Una quincena de bomberos del parque de Campanar recibieron este martes atención psicológica durante una reunión con el servicio de atención psicotécnica del Ayuntamiento. «Estamos bien, pero necesitamos hablar de esto. Necesitamos sacarlo», dijeron los bomberos, según ha podido saber LAS PROVINCIAS. Estas reuniones continuarán por los distintos parques municipales en próximas horas.
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Muchos vemos a los bomberos como héroes, personas que hacen lo que muchos no nos atreveríamos de hacer ni en mil vidas. Pero ellos no se ven así. Cuando se miran al espejo, ven personas normales y corrientes, entrenadas, que han estado en múltiples situaciones de riesgo, pero que el jueves, cuando se hizo evidente que aquello era demasiado grande para cualquiera, se encontraron frente a frente con material para sus pesadillas. Es por eso que el Ayuntamiento de Valencia se ha volcado en la atención psicológica de los bomberos.
El Consistorio ha informado a los especialistas de que disponen de este servicio, que se puede solicitar de forma individual. «Se ha dado la información a todos los que actuaron porque el apoyo se hará de forma individualizada», explican fuentes de la concejalía de Prevención y Extinción de Incendios. La primera reunión en este sentido se celebró este martes. En ella, los primeros intervinientes, quienes llegaron antes que nadie al incendio, se desahogaron y sacaron de dentro, como dijeron, lo que tenían.
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«Es que ha sido muy duro. Decir a la gente que vas a subir a por ellos, que pongan toallas en las puertas y que esperen y luego ver que el edificio está así...», lamentan este miércoles algunos bomberos consultados. «Por mucho que te entrenes, nunca estás preparado para algo así», insisten todos ellos. En la mente de los bomberos están también los operarios del 112 o de la centralita de Bomberos, que tenían que tranquilizar a gente que sabían, positivamente, que no iba a ser rescatada. «Tenían que decirles que se calmaran mientras de fondo oían gritos o a niños llorar. Fue durísimo», comentan.
«Somos personas normales sometidas a una situación límite y, como tal, necesitamos tratarlo», indican. Lo cierto es que, tal como ha podido saber este diario, el estado de ánimo de la plantilla municipal, sobre todo de los bomberos que entraron al edificio, es muy bajo, como no podía ser de otra manera. En la memoria de todos los bomberos consultados para este reportaje, que no quieren dar sus nombres porque insisten en que no son noticia, están los nueve fallecidos. «Sacamos a muchos, sí, pero no a todos», dice uno de ellos antes de que se le rompa la voz. El pasado sábado, tras el pleno extraordinario celebrado en el Salón de Cristal, varios bomberos se quebraron.
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YU es que es ahora, una semana después, tras descansar y pasar tiempo con sus familias, cuando muchos bomberos son conscientes del infierno al que entraron. «Te vienen imágenes días después, es una cosa a la que estamos acostumbrados que nunca había sido algo tan 'heavy'», cuenta uno de ellos. No ayuda, claro, que la cuestión esté continuamente en los medios de comunicación. «Vemos el edificio en todas partes y te cuesta desconectar cuando llegas a casa», comentan.
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Txema Rodríguez
Son reacciones completamente normales, según explica Jorge Perpiñá, que trabaja con el Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia. «Lo que deberían hacer es tratar de volver con sus rutinas y con su estilo de vida, pero también es recomendable que hagan ventilación emocional, lo que llamamos 'debriefing'», cuenta. Se trata de reuniones grupales en las que los bomberos ponen en común lo que vivieron. «Es normal que tengan 'flashbacks', recuerdos que pueden entrar a través del olfato, aunque cada profesional lo digiere de una forma distinta», asegura.
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Perpiñá, que es también profesor en el Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Valencia, comenta que todos los profesionales pueden sufrir este tipo de secuelas, aunque hayan estado sólo al teléfono. «Sufrirlas no te hace más débil, de hecho te hace más fuerte darte cuenta de que tienes que hablar de estas cosas», anima el psicólogo. «También puede hacer reacciones emocionales si estás atendiendo sólo al teléfono. Los intervinientes somos víctimas de tercer grado. Cualquier persona interviniente que haya estado en contacto con el incendio, como por teléfono, pueden tener algún tipo de reacción emocional», asegura.
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