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Desvestir un santo para vestir a otro. Esta es la situación que denuncian distintas asociaciones de vecinos de Valencia, ya que están comprobando cómo las medidas de movilidad del Ayuntamiento para reducir el tráfico en algunos puntos están trasladando los problemas a otras barriadas.
La presidenta de la Federación de Vecinos de Valencia, María José Broseta, indica que «lo que está ocurriendo es que se pacifica una zona, pero despacificas otra». Advierte de que las medidas aplicadas en la calle Colón tienen como consecuencia «que los conductores buscan como alternativa la Gran Vía-Marqués del Turia y Reino de Valencia».
Otro puntos conflictivo es la Glorieta. «Al haber estrechado carriles se producen embudos y la gente busca cruzar el río y se va por la Alameda», añade Broseta. La dirigente vecinal explica que «ya advertimos que si ponías dificultades por unos puntos, se generaría el ruido del tráfico en otros». Además, argumenta que «mucho transporte público acaba o disminuye a las 22 horas y la gente que sale más tarde del trabajo no tiene más remedio que moverse en coche». Por eso insta a que la entidad metropolitana «estudie bien el tema y empiece a dar servicio».
Desde la asociación Rufaza-Gran Vía, el presidente Giovanni Donini, explica que «hemos detectado un aumento del ruido por el tráfico en la Gran Vía-Germanías, donde ya hay mucho jaleo, y en Reino de Valencia, que era tranquila, también».
El presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV), Manuel Espinar, opina que el estudio del ruido «constata que el mayor generador de ruido en Valencia es el tráfico rodado, no las terrazas». Asegura que los locales «de puertas hacia dentro están insonorizados». En cuanto a la petición vecinal de más control del ruido en las terrazas, Espinar indica que «la ciudad tiene una temperatura media de 18 grados y los valencianos estamos mucho en la calle. Hay que buscar el equilibrio para que la gente disfrute de las terrazas sin molestar». De hecho, explica que ellos han pedido al Consistorio que se cree la figura de los mediadores sociales y crear un órgano «con el proyecto del alcalde de noche o síndic del ocio para detectar los problemas y proponer soluciones».
La presidenta de Gent de Ruzafa, Rosa Laparra, coincide en que «han quitado el follón del tráfico y el ruido en el centro y se traslada el problema por aquí. Una medida que corrige bastante es el asfalto fonoabsorbente y se debería de ir aplicando en todas las calles, sobre todo vías estrechas como Cuba o Cádiz».
En el mapa del ruido presentado por la concejal de Calidad Ambiental, Pilar Soriano, se constata que los distritos donde los vecinos están más expuestos al ruido por el tráfico son El Ensanche, Extramuros y Pla del Reial y, aunque los datos hacen referencia a 2017 y no reflejan los cambios de movilidad, el aumento del ruido por estas medidas está incidiendo en los barrios más poblados y que ya estaban saturados.
En el distrito de Olivereta, donde hay una afección media-alta, en Nou Moles, la presidenta vecinal, Casilda Osa, explica que «estamos rodeados por mucho tráfico en Linares, Archiduque Carlos y la avenida del Cid. De hecho, en este último caso, tenemos ahora más ruido que antes porque paran y arrancan los coches». Detalla que «mucha gente para evitar la avenida del Cid entra por la calle Burgos y esta vía está soportando mucho tráfico».
En Extramuros, en Pérez Galdós, los vecinos llevan desde septiembre de 2015 pidiendo medidas contra el ruido y la contaminación. «En las mediciones que hemos ido haciendo se registraron mínimos de 67,5 decibelios y hemos llegado a 92,3 decibelios y, por la noche, 85,5 decibelios», indica María José Del Amor, del colectivo de afectados. En este caso, explica que «tenemos la esperanza que el proyecto que va a redactar el Ayuntamiento aminore los problemas. Ahora han convocado un concurso de ideas, pero eliminarán un carril por sentido, pondrán aceras de 4,40 metros y lo que queremos es que se haga pronto».
La asociación Botànic reconoce que el cruce de la Petxina con Fernando el Católico soporta mucho ruido, «sobre todo en zonas como Borrull, donde la calle es estrecha y se nota más». Y en Azcárraga «la calle tiene baches y los autobuses generan ruido y temblores», indica Manuel Carles.
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