Pablo Alcaraz
Valencia
Sábado, 21 de octubre 2023, 00:53
Una merienda de churros con chocolate es ahora más cara. Los precios de los tres ingredientes principales de esta receta como la harina, el aceite y el azúcar se han encarecido un 30% de media con respecto al año pasado, según las cifras del ... Instituto Nacional de Estadística (INE) relativas al mes de septiembre. Sin embargo, los negocios valencianos han podido contener la subida de los precios de venta al público gracias la fidelidad demostrada por su clientela a las puertas de la temporada alta. El coste del chocolate, el complemento perfecto para acompañar a los churros, es el que ha motivado el incremento de este tipo de productos en algunos locales de la Comunitat.
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Desde el Gremi Artesà de Bunyolers i Xurrers de la Comunitat Valenciana muestran sus deseos de que empiece por fin la campaña de 'vacas gordas' con la llegada del frío en noviembre y termine con el calor de las Fallas en marzo. Las altas temperaturas no son buenas aliadas para este tipo de comercios que han visto caer sus ventas entre un 30 y un 40% durante este verano tan caluroso. Aun así, el precio de mercado de la docena de churros en Valencia se mantiene fijo en los seis euros mientras que la taza de chocolate ha subido en una horquilla de entre 20 céntimos y un euro.
Narciso Laza es el presidente del Gremi y el dueño de la Churrería Laza, un negocio familiar ambulante que opera en algunas poblaciones de la provincia de Valencia desde hace más de cincuenta años. «Muchos llevamos dos años sin subir los precios porque el volumen de ventas todavía nos lo permite», explica el dirigente que define como una «locura» el encarecimiento de las materias primas tras la invasión rusa de Ucrania. Todos los comercios consultados coinciden en que la guerra ha sido el gran detonante del alza de los precios. El sector espera que el recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y Palestina no genere una nueva espiral inflacionista.
El aceite de girasol llegó a duplicar su precio. Por aquel entonces, se encontraba alrededor del 1,50 euros el litro hasta superar los tres euros durante el desarrollo del conflicto bélico del este de Europa. Hoy en día, el coste del 'oro verde' se ha estabilizado mientras que el importe de la harina especial para la fritura se ha disparado un 20% este verano, según informan desde el Gremi. Mariano Galán es el jefe de la Churrería El Contraste, uno de los locales decanos en la ciudad con más de cien años de experiencia en el servicio de productos artesanales. Mariano se muestra partidario de «mantener los precios y no bajar la calidad nunca». El comerciante dice que en este negocio no se puede vender a pérdidas y solo se pueden subir los precios cuando la demanda es alta.
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Pilar es la responsable de La Churrería del Barrio, cuyo local está situado en la calle Burgos. Lleva una década allí y se ha criado en una familia de vendedores ambulantes de este tipo de productos. Pilar cree que en la situación actual los negocios «nos estamos apretando el cinturón, como todo el mundo». La dueña de este establecimiento revela que el sector ha decidido protegerse de la subida de los costes de aprovisionamiento haciendo compras más grandes porque resultan ser más rentables. Pilar define el incremento del precio del chocolate como «una barbaridad» puesto que antes el kilo estaba a 3,35 euros y ahora a 3,85. Por otra parte, hace un año, dos kilos de azúcar podían valer 1,50 euros mientras que ahora una unidad puede rondar los 1,20 euros.
Bea es la responsable del establecimiento de Ruzafa que lleva su propio nombre: Bea y la Fábrica de Churros. Sus clientes habituales nunca se le han quejado porque entienden que la coyuntura económica es la que es. «Dudo que alguien decida vender a pérdidas, pero con la subida de costes los vendedores ganamos menos», comenta la dueña que asegura que tiene la suerte de tener el local en propiedad y no tener que pagar el alquiler «que también se ha encarecido mucho». Bea solo abrirá la puerta a subir los precios de venta al público «si los costes se disparan».
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El Gremi Artesà de Bunyolers i Xurrers denuncia que tiene otras reivindicaciones a parte de asumir los costes de los ingredientes que, según les cuentan sus proveedores, dependen de la oferta y la demanda. Estos negocios artesanales valencianos también tiene que hacer frente al encarecimiento de los gastos de embalaje, combustible o alquiler. Además, la asociación argumenta que no se les deja trabajar en la vía pública fuera del mes de marzo y reclama que se detengan los procesos de reducción de terrazas de los establecimientos afincados en la ciudad.
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