aunque ya hay algunos datos básicos asentados. Es el caso de la superficie, que pasará de los 165 metros cuadrados actuales (más las terrazas) a un total de 230 metros cuadrados, con la característica de que una parte de la primera planta servirá como comedor. Además, también habrá 70 metros cuadrados con mesas y sillas en el exterior debajo del voladizo.
Miralles destacó el cuidado que han tenido en el proyecto a la hora de incluir energías alternativas. Las placas solares estarán presentes, lo mismo que otros dispositivos y materiales que cumplan con la normativa ambiental.
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Los cuartos de baños serán de uso público, otra de las características del acuerdo que se ha fraguado los últimos años con la Demarcación de Costas, con una iniciativa que pretende erradicar problemas del pasado como la autorización de las terrazas de los locales.
«El diseño cumplirá además con una de las demandas que ha generado la pandemia, la preferencia por las terrazas y los espacios abiertos», comentó el representante de los hosteleros. La temporada de baño ya ha terminado, aunque la Policía Local seguirá con las patrullas en la arena hasta el lunes. Costas sí ha empezado ya el trasvase de arena en camiones desde esta playa hasta El Saler, como anticipó ayer este periódico. La previsión es llevar 34.000 metros cúbicos las próximas semanas, lo que requerirá una inversión de 550.000 euros. El destino de todo el material será la Garrofera, una de las zonas del parque de la Albufera dañadas por una fuerte erosión.
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