Nuria Martínez y Carlos Sánchez, artesanos de Instrumentos Martínez, en la calle Fos. Irene Marsilla

Comerciantes de Valencia: «Nos expulsan del centro tras 64 años de oficio»

Instrumentos Martínez se marchará del Carmen por la restricción del tráfico, mientras otros comerciantes de Ciutat Vella afirman que pierden proveedores y clientes por las cámaras municipales

Lola Soriano

Valencia

Viernes, 19 de noviembre 2021, 00:45

Con lágrimas en los ojos y con sensación de impotencia, así se siente el matrimonio formado por Nuria Martínez y Carlos Sánchez, ya que tienen que irse del barrio del Carmen por culpa del acecho del gobierno municipal de Valencia a los coches.

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Ambos están ... al frente de un taller artesano, Instrumentos Martínez, con negocio en la calle Fos (junto a la calle Alta) y se dedican a restaurar instrumentos de viento para profesionales y alumnos de conservatorios. Para ellos el anuncio del concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, de la puesta en marcha de las cámaras y el cierre al tráfico de la zona el 1 de diciembre, les supone un cambio radical, ya que van a tener que cerrar el taller e irse fuera de Ciutat Vella.

«Mi padre retiró los escombros de la riada de 1957 y montó el negocio en la calle Fos, primero en un bajo comercial y más tarde en el que estamos ahora. Somos la segunda generación y nos tenemos que ir, no porque queramos, sino porque nos expulsan del centro tras 64 años de oficio, primero de mi padre y ahora nuestro», explica Nuria Martínez.

Esta valenciana se formó en el centro de Artes y Oficios del barrio, «estudié también aquí música y me da rabia que nos tengamos que ir porque estamos emocionalmente unidos». Tanto Nuria como Carlos reconocen que «si me quedo aquí, con el cierre al tráfico, las cámaras y las multas que pondrán, no nos duraría el negocio ni un año».

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Lamentan que «nos tengamos que gastar nuestros ahorros en otro local. Nos iremos cuando acabe la reforma a Pío XII, en Campanar, y sólo el proyecto de la ventilación forzada nos cuesta 7.000 euros». Estos artesanos aseguran que, aunque el operativo de las cámaras y las multas no empiezan hasta el 1 de diciembre, «resulta que la Policía paran a los conductores para informarles y les derivan a otras calles, no les dejan entrar».

Explican que «tenemos clientes de bandas de música, de conservatorios de muchas poblaciones y no pueden llegar. El párking más cercano lo tienen a 20 minutos andando, al igual que el metro o tranvía. Nos están espantando a los clientes».

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Critican que «la autorización para llegar al garaje no llega y faltan diez días. Y dan autorización para que pasen diez vehículos de clientes al mes, cuando serán cinco, porque tendría que venir un día a dejar el instrumento y otro para recogerlo». Dicen que se irán «donde una cámara no nos ahogue y quiebre el negocio».

Otros casos

No son los únicos comerciantes que tienen que irse. Chelo Santacreu, que estaba al frente de la tienda 'Box-Tana' –especializada en bolsos y complementos de piel en la calle San Vicente– cerró antes de verano y se ha trasladado a Benidorm, con una tienda dentro del hotel Bali.

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«Parte de la culpa de que tomara la decisión de irme del centro de Valencia la tienen los responsables del Ayuntamiento. Eliminaron el paso de muchos autobuses de la EMT por el centro y la gente ya no viene. Está todo en obras, cada vez hay menos aparcamientos. Al final los negocios se resienten».

Eladio Lamas, de Curtidos Ripalda, dice que «si ya hicieron los cambios de circulación, las cámaras son innecesarias».

Pablo Piró (arriba), Joaquín y Roberto Monedero y Chelo Santacreu. Irene Marsilla

En la calle Ripalda, Joaquín y Roberto, de Monedero Artesanos, se dedican a la restauración de orfebrería y objetos religiosos. Joaquín confiesa que «nos vamos a quedar donde estamos porque me restan tres años para jubilarme, si no fuera por eso, veríamos si nos tendríamos que ir del barrio». Explican que la decisión de impedir el paso de coches «lo complica todo, porque nos traen sagrarios o candelabros pesados».

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Su hermano Roberto añade que «solicitamos los permisos de los coches en mayo y todavía no nos han contestado. No hay tanto tráfico como para que pongan las cámaras» y Joaquín presagia que «al final será un barrio sólo para que vengan turistas en manada con bici».

Pablo Piró, de Piró Orfebres, es la tercera generación de artesanos, en la calle Na Jordana, y apunta que «llevamos aquí desde los años 40 y no nos planteamos irnos, pero tenemos muchos clientes de pueblos que vienen a restaurar piezas y veremos si nos toca quedar fuera del barrio para que nos encarguen proyectos».

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Opina que lo que ha hecho el Ayuntamiento de Valencia «es entorpecer el trabajo de los comerciantes». Incluso afirma que «ya hay un proveedor que nos ha dicho que no va a entrar porque no quiere que le multen y que tendré que salir al IVAM a buscarlo».

Manuel Pastor, propietario del negocio de Frutos Secos del Carmen, en la calle Alta, indica que «mis padres abrieron el negocio en 1975 y he visto todas las situaciones del barrio. El plan de restricción del tráfico que han hecho es una chapuza. Por el tramo de la calle Alta entre Santo Tomás y Corona no se puede pasar y toca rodear el mercado de Mossén Sorell. Si ya han cambiado el tráfico, ¿para que ponen ahora cámaras, para recaudar?».

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Afirma que el pasado año ya le bajaron las ventas un 25% «y con lo de las cámaras será peor todavía porque la gente no viene». Opina que «el Ayuntamiento tiene olvidado al centro histórico y cuando hacen algo, es para perjudicar. Volveremos a ver la inseguridad y la droga». Y añade que «me han enviado el permiso del coche con la matrícula incorrecta y no lo solucionan».

Raquel P., propietaria de un local de hostelería, dice que «la documentación de Área de Prioridad Residencial (APR) no se entiende, la aplicación móvil no va y tengo camareros que se fueron y han llegado otros nuevos y no nos deja tramitar el cambio de matrículas, veremos si el día 1 los dejan entrar o los multan».

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Otro empresario de apartamentos turísticos afirma que «no nos llegan los permisos y si vienen clientes y tienen que aparcar en nuestras plazas, resulta que como no atienden para dar de alta sus coches, veremos».

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