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Parque de Malilla. Irene Marsilla

El fiasco de los huertos urbanos en Valencia

El mandato acaba sin que haya salido adelante ningún proyecto de campos de autoconsumo en cultivo y apenas con un puñado de obras menores adjudicadas en barrios, a pesar de la defensa del gobierno tripartito de la agricultura

Paco Moreno

Valencia

Sábado, 2 de marzo 2019, 19:13

La agricultura y todo lo relacionado con ella ha formado parte estos cuatro años del ideario político del gobierno municipal con el alcalde Joan Ribó a la cabeza, aunque los datos revelan que se ha avanzado poco en el mandato. Los llamados huertos urbanos, pequeños campos de autoconsumo, todavía no han terminado de arrancar en el parque de Malilla y la Rambleta, los dos lugares más significativos, mientras que la superficie cultivada en la periferia del casco urbano desciende cada año un poco más.

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De esto último, mientras que en 2015 había 3.329 hectáreas cultivadas, según el informe del Consell Agrari Municipal, la «mancha verde» bajó en 2017 hasta las 3.277 hectáreas. Todavía no se han publicado los datos del pasado ejercicio aunque es difícil que se rompa la tendencia a la baja. De esta última cifra, el predominio absoluto corresponde a las cosechas herbáceas con 2.104, mientras que en barbecho estaban otras 570 y 603 correspondían a explotaciones de árboles.

El gobierno municipal sí que ha tenido gestos en favor de los agricultores como la regulación de los caminos rurales en la futura ordenanza de Movilidad, donde incluso se reserva la potestad de restringir el tráfico en época de cosechas. También se han mantenido los huertos del anterior mandato en Sociópolis, en la pedanía de La Torre. Incluso se creó una concejalía de Agricultura, gestionada por la edil Consol Castillo, para fomentar entre otras cosas la alimentación saludable.

Pero el caso es que la superficie cultivada en la huerta protegida de Valencia se ha reducido y de los huertos urbanos las únicas imágenes de proyectos representativos corresponden a campos sin uso en Malilla y la Rambleta. En este último barrio, fuentes de la asociación de vecinos señalaron que desconocen plazos para la puesta en marcha de estas explotaciones, que deben ser gestionadas por una asociación, como establecen las ordenanzas.

«En el barrio hay varios vecinos que han creado una», dijeron desde la entidad vecinal, aunque la puesta en marcha de los huertos dependerá de si se presentan más. Entonces habrá que recurrir a un concurso público para dilucidar qué asociación se queda la gestión.

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Así ocurrió en el parque de Malilla, donde los huertos están dentro del gran parque construido en la zona de expansión que se extiende a lo largo del bulevar sur, enfrente del hospital La Fe. La Asociación para la Proyección e Igualdad de Minorías y Colectivos Desfavorecidos (AICO) es la que ganó en un proceso donde tuvo que recurrir la decisión inicial del Consistorio. La formalización del contrato es muy reciente, apenas unos días, por lo que todavía falta para ver los campos en plena actividad.

Rambleta. Aspecto de los futuros huertos, una obra que el Consistorio dio por acabada el 13 de noviembre. I. Marsilla

En cuanto a la Rambleta, la concejalía de Parques y Jardines dio por concluidas las obras el pasado 13 de noviembre, pero la realidad es que la pasada semana todavía estaba colocada la valla de obra y todo el material de obra y utillaje seguía amontonado en la entrada de las parcelas. Los campos se encuentran en los terrenos del gran jardín de la parte sur de Valencia, que irá desde el barrio de San Marcelino hasta el cementerio General, y desde el bulevar sur hasta la V-30, conectando con la urbanización del Parque Central.

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Justo al lado se sitúa el Molino del Tell, una construcción rural relevante, pero que no se libra de los actos de vandalismo. Así, los grafiti dominan una de las paredes, la más próxima a los futuros huertos, además de los consabidos restos de botellón. El Consistorio utiliza este inmueble para actividades de colegios, entre otros usos.

Esos son las dos grandes iniciativas del mandato que han cuajado, al menos en lo que respecta a las obras de urbanización. La Mesa de Contratación tiene en marcha obras menores que servirán para ofrecer huertos de autoconsumo a los vecinos, siempre que se asocien, integrados por ejemplo en un jardín. Así ocurre en la calle Barco, en el barrio del Grao y a escasa distancia de la avenida del Puerto, donde la empresa Aper Ambient S.L. ha resultado adjudicataria de las obras de reurbanización por un importe de 51.285 euros. La escasa cantidad refleja que se trata de una pequeña intervención para acabar con un solar.

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Igual ocurre con las obras de ajardinamiento provisional de los solares situados entre las calles Impresor Monfort y Salabert, en el barrio de Patraix. En este caso, la firma SAV se encargará de las obras por un importe inferior a 60.000 euros y un plazo de ejecución de dos meses. La inversión procede de los presupuestos participativos votados por los vecinos hace años, en concreto originario de una escuela infantil. Consiste en adecentar un parque que en la actualidad está formado sobre todo por tierra morterenca, arbolado y algunos bancos. Una franja de terreno quedará, según lo que aparece en el proyecto, para disposición de las actividades de los escolares.

Congreso español

La falta de empuje en la apertura de huertos de autoconsumo no ha evitado el freno en otros apartados, sobre todo en los de promoción. Así, Valencia acogió en junio del pasado año el tercer congreso español de este sector, donde la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano, defendió en dicho foro el papel de esta explotaciones de autoconsumo como «alternativa para el fortalecimiento de la soberanía alimentaria de las ciudades», para señalar entonces que el gobierno municipal «trabaja para liderar este movimiento, dada la influencia de nuestra histórica huerta que rodea la ciudad».

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154.000 euros ha costado la adecuación de unas parcelas en el parque de la Rambleta para disponer de unos 7.500 metros cuadrados destinados a campos de cultivo

Otra pequeña intervención motivada por los presupuestos participativos sucedió en el barrio de Zaidía, junto al colegio público Max Aub. El patio del centro escolar se amplió con una parcela de 1.750 metros cuadrados, donde una parte se destinó al cultivo de huertos.

Pequeños fragmentos de lo que pretendía el alcalde Ribó en octubre de 2015, cuando propuso a la Federación de Vecinos en una reunión habilitar huertos urbanos en terrenos municipales abandonados. Entonces no se habló de cantidades, aunque sí de la «buena sintonía» para disponer de solares públicos como campos de cultivo de manera provisional. Todo quedaba condicionado a la consecución del agua para el riego, bien a través de acequias cercanas o redes públicas.

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Mucho más reciente, el pasado 14 de enero, el primer edil cogió un martillo para derribar de manera simbólica parte del muro que separaba Nazaret de unos terrenos portuarios donde se construirá el llamado parque de Desembocadura. Como no podía ser de otra manera, se habló de que el proyecto de ajardinamiento incluirá huertas y casas de aperos destinadas a facilitar la explotación por parte de los vecinos del Marítimo. Y para colofón, el proyecto participativo lanzado en noviembre del pasado año para la ampliación del parque de Benicalap, donde entre otros usos se reservará un espacio para los deseados huertos, sin plazos de obras.

Huertos vecinales junto a la ronda norte. Manuel Molines

DOS EJEMPLOS

  1. Benimaclet

    La autogestión de los vecinos sí funciona

El alcalde visitó el 23 de mayo de 2016 los huertos vecinales de Benimaclet, los únicos de este tipo que funcionan en Valencia. Fue con motivo del cuarto aniversario de esta iniciativa, que asciende a un centenar de parcelas gracias al acuerdo de la entidad con los propietarios de los solares para su uso provisional. Éste se consolidará con el plan urbanístico presentado en el Consistorio.

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Aspecto del solar para ampliar el Botánico. D. Torres

  1. Solar de Jesuitas

    La primera promesa sigue a la espera

El 24 de julio de 2015, dos meses después de llegar a la alcaldía de Valencia, el alcalde Ribó propuso facilitar la propuesta de Salvem el Botànic para utilizar el solar de Jesuitas como huertos de autoconsumo, hasta que se ampliara el Jardín Botánico. A día de hoy, los pequeños campos vecinales están descartados, mientras que también se ha estancado la iniciativa con la Universitat de València para la zona verde.

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