![Un momento del homenaje de ayer en L'Umbracle.](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202010/08/media/cortadas/recuerdo-RbphwuKtazdC9h9PVElx8iK-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Juan Sanchis
Valencia
Jueves, 8 de octubre 2020
La jornada previa a su día grande, el Nou d'Octubre, los valencianos rindieron un sentido homenaje a los más de 1.600 fallecidos durante la pandemia. El marco fue L'Umbracle en la Ciudad de las Artes y las Ciencias que desde ayer acoge una escultura para el recuerdo de los que se han dejado la vida durante la epidemia.
Fue un día para las víctimas que, junto a los sanitarios, son los grandes protagonistas de la pandemia. Las suyas fueron las únicas voces que se pudieron oír ayer en L'Umbracle acompañadas por las notas de 'In memoriam', la pieza musical que el músico de Algemesí Bernardo Adam Ferrero compuso para la ocasión.
El periodista Luis Motes, cuyo hermano falleció como consecuencia del Covid-19 el pasado mes de mayo, tomó la palabra en nombre de los familiares de los fallecidos tras el minuto de silencio con el que se inició el acto. En un discurso entrecortado por momentos de emoción, Motes reivindicó el derecho de las víctimas a reconocer, reprochar y recordar.
Reconocer en primer lugar el trabajo realizado por los sanitarios. Junto a ello reclamó el derecho también a reprochar a «los responsables de los errores, porque parece que de este desastre colectivo nadie se hace cargo», contra el desconocimiento, la «miseria moral», el egoísmo y la irresponsabilidad. Y exigió un esfuerzo real por buscar soluciones, sin olvidar a las víctimas porque «manipularlas y esconderlas es una senda que se ha recorrido antes y ya conocemos». Aprovechó también para demandar «líderes» a la altura de las circunstancias.
Por último expresó el privilegio de las víctimas a recordar y hacer un «homenaje diario» a los familiares fallecidos.
La jefa de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Alicante, Esperanza Merino, intervino como representante de los sanitarios. Su mensaje fue claro: dejarse guiar por la ciencia.
Y es una petición que atañe tanto a las autoridades como a cualquier ciudadano en su vida diaria. A los primeros, en cuanto responsables de la gestión de la pandemia. A los segundos les recordó la necesidad de comportarse adecuadamente y vivir las medidas de seguridad para evitar los contagios.
Reconoció que la enfermedad les pilló en un primer momento desprevenidos porque «avanzó más rápido que la investigación». Pero resaltó que durante estos meses han aprendido mucho. «Solo el conocimiento eliminará el miedo y las creencias falsas. Nuestro mayor homenaje como sanitarios es el compromiso con todos los pacientes, los de hoy, ayer y mañana», argumentó esperanza Merino.
En este se sentido, la doctora, recordando la epidemia de la gripe española que azotó el planeta en 1918, señaló que no «podemos permitirnos una segunda ola en otoño peor que la primera».
La médico del General de Alicante reconoció que hubo «muchísimas limitaciones, seguro que muchos errores« en los meses pasados. Pero reiteró que desde el colectivo de sanitarios intentaron »reforzar el lema de la medicina del XIX: cuidar a veces, aliviar a menudo y acompañar siempre«.
El acto estuvo presidido por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que estuvo acompañado por la ministra de Política Territorial, Carolina Darias. Asistió el Consell en pleno y contó con la participación de las principales autoridades de la Comunitat: presidentes de las tres diputaciones y alcaldes de las principales ciudades, además de familiares y asociaciones de víctimas.
La escultura 'El record de la terra' de la alcoyana Rosana Antolí se inauguró ayer en L'Umbracle en memoria de los fallecidos. La base de la obra contiene tierra de las 33 comarcas valencianas recogida por los bomberos d de la Generalitat.
La Real Camerata Española, dirigida por Ferrero, interpretó por primera vez 'In memoriam' después de los parlamentos. La pieza arranca con tres notas a modo de terremoto inesperado como la pandemia.
El colofón del acto fue la ofrenda floral de 92 ramos de hortensias blancas que se depositaron al pie de la gran escultura, sobre la base formada con tierra recogida de lugares tan emblemáticos de la Comunitat como el Cabezo Redondo de Villena, el Palmeral de Orihuela, la Albufera, el Lago Verde de Alcora o El Torrater de Ontinyent, entre otros.
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