PACO MORENO
VALENCIA.
Miércoles, 17 de octubre 2018, 08:28
El último debate sobre el Estado de la Ciudad antes de las próximas elecciones municipales que se celebra hoy tiene un obvio aroma de balance de lo realizado por el gobierno municipal desde que accedió a la alcaldía en junio de 2015. De ahí el interés en comprobar si los compromisos anunciados por el alcalde Joan Ribó en los dos debates realizados este mandato se han cumplido. De los documentos proporcionados por el Ayuntamiento se desprende que en diez casos no se han convertido en realidad.
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El gobierno tripartito muestra números favorables en la reducción de la deuda municipal y el recorte de los plazos del pago a proveedores. También en el desbloqueo de las obras del aparcamiento de la plaza Ciudad de Brujas, pese al retraso, así como en la implantación de la recogida selectiva orgánica. Por el contrario, abundan las promesas que siguen en el aire, pese a que forman parte de las actas plenarias.
Será sin duda el jardín de referencia de Valencia, pero las demoras se acumulan una tras otra en la gran mancha verde que recae a los barrios de Ruzafa y Malilla. El 20 de septiembre de 2016, el primer edil anunciaba desde su escaño que se abriría al público en el otoño del año siguiente, pero el caso es que las empresas adjudicatarias de las obras siguen en plena faena. La última previsión es que suceda en unas semanas.
Ribó introdujo en su discurso de 2016 la recuperación de las grandes plazas de Valencia y citó la reforma de la plaza de la Reina. «Será objeto de una remodelación que incluye el garaje público, y se hará con la participación ciudadana», sentenció. Dos años después no se sabe nada del inicio de las obras, pese a que el proyecto de los arquitectos José María Tomás y Antonio Escario fue presentado a finales de marzo. La última información conocida es que la Conselleria de Cultura no ha autorizado aún la intervención, pese a que se ha realizado un proceso interminable para consensuar todos los detalles con vecinos y asociaciones. De momento, novedades.
También fue en 2016 cuando salió a colación el proyecto Va Cabanyal!, en el que se basó el plan de ayudas presentado por el Ayuntamiento a la Unión Europea, conocido como Edusi. Se trata de una de las iniciativas donde más notorio se ha hecho la descoordinación del gobierno municipal, que sólo ha sido capaz de adjudicar una obra, la mejora en la climatización del mercado del Cabanyal. El resto de las iniciativas siguen en fase de proyecto o ni siquiera eso, faltas de solares y la tramitación necesaria.
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Un acuerdo con la Generalitat para poner en marcha la Ley de Capitalidad, la cobertura legislativa necesaria para que Valencia reciba en los presupuestos del Consell el trato de capital de la Comunitat. El anuncio fue realizado en septiembre del pasado año en el segundo debate y de momento no se ha notado ningún efecto debido a la comisión mixta y todas las buenas intenciones de una iniciativa que se intentó hace lustros y sigue sin cuajar.
«Constitución en Valencia de un centro internacional de observación, estudio e investigación sobre soberanía alimentaria». Así reza el primero de los anuncios realizados por el alcalde en el debate del pasado año. La gran apuesta del mandato en cuanto a la mejora de la imagen exterior de Valencia no ha encontrado todavía ubicación y de momento se han trazado estrategias, planes e iniciativas. Nada más.
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Ni uno ni dos, sino tres centros de atención de servicios sociales fueron anunciados el pasado año por el primer edil. Zaidía, Cabanyal y Parque Central fueron los lugares designados, aunque se ha avanzado poco, prácticamente nada. Donde urge más en el Marítimo, debido a que la degradación social y urbanística en varias calles se ha convertido en insoportable para los vecinos. Cualquier ayuda será bien recibido, aunque de momento no llega para los sufridos residentes.
«El Ayuntamiento pondrá en marcha un Plan de vivienda propia con un registro de demandantes y ofertas de vivienda, construcción de vivienda pública y recuperación de vivienda vacía». Otro de los pilares del mandato que sigue a medio gas, prácticamente sin ninguna promoción encargada y que se salva sólo por el aumento de ayudas para el alquiler, a la espera de que sea una realidad el anunciado parque de viviendas.
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Ribó anunció hace trece meses un proceso participativo con arquitectos y urbanistas para «encontrar la mejor solución para que la plaza del Ayuntamiento pase de ser una gran rotonda a un espacio ciudadano». Nada se sabe de ese grupo de expertos, ni de los primeros bocetos para peatonalizar uno de los espacios más singulares de la ciudad.
La búsqueda de un acuerdo con ayuntamientos de l'Horta no se ha concretado en un lugar para el nuevo refugio de perros y gatos abandonados. Las denuncias de la oposición han sido constantes este mandato, tanto por el mal estado de las instalaciones de Benimàmet como por la intención de construir un recinto junto a Tavernes Blanques, que ha rechazado por unanimidad el consistorio vecino. La estrategia de un gobierno tripartito animalista se ha quedado sólo en su oposición a los bous al carrer.
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Hace dos años, el primer edil destacaba el trabajo de la Policía Local en las llamadas Mesas para la Convivencia, destinadas a afrontar los problemas derivados del ocio nocturno, es decir, el botellón y los escándalos en numerosas calles a altas horas de la madrugada. A menos de un año de que se acabe el mandato, este tipo de ocio se ha multiplicado en todos los barrios de Valencia.
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