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M. GUADALAJARA
Martes, 23 de octubre 2018, 14:28
Luca Marotta es propietario en un bloque de edificios del barrio del Grao desde hace dos años. Pero nunca pensó que vivir a 500 metros mar pudiera convertirse en una experiencia «desagradable». Así es como califica el lugar en el que viven alrededor de 200 familias. «Los edificios de al lado están abandonados, ni el banco ni la inmobiliaria se hacen cargo y se han convertido en el vertedero del barrio», explica.
En 2012, en plena crisis financiera, muchos pisos fueron embargados y años más tarde han quedado vacíos. Ahora se han convertido en un foco de plagas y suciedad para zona. «Tiran basura, el olor es insoportable, por no hablar de la cantidad de ratas que pasean a sus anchas», asegura Marotta. Los vecinos llevan 6 años soportando esta situación de desamparo a la espera de que la administración le escuche. «Nos hemos puesto en contacto con el Ayuntamiento, hemos tenido que llamar incluso a la policía para que vieran ellos mismos la situación, pero seguimos como siempre».
Gatos muertos, basura, ratas o palomas que impiden conciliar el sueño por las noches, esta es la «pesadilla» que describen los vecinos, pero Marotta no solo está preocupado por eso: «es peligroso, creo que el edificio no es seguro, están cayendo trozos de edificio desde los balcones, son ladrillos que pueden causar daños más graves», comenta. Crítica la pasividad de la administración municipal, porque dice «quieren fomentar esta ciudad, se llenan la boca diciendo que la van a mejorar, pero nosotros seguimos estando igual», dice el propietario, que al fin y al cabo, explica, «no estamos pidiendo nada fuera de lo común, solo que se acabe con esto».
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