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M. GUADALAJARA
VALENCIA.
Domingo, 15 de septiembre 2019
Cada mañana Mirella Urriña sale con tiempo de casa para ir al trabajo, con la intención de encontrar un sitio donde aparcar el coche. Trabaja cerca del estadio de Mestalla, «pero en el parking que hay justo detrás ya no aparco», dice la joven, que reconoce que tiene miedo a la reacción de los gorrillas que operan en la zona, una crítica que se suma a las denuncias por la impunidad con la que operan por diferentes zonas de Valencia.
«No suelo llevar suelto y hubo un par de días que no les di nada; se supone que es un aparcamiento público ¿no?», explica tratando de poner en contexto lo ocurrido. Al día siguiente, según relata Mirella, no le dejaron acceder a varias de las plazas que aún quedaban libres. «Se ponían en medio para que no pasara, me tienen tomada la medida y me empezaron a perseguir», dice.
Al entrar en una de las calles aledañas para probar suerte allí comprobó que le seguían, hasta que encontró un sitio y «rodearon el coche, empezaron a insultarme y me sentí acorralada». Relata indignada que cerró las ventanillas asustada. «No entendía la reacción y no sabía qué iban a hacer», por lo que decidió llamar a la policía. «Cuando llegaban los agentes, ellos se fueron», dijo.
La situación le «cabreó», y sigue sin comprender «que lleguen hasta ese punto». «Se han hecho con el control de la situación, todo el mundo acepta que tienen que darles dinero y en muchas otras ocasiones, cuando sí les he dado, les parecía poco», señala. Mirella preguntó a los agentes si podía poner una denuncia porque «no me sentí segura y no tengo porque llegar tarde a trabajar por situaciones como estas».
Sin embargo, asegura que la respuesta de la Policía Local fue que «no iba a servir de nada, ya que la mayoría se declara insolventes o ni siquiera llegan a identificarlos pues no llevan documentación». Así, la única solución que le dieron es que les esperara hasta salir del coche. «¿Pero cómo voy a perder el tiempo de esa forma?», se preguntaba asombrada.
«Al parecer tengo que enfrentarme a esto todos los días, sin respaldo de la administración, a la que escribí dos veces y aún espero su respuesta». Urriña quiso sacar a la luz lo ocurrido «para que el Ayuntamiento haga algo al respecto, tal vez poner más vigilancia, pues deberían tomar cartas en el asunto para que no se crean impunes, porque es lo que está ocurriendo con los gorrillas, al menos en esta zona», insistió.
Lo cierto es que este caso se suma a las quejas y la reiterada demanda de los usuarios de poner freno a la situación. Pero por el momento la ordenanza de convivencia permanece paralizada. Aunque lleva más de un año presentada, no avanza porque los servicios jurídicos del Consistorio plantearon dudas sobre determinadas sanciones. Por ello, por el momento las quejas son reiteradas pero los aparcacoches continúan actuando en diversas zonas de la ciudad, entre ellas, la de Mestalla y Blasco Ibáñez, mientras que en verano, es en la playa, junto al paseo marítimo de la Malvarrosa, donde más presencia de gorrillas se registra.
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