Un río dentro de un periódico

El periódico LAS PROVINCIAS, ya desde la fundación en 1866, mantuvo una conexión íntima y personal con el río. Inicialmente a través del primer director Teodoro Llorente, que desde los ventanales del domicilio particular, junto al Temple, lo podía contemplar a pocos metros. Después su hijo, heredero en el cargo, no renunció a este privilegio y estableció la residencia en la plaza de América, frente al puente del Mar.

No finalizaban aquí los vínculos físicos con el diario decano de la Comunidad, ya que en 1931 la sede del periódico y los talleres de impresión dejaban la calle del Mar para emplazarse en la Alameda, con magníficas vistas al cauce. Esta circunstancia se prolongó durante más de cincuenta años, hasta que en 1982 hizo el último traslado hasta el polígono de Vara de Quart.

Con el paso de los siglos y debido a la explotación, el caudal pasó a ser escaso, y hubo que idear soluciones para esos momentos de furia. La ciudad concluyó que había que dotarlo de unos márgenes seguros, y emprendió la construcción de los pretiles, una de las obras de infraestructura más importantes hasta el momento. Se le concedió una amplitud que soportara la posibilidad de nuevas crecidas, aunque hizo que la mayor parte del tiempo, el torrente ocupara una mínima parte del cauce, si bien mantuvo la consideración de río, quizás por cortesía a los monumentales puentes.

Esta coyuntura no pasó desapercibida a la población y el extenso lecho no se utilizó exclusivamente, como ocurre con la mayoría de los ríos, para contener las aguas fluviales, sino que fue empleado para las más diversas actividades. Una simple consulta en la hemeroteca de los pliegos de Las Provincias con sus reportajes fotográficos, nos recuerdan ciertos usos que hoy pueden parecer anacrónicos, tal que el emplazamiento de numerosas chabolas, la ubicación para campos de cultivo y pastos de las reses o la instalación del mercado de caballerías.

La completa evolución temporal del cauce quedó reflejada en las planas de Las Provincias de manera preferente. Hubo espacio para describir algunas de las avenidas que culminarían con la riada de 1957, que condicionó la desviación del río, con amplios artículos sobre los trabajos previos y el remate de las obras. La conservación, ampliación y mejora de los primitivos pretiles y azudes ocuparon extensos reportajes, así como la campaña emprendida por sus periodistas para que fuera destinado a zona verde, en oposición a la realización del entramado vial proyectado inicialmente.

 

Después dejaría constancia de la cesión de la propiedad de los terrenos a la ciudad, la construcción de edificios en el entorno y las propuestas para el nuevo uso, que culminaron hace 35 años con la inauguración de los primeros tramos del Jardín del Turia. Y desde entonces no ha dejado de ser protagonista en multitud de ocasiones.

El nexo de unión del periódico Las Provincias y el Turia, ha sido y es, continuo e intenso, y las páginas del diario han servido de soporte de las numerosas noticias que generaba el río y su ámbito, reservando portadas y grandes titulares donde nos recordaba que Valencia fue una fundación fluv