La Interagrupación de Fallas añadió ayer más leña al fuego de la rebelión de Ciutat Vella contra las cámaras de Movilidad. La entidad, que agrupa a la inmensa mayoría de las comisiones de la ciudad, pidió modificar el proyecto y se adhirió a las protestas de las agrupaciones de Ciutat Vella «ante el grave perjuicio que les va a causar» este sistema, «que impide a los no residentes entrar con sus vehículos con normalidad para poder acceder a sus casales».
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«La recordamos al Ayuntamiento de Valencia que las actividades administrativas, culturales y lúdicas propias de las comisiones falleras, de las que participan las 7.330 personas censadas en ellas, se extienden a todo el año y no se ciñen únicamente a la semana fallera», indicó la Interagrupación, que ahondó en la idea que llevaron las comisiones de Ciutat Vella al pleno el jueves cuando aseguraron que acudía un 65% menos de gente a las juntas falleras en el centro desde que se prohibió aparcar en el carril bus. «Es por ello que nos gustaría que recapacitaran y llegaran a un entente con las comisiones afectadas para preservar esa actividad y evitar su desaparición», explicó la Interagrupación en un comunicado.
Parece complicado que Movilidad dé marcha atrás en su idea, toda vez que ya el jueves el concejal delegado, Giuseppe Grezzi, insistió en que las cámaras iban a entrar en funcionamiento el 1 de diciembre porque llevaban «seis meses de trámites». Vecinos, comerciantes, falleros y artistas del barrio le reclamaron, casi rogaron, que recapacitara.
Los presidentes de las fallas del centro explicaron ayer los problemas a los que se enfrentan. Tono Fagoaga, presidente de la Agrupación Seu-Xerea-El Mercat, apuntó que el 85% del censo de las comisiones de Ciutat Vella no vive en el barrio. «Quizá no llega al 65% de descenso que vivimos en las juntas de falla, pero a los actos lúdicos también vendrá menos gente», indicó Fagoaga, que puso como ejemplo una representación teatral del jueves, en la que de los 27 actores en escena, 23 no vivían en el barrio.
Al habla Esteban Polo, de la agrupación del Carmen. «Le hemos propuesto varias ideas a Grezzi pero no las ha aceptado. Y va a ser mucho más complicado que alguien venga a una reunión un martes a las 22 horas», señaló Polo, que pidió que se les dieran «tantos permisos como a los hoteles, que tienen uno por plaza de aparcamiento». David Soto, presidente de la comisión de la calle Baja, hizo hincapié en que muchos falleros son personas mayores «que no pueden aparcar al otro lado del río». «Nos podría dar soluciones. El parking te puede costar 10 ó 15 euros al día», lamentó. Miguel Guillot, vicepresidente de la falla Plaza Lope de Vega, insistió en que las cámaras no se pongan en marcha hasta que no terminen las obras. «Con ese tiempo, se debería buscar un acuerdo», dijo. La mano está tendida: falta ver si Grezzi la cogerá.
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