Fachada de la antigua escuela recayente a Blasco Ibáñez. irene marsilla

Un final en dos días tras una década de polémica

La vieja escuela dejó de prestar servicio en 2010 y en 2017 fue adquirida por la conselleria de Sanidad para ampliar en ella el Hospital Clínico

Álex Serrano

Valencia

Lunes, 14 de diciembre 2020, 01:03

La historia de la antigua Escuela de Agrónomos de la Universitat Politècnica de València parece llegar a su fin tras casi seis décadas de avatares. Construida entre 1962 y 1967 y obra de Fernando Moreno Barberá y Cayetano Borso di Carminati González, es una de las mejores expresiones del modernismo español en la ciudad. Quedó en desuso en 2010, fue adquirida por Sanidad tras pagar casi 15 millones en 2015 y ha languidecido hasta que este fin de semana parte de la misma ha desaparecido bajo las máquinas.

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Está ubicada en el entorno universitario del antiguo paseo de Valencia al mar (hoy avenida de Blasco Ibáñez) y muy cercana a otras obras del mismo autor, como las antiguas facultades de Derecho y de Filosofía y Letras. Según describe el Docomomo Ibérico, el mayor catálogo de edificios modernistas de la Península, el acceso se producía a través de un pequeño jardín, cruzando bajo una marquesina metálica de carácter muy miesiano al igual que el cuerpo bajo de entrada, sobreelevado con hormigón en época reciente.

«En torno a un patio central cuadrado se organizan cuatro cuerpos que albergan los servicios y equipamientos tales como la recepción, una biblioteca con estudiada acústica, la cafetería o los almacenes», indica el texto. Estos espacios son los que han desaparecido. «Destaca el volumen de cinco plantas donde se disponen las aulas, perfectamente agrupadas», dice el Docomomo en referencia a los dos edificios en altura que sí están protegidos.

En este caso, dado el carácter teórico-práctico de la Escuela Universitaria, Moreno Barberá decidió «doblar la anchura de esta pieza, con una franja dedicada a aulas y otra a talleres». «Cabe señalar el alarde estructural de las dos escaleras metálicas colgadas, tema experimentado por el arquitecto en otras ocasiones a escala doméstica, pero que alcanza aquí gran monumentalidad, remitiéndonos a la obra de Jacobsen», asegura el Docomomo. «La influencia corbusierana es patente en las fachadas, con brise-soleil de diferentes diseños, según las orientaciones», dice el catálogo. Los edificios protegidos se rehabilitarán para albergar parte de la ampliación del Clínico.

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