Dudas y certezas tras la comisión de la EMT

A falta de una sesión el día 8 de diciembre, la comisión de investigación sobre el fraude que ha sufrido la EMT ya ha terminado. La más rápida de la historia, como dice el presidente de la empresa, Giuseppe Grezzi, siempre que puede, pero también una de las más cortas: apenas cinco sesiones desde el 8 de octubre. Con toda la información (la que han ido contando los miembros de la comisión) encima de la mesa, algunas conclusiones parecen ya evidentes. Hubo falta de protocolos, hubo descontrol en las libranzas y las vacaciones y hubo poca diligencia por parte de la trabajadora despedida y del banco. Pero también quedan muchas preguntas por resolver, cuestiones que quedarán pendientes del proceso judicial que se sigue en el juzgado de instrucción número 18 de Valencia y que deberán dirimir responsabilidades penales o civiles entre Celia Zafra, Caixabank y la propia EMT.

Las continuas declaraciones de los comparecientes evidencian la falta de protocolos internos, algo confirmado en sede judicial por el mismo gerente, aunque ofrecieron a los consejeros un protocolo elaborado tras el fraude.

Con tres trabajadores implicados en el control de cuentas e baja, toda la responsabilidad recaía en Celia Zafra. El gerente, María Rayón y el encargado de conciliación no estaban en la empresa cuando empezó el robo.

Se desconoce quién ordenó despedir a Zafra y, sobre todo, quién redactó la carta. No fueron ni Virginia álvarez, jefa del departamento, ni la encargada de derecho laboral, por lo que esta pregunta sigue sin respuesta.

Ninguna de las declaraciones evidencia mala fe de Zafra, pero sí errores de bulto. De hecho hasta los informes de los abogados descargan de responsabilidad a la trabajadora e insisten en que fue engañada.

La directiva ni prepara ni paga facturas, aunque es jefa de Finanzas. La declaración de Esmeralda Aparisi en la comisión no ha aclarado qué funciones tiene dentro de la empresa municipal de transportes.

Tanto el experto en blanqueo de capitales como los comparecientes evidenciaron que el banco pecó de laxitud en la gestión de las trasferencias y, sobre todo, en su autorización. La EMT lo considera resonsable.

Telefónica evidenció que no ha habido ataque informático a la empresa, aunque consideran llamativo que los estafadores se pusieran en contacto con la EMT cuando más responsable estaban de vacaciones o de baja.

A falta de la investigación de la Inspección de Trabajo, todo parece indicar que María Rayón trabajaba desde casa pese a estar de baja. Pero ha incurrido en contradicciones sobre las funciones que desempeñaba.

Fuentes consultadas consideran muy poco probable que Josep Enric Garcia Alemany y María Rayón sigan en la empresa tras las conclusiones que emita la comisión a finales del próximo mes de enero.

Si María Rayón y Josep Enric Garcia entraron a la banca electrónica el día 17 de septiembre, se desconoce por qué no avisaron antes si ya entonces se podía comprobar, mirando el saldo, que faltaba dinero.

La comisión ha dejado claro que el despido de Zafra fue apresurado y que había otras opciones. Tanto los sindicatos de la EMT como el PSPV han hecho hincapié en que se le podía haber suspendido de empleo y sueldo.

No se sabe si fue un lapsus linguae o si de verdad hubo un pirateo de las cuentas, pero el día en que se descubrió el fraude Grezzi dijo que su cuenta de correo electrónico había sido hackeada durante el fraude.

El experto en blaqueo de capitales dijo que recuperar el dinero será muy complicado y muy costoso económicamente hablando. Sólo en abogados la EMT ya lleva gastados más de 60.000 euros.

Ella pagaba y conciliaba, aunque según los protoclos ofrecidos por la empresa a la oposición ninguna persona implicada en los pagos podía acumular dos de las tres funciones (preparación, pago y coniciliación).

Las continuas peticiones de información por parte de la oposición y el retraso de la empresa en ofrecerla evidencian problemas de transparencia, pese a los intentos del PSPV de que la información fluya con mayor facilidad.