«Falta personal y civismo para mejorar la limpieza en Valencia»

«Claro que es un problema, ¿no ves cómo están las basuras?, ¿no ves cómo están las aceras llenas de heces?», dice un vecino apresurado por llegar a la parada del autobús en la avenida Constitución con Peset Aleixandre. La papelera de al lado está repleta y los envases de refrescos se desbordan. En las aceras, los plásticos y papeles se mezclan con la hojarasca de los árboles.

«La porquería está por todas partes, a la gente le falta educación», señala una joven que rocía el orín de su perro con agua y lejía que carga en una botella. «Es algo tan fácil que si lo hiciéramos cada uno las calles estarían mejor. Falta personal y también falta civismo», añade.

La preocupación por la limpieza la comparten el 41% de los vecinos del distrito de Rascanya, tal y como reflejan los datos del último Infobarómetro presentado por el Ayuntamiento de Valencia. Un 20,2% de los residentes en la ciudad creen que el principal problema es la limpieza. Entre ellos, los vecinos de Rascanya y Camins al Grau, donde los porcentajes de los que consideran este problema como el más acusado son más elevados. Y lo cierto es que después de hacerse públicos estos datos, los vecinos no lo desmienten.

«Supone un problema sobre todo en las zonas más pobladas, y por eso creo que hace falta más personal», explica la presidenta de la asociación de vecinos de Orriols, Maika Barceiro, que junto a Torrefiel y Sant Llorenç forman parte del distrito.

En la calle Juan Bosco los contenedores están desbordados. Una anciana con un andador trata de esquivar los cartones que ya invaden la acera. Para Barceiro el fallo está en «repartir los efectivos en metros cuadrados, cuando aquí puede haber más personas viviendo que en otro barrio; son calles muy transitadas y barrios con muchos residentes, es normal que haya más falta de limpieza pero porque hacen falta manos», reitera. Según los datos del barómetro, el 24% de los residentes exigen un aumento de la limpieza para solucionar los problemas derivados de la suciedad.

En Camins al Grau los vecinos tampoco lo niegan. «La limpieza no es nuestro fuerte, deberían de multar por tirar un papel o no recoger las cacas de los perros como en otras ciudades en Europa», comenta un residente de Ayora. Y desde la asociación de este barrio apuntan que no es sólo una cuestión de concienciación. «Hacen falta servicios y que pasen los camiones más a menudo», dice Manuel Tarazona.

En la zona más próxima al cauce del río están más por el civismo. «Los sucios somos nosotros, veo cómo trabajan los servicios de limpieza y el problema somos nosotros», comenta una vecina cargada con bolsas. Su lucha personal, dice, «es contra las palomas, pues dejan todo asqueroso aunque baldeen bien las calles».

De la misma opinión son en la entidad vecinal de Albors. Su presidente, Gustavo Vivas, lleva años colgando carteles, enviando circulares a los asociados y presentando documentación al Ayuntamiento. «Creo que esto es un 'fifty-fifty', pero sobre todo se trata de informar e insistir. No podemos responsabilizar sólo a quien limpia, sino también a los que ensucian», señala.

El Ayuntamiento aumentará los servicios de limpieza como cada año con motivo del dispositivo especial de Navidad que se puso en marcha esta semana y que se prolongará hasta 13 de enero, destinando más de 200.000 euros para este plan. «Hacemos un llamamiento para que la ciudad haga un esfuerzo y colabore en reducir los residuos aunque es evidente que en esta época se generan muchos por los regalos y envoltorios en casa. Tenemos todo preparado para evitar imágenes de desbordamiento de contenedores y para que la ciudad esté lo más limpia posible», tal y como explicó el concejal del área de limpieza, Sergi Campillo.