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Aún no saben si es macho o hembra. De hecho, podría llamarse Diego, por el policía que movilizó a sus compañeros para su rescate, o Yoli, por la veterinaria que lo ha cuidado, pero el joven polluelo de mirlo que descansa en el centro de recuperación de fauna de Nazaret ya es el protagonista de una de esas historias que, en tiempos de guerra y de pandemia, son un soplo de aire fresco. Junto a él, firma este cuento de una noche de primavera la concejala de Bienestar Animal, Glòria Tello, y la unidad de distrito del Marítimo de la Policía Local de Valencia.
Todo empezó en la tarde del domingo, cuando la cuenta de Twitter @JVP_press alertó a Tello de la presencia de un mirlo bebé en una alcantarilla de la calle de la Reina. Ni corta ni perezosa, la concejala se plantó allí a las 21.30 horas, con una caja para llevarse al ave, pero se encontró con un coche aparcado justo encima. «Estuve preguntando a los clientes de una terraza cercana si el coche era de alguno de ellos para ver si podían moverlo, pero no era de nadie», cuenta con cierta tristeza la concejala. Se puso en contacto también con Elisa Valía, concejala de Ciclo Integral del Agua, que le garantizó que el rescate era seguro. Pero esa noche, al menos, imposible. A la mañana siguiente, lunes, volvió y, de nuevo, había un vehículo aparcado.
Fue entonces cuando la concejala le pidió ayuda a la unidad de distrito de la Policía Local del Marítimo, que se puso en contacto con el propietario del coche y le pidió que lo moviera para poder rescatar el animal. Hay que imaginarse la cara de ese conductor cuando escuchara por teléfono, «buenos días, le llamamos de la Policía Local de Valencia, era para que retirara el coche y así podamos rescatar a un mirlo bebé».
El caso es que al filo de las 11.30 de la mañana de este lunes el animal fue rescatado y trasladado al centro de avifauna de Nazaret. Una pagadísima Tello cuenta que fue gracias al trabajo de la veterinaria, la famosa Yolanda, que el animal empezó a recuperar el apetito. «Llegó muy débil y en shock, pero se ha estabilizado y ahora ya pide comer», explica.
De hecho, el animal ya se alimenta de presas vivas, en este caso gusanos. Tello explica que la madre no estaba en los alrededores de la alcantarilla cuando fueron en varias ocasiones. Cuando el polluelo, Diego o Yoli, esté en mejores condiciones, será trasladado al Centro de Recuperación de Especies de El Saler. Los mirlos son comunes en Valencia ciudad, aunque se desconoce cómo terminó en la alcantarilla. Todo parece indicar, por el pequeño tamaño del animal, que cayó directamente del nido.
Esta historia con final feliz no es la única protagonizada por Tello y los animales en la ciudad. La concejala siempre cuenta cualquier rescate que se da en Valencia, e incluso cede, orgullosa, fotos con algunos de estos animales rescatados, como dos ovejas que estaban en malas condiciones en un corral a las afueras de la ciudad. Además, le encanta hablar de estos casos, que terminan con los animales en mejores condiciones de como estaban antes de que aparecieran en el radar de la edil.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
José A. González, Sara I. Belled y Cristina Cándido
Borja Crespo y Lidia Carvajal
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