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P. M.
VALENCIA
Martes, 4 de febrero 2020, 01:06
El pasado domingo se cumplieron cuatro años del cierre al tráfico de parte del entorno de la Lonja, como recordó el propio edil de Movilidad en una comparecencia, aunque todavía se desconoce cuándo se iniciarán las obras de reurbanización de la plaza del Mercado y la plaza Ciudad de Brujas, que ni siquiera han salido a licitación.
Es uno de los ejemplos más notorios de la falta de coordinación entre Movilidad y Urbanismo, pero hay más casos. Cuando los primeros construyen un carril ciclista se olvidan de la sección del resto de la calle. Es la razón de que en la calle San Vicente Mártir se tuviera que llegar a la ocurrencia de pintar parte del pavimento de color verde y colocar unos maceteros y un puñado de bancos. El itinerario ciclista está incompleto por el abandono de la empresa adjudicataria.
Pasa igual en la calle Ramiro de Maeztu, junto a la avenida Doctor Manuel Candela. Entre el carril ciclista y la acera hay un espacio muerto que no sirve para nada hasta que se amplíe la zona peatonal. A una escala mucho mayor es lo que ocurre en Ciudad de Brujas o la Lonja, con la calzada y las aceras antiguas, con las mismas barreras arquitectónicas para los discapacitados, desde hace ya cuatro años.
Frente a estos intentos de Movilidad de convertirse en una «superconcejalía» al apropiarse de los proyectos urbanísticos, varios de los que son de su competencia están descuidados. Fuentes municipales se sorprendieron, por ejemplo, de la falta de iniciativas para promover aparcamientos públicos para residentes en barrios como el Cabanyal, o que no se haya resuelto el espinoso asunto del alquiler de motos y patinetes en la calle.
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