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Martes, 31 de octubre 2017, 10:04

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El Cementerio General de Valencia custodia entre sus paredes más de 200 años de historia. Arte, memoria y leyendas escondidas en un lugar donde reina la tranquilidad y el silencio. Para el investigador valenciano, Rafael Solaz, se trata un camposanto que encierra un verdadero museo al aire libre. Solaz conoce todos los secretos del cementerio, y, en LAS PROVINCIAS, descubrimos algunos junto a él.

Gracia morant
El Cementerio General de Valencia custodia entre sus paredes más de 200 años de historia. Arte, memoria y leyendas escondidas en un lugar donde reina la tranquilidad y el silencio. Para el investigador valenciano, Rafael Solaz, se trata un camposanto que encierra un verdadero museo al aire libre. Solaz conoce todos los secretos del cementerio, y, en LAS PROVINCIAS, descubrimos algunos junto a él.
El Cementerio General de Valencia custodia entre sus paredes más de 200 años de historia. Arte, memoria y leyendas escondidas en un lugar donde reina la tranquilidad y el silencio. Para el investigador valenciano, Rafael Solaz, se trata un camposanto que encierra un verdadero museo al aire libre. Solaz conoce todos los secretos del cementerio, y, en LAS PROVINCIAS, descubrimos algunos junto a él.

Entre los secretos que se encierran en esta necrópolis está la simbología. Mensajes de los familiares o los arquitectos que sacan a la luz historias o vivencias personales de los difuntos. El símbolo que resulta más curioso para el historiador, que guía la ruta, es el de la tumba de una familia masónica. Un mausoleo con importante simbología mortuoria. Solaz destaca el triángulo con el ojo de Dios como centro del universo “el que todo lo ve”. "Se trata de un milagro que tumbas de este tipo hayan llegado intactas hasta nuestros días", asegura. "Esta sociedad de carácter secreto sufrió mucho la persecución", continua. Sección 1ª, izquierda

Gracia morant
Entre los secretos que se encierran en esta necrópolis está la simbología. Mensajes de los familiares o los arquitectos que sacan a la luz historias o vivencias personales de los difuntos. El símbolo que resulta más curioso para el historiador, que guía la ruta, es el de la tumba de una familia masónica. Un mausoleo con importante simbología mortuoria. Solaz destaca el triángulo con el ojo de Dios como centro del universo “el que todo lo ve”. "Se trata de un milagro que tumbas de este tipo hayan llegado intactas hasta nuestros días", asegura. "Esta sociedad de carácter secreto sufrió mucho la persecución", continua. Sección 1ª, izquierda
Entre los secretos que se encierran en esta necrópolis está la simbología. Mensajes de los familiares o los arquitectos que sacan a la luz historias o vivencias personales de los difuntos. El símbolo que resulta más curioso para el historiador, que guía la ruta, es el de la tumba de una familia masónica. Un mausoleo con importante simbología mortuoria. Solaz destaca el triángulo con el ojo de Dios como centro del universo “el que todo lo ve”. "Se trata de un milagro que tumbas de este tipo hayan llegado intactas hasta nuestros días", asegura. "Esta sociedad de carácter secreto sufrió mucho la persecución", continua. Sección 1ª, izquierda

“Luis Manuel, allá donde estés, esta será siempre tu tierra. Desde aquí te enviamos un te quiero, un beso y una flor”. Luis Manuel Ferri Llopis. Poco conocido por este nombre, y más conocido como Nino Bravo. El cantante, natural de Aielo de Malferti, es recordado diariamente por sus fans con flores, cartas y canciones desde Valencia. Como cuenta Solaz, durante años las letras de Nino Bravo adornaban su recuerdo en el cementerio, pero fueron arrancadas por sus seguidores y la familia cambió la piedra, constando en la actualidad su nombre de pila. Sección 7ª, derecha. Nicho: 80

Gracia morant
“Luis Manuel, allá donde estés, esta será siempre tu tierra. Desde aquí te enviamos un te quiero, un beso y una flor”. Luis Manuel Ferri Llopis. Poco conocido por este nombre, y más conocido como Nino Bravo. El cantante, natural de Aielo de Malferti, es recordado diariamente por sus fans con flores, cartas y canciones desde Valencia. Como cuenta Solaz, durante años las letras de Nino Bravo adornaban su recuerdo en el cementerio, pero fueron arrancadas por sus seguidores y la familia cambió la piedra, constando en la actualidad su nombre de pila. Sección 7ª, derecha. Nicho: 80
“Luis Manuel, allá donde estés, esta será siempre tu tierra. Desde aquí te enviamos un te quiero, un beso y una flor”. Luis Manuel Ferri Llopis. Poco conocido por este nombre, y más conocido como Nino Bravo. El cantante, natural de Aielo de Malferti, es recordado diariamente por sus fans con flores, cartas y canciones desde Valencia. Como cuenta Solaz, durante años las letras de Nino Bravo adornaban su recuerdo en el cementerio, pero fueron arrancadas por sus seguidores y la familia cambió la piedra, constando en la actualidad su nombre de pila. Sección 7ª, derecha. Nicho: 80

A unos pasos del modesto nicho de Blasco Ibáñez, pagado por el Ayuntamiento de Valencia, y también en el antiguo Cementerio Civil, se encuentra Amparo Meliá, la mujer de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSEO). Meliá nació en Valencia en 1859. Una tierra que abandonó para marcharse a Madrid y donde volvió al comienzo de la Guerra Civil. Durante la ruta preparada por Solaz, cuenta que "sus consejos fueron determinantes para el fundador del PSOE". También destaca que Iglesias no fue el primer marido de Meliá, ya que anteriormente había estado casada con uno de los fundadores de la Agrupación Socialista Valenciana, Vicent Almeda. Con el tiempo enviudó, y fue entonces cuando se casó de nuevo con Pablo Iglesias. "Amparo falleció en Valencia casi ciega, el 31 de enero de 1945", concluye el investigador antes de seguir con la ruta. Sección 4ª izquierda, cementerio civil. Nicho: 5

Gracia morant
A unos pasos del modesto nicho de Blasco Ibáñez, pagado por el Ayuntamiento de Valencia, y también en el antiguo Cementerio Civil, se encuentra Amparo Meliá, la mujer de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSEO). Meliá nació en Valencia en 1859. Una tierra que abandonó para marcharse a Madrid y donde volvió al comienzo de la Guerra Civil. Durante la ruta preparada por Solaz, cuenta que "sus consejos fueron determinantes para el fundador del PSOE". También destaca que Iglesias no fue el primer marido de Meliá, ya que anteriormente había estado casada con uno de los fundadores de la Agrupación Socialista Valenciana, Vicent Almeda. Con el tiempo enviudó, y fue entonces cuando se casó de nuevo con Pablo Iglesias. "Amparo falleció en Valencia casi ciega, el 31 de enero de 1945", concluye el investigador antes de seguir con la ruta. Sección 4ª izquierda, cementerio civil. Nicho: 5
A unos pasos del modesto nicho de Blasco Ibáñez, pagado por el Ayuntamiento de Valencia, y también en el antiguo Cementerio Civil, se encuentra Amparo Meliá, la mujer de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSEO). Meliá nació en Valencia en 1859. Una tierra que abandonó para marcharse a Madrid y donde volvió al comienzo de la Guerra Civil. Durante la ruta preparada por Solaz, cuenta que "sus consejos fueron determinantes para el fundador del PSOE". También destaca que Iglesias no fue el primer marido de Meliá, ya que anteriormente había estado casada con uno de los fundadores de la Agrupación Socialista Valenciana, Vicent Almeda. Con el tiempo enviudó, y fue entonces cuando se casó de nuevo con Pablo Iglesias. "Amparo falleció en Valencia casi ciega, el 31 de enero de 1945", concluye el investigador antes de seguir con la ruta. Sección 4ª izquierda, cementerio civil. Nicho: 5

Miles de historias se esconden tras los ninchos del cementerio. En muchas ocasiones, sus protagonistas se las llevaron con ellos. Pero de todas ellas, un relato de amor cayó en las manos de Rafael Solaz. La de la joven, enterrada en el nincho 1501, y Vicente García Valero, autor del libro "Páginas del pasado". En esta ocasión, el investigador hace una parada excepcional en la sección segunda. "En el nicho 1501 está enterrada Emilia Vidal, una joven de 20 años que murió de fiebres tifoideas". "Su novio, un actor que vivía en Madrid, García Valero, al enterarse de que había sido enterrada en una fosa común, logra la exhumación de Emilia, después de sobornar a los encargados, y comprar un nicho a perpetuidad", sigue Solaz. La historia no acaba aquí, el documentalista cuenta que, cada 1 de noviembre, el joven enviaba flores a su amada. Pero, un año se quedó sin dinero y dejó de mandarlas. Un día, compró un décimo en Madrid al ver el 1501, número del nicho de Emilia. El mismo número premiado con el primer premio. "Muchos años enviando dinero a mi amada, a Emilia y ahora me lo ha devuelto", redactó en sus memorias. Sorprendentemente, al lado del nicho suelen aparecer flores. "En esta ocasión son de plástico, pero también he visto flores naturales", recuerda Solaz.

Gracia morant
Miles de historias se esconden tras los ninchos del cementerio. En muchas ocasiones, sus protagonistas se las llevaron con ellos. Pero de todas ellas, un relato de amor cayó en las manos de Rafael Solaz. La de la joven, enterrada en el nincho 1501, y Vicente García Valero, autor del libro "Páginas del pasado". En esta ocasión, el investigador hace una parada excepcional en la sección segunda. "En el nicho 1501 está enterrada Emilia Vidal, una joven de 20 años que murió de fiebres tifoideas". "Su novio, un actor que vivía en Madrid, García Valero, al enterarse de que había sido enterrada en una fosa común, logra la exhumación de Emilia, después de sobornar a los encargados, y comprar un nicho a perpetuidad", sigue Solaz. La historia no acaba aquí, el documentalista cuenta que, cada 1 de noviembre, el joven enviaba flores a su amada. Pero, un año se quedó sin dinero y dejó de mandarlas. Un día, compró un décimo en Madrid al ver el 1501, número del nicho de Emilia. El mismo número premiado con el primer premio. "Muchos años enviando dinero a mi amada, a Emilia y ahora me lo ha devuelto", redactó en sus memorias. Sorprendentemente, al lado del nicho suelen aparecer flores. "En esta ocasión son de plástico, pero también he visto flores naturales", recuerda Solaz.
Miles de historias se esconden tras los ninchos del cementerio. En muchas ocasiones, sus protagonistas se las llevaron con ellos. Pero de todas ellas, un relato de amor cayó en las manos de Rafael Solaz. La de la joven, enterrada en el nincho 1501, y Vicente García Valero, autor del libro "Páginas del pasado". En esta ocasión, el investigador hace una parada excepcional en la sección segunda. "En el nicho 1501 está enterrada Emilia Vidal, una joven de 20 años que murió de fiebres tifoideas". "Su novio, un actor que vivía en Madrid, García Valero, al enterarse de que había sido enterrada en una fosa común, logra la exhumación de Emilia, después de sobornar a los encargados, y comprar un nicho a perpetuidad", sigue Solaz. La historia no acaba aquí, el documentalista cuenta que, cada 1 de noviembre, el joven enviaba flores a su amada. Pero, un año se quedó sin dinero y dejó de mandarlas. Un día, compró un décimo en Madrid al ver el 1501, número del nicho de Emilia. El mismo número premiado con el primer premio. "Muchos años enviando dinero a mi amada, a Emilia y ahora me lo ha devuelto", redactó en sus memorias. Sorprendentemente, al lado del nicho suelen aparecer flores. "En esta ocasión son de plástico, pero también he visto flores naturales", recuerda Solaz.

"Museo del misterio". Así cataloga Solaz la que también es una de las partes más antiguas del cementerio. Para este investigador valenciano, la lápida de una joven vestida de comunión es un completo misterio. Además del extraño grabado de la niña vestida de comunión, que como explica el mismo historiador, sus familiares no saben el significado, sobre la tapa de la tumba, pervive un elemento único en el camposanto. Una mano que agarra la losa de la cripta y que simula estar impidiendo su apertura. Un enigma que desapareció con la muerte de los familiares o arquitectos que diseñaron este misterioso mausoleo.

Gracia morant
"Museo del misterio". Así cataloga Solaz la que también es una de las partes más antiguas del cementerio. Para este investigador valenciano, la lápida de una joven vestida de comunión es un completo misterio. Además del extraño grabado de la niña vestida de comunión, que como explica el mismo historiador, sus familiares no saben el significado, sobre la tapa de la tumba, pervive un elemento único en el camposanto. Una mano que agarra la losa de la cripta y que simula estar impidiendo su apertura. Un enigma que desapareció con la muerte de los familiares o arquitectos que diseñaron este misterioso mausoleo.
"Museo del misterio". Así cataloga Solaz la que también es una de las partes más antiguas del cementerio. Para este investigador valenciano, la lápida de una joven vestida de comunión es un completo misterio. Además del extraño grabado de la niña vestida de comunión, que como explica el mismo historiador, sus familiares no saben el significado, sobre la tapa de la tumba, pervive un elemento único en el camposanto. Una mano que agarra la losa de la cripta y que simula estar impidiendo su apertura. Un enigma que desapareció con la muerte de los familiares o arquitectos que diseñaron este misterioso mausoleo.

El itinerario del documentalista valenciano no pasa por el que tenía que ser el panteón de Ángel Cristo. El artista de circo, nacido en Huelva, mandó construir esta tumba cuando vivía en Valencia, como recuerdo de su primera esposa. Pero tras conocer a Bárbara Rey, el lugar nunca se terminó. Y el domador, enterrado en Madrid, no volvió nunca a su panteón con forma de carpa de circo y con dos leones en la puerta. Según cuenta Solaz, desde hace apenas un año, se ha destapado su entrada y han puesto una puerta metálica con cristales. En su interior guardan una fotografías de lo que parecen actrices o mujeres famosas.

Gracia morant
El itinerario del documentalista valenciano no pasa por el que tenía que ser el panteón de Ángel Cristo. El artista de circo, nacido en Huelva, mandó construir esta tumba cuando vivía en Valencia, como recuerdo de su primera esposa. Pero tras conocer a Bárbara Rey, el lugar nunca se terminó. Y el domador, enterrado en Madrid, no volvió nunca a su panteón con forma de carpa de circo y con dos leones en la puerta. Según cuenta Solaz, desde hace apenas un año, se ha destapado su entrada y han puesto una puerta metálica con cristales. En su interior guardan una fotografías de lo que parecen actrices o mujeres famosas.
El itinerario del documentalista valenciano no pasa por el que tenía que ser el panteón de Ángel Cristo. El artista de circo, nacido en Huelva, mandó construir esta tumba cuando vivía en Valencia, como recuerdo de su primera esposa. Pero tras conocer a Bárbara Rey, el lugar nunca se terminó. Y el domador, enterrado en Madrid, no volvió nunca a su panteón con forma de carpa de circo y con dos leones en la puerta. Según cuenta Solaz, desde hace apenas un año, se ha destapado su entrada y han puesto una puerta metálica con cristales. En su interior guardan una fotografías de lo que parecen actrices o mujeres famosas.

Otro de los rincones más desconocidos del Cementerio General es la cruz del pasillo central. Un "monumento a los muertos del cólera". En 1885 murieron en Valencia más de tres mil personas a causa de una gran epidemia de cólera. No fue la única. La capital del Turia sufrió hasta seis brotes de esta enfermedad que azotarón la población durante el siglo XIX. Durante la ruta, el investigador cuenta que allí mismo están enterradas, entre cal y arena, centenares de las víctimas de aquellos años. "No todos los fallecidos por cólera fueron enterrados aquí, porque poca gente quería trabajar de carretillero para enterrarlos", asegura.

Gracia morant
Otro de los rincones más desconocidos del Cementerio General es la cruz del pasillo central. Un "monumento a los muertos del cólera". En 1885 murieron en Valencia más de tres mil personas a causa de una gran epidemia de cólera. No fue la única. La capital del Turia sufrió hasta seis brotes de esta enfermedad que azotarón la población durante el siglo XIX. Durante la ruta, el investigador cuenta que allí mismo están enterradas, entre cal y arena, centenares de las víctimas de aquellos años. "No todos los fallecidos por cólera fueron enterrados aquí, porque poca gente quería trabajar de carretillero para enterrarlos", asegura.
Otro de los rincones más desconocidos del Cementerio General es la cruz del pasillo central. Un "monumento a los muertos del cólera". En 1885 murieron en Valencia más de tres mil personas a causa de una gran epidemia de cólera. No fue la única. La capital del Turia sufrió hasta seis brotes de esta enfermedad que azotarón la población durante el siglo XIX. Durante la ruta, el investigador cuenta que allí mismo están enterradas, entre cal y arena, centenares de las víctimas de aquellos años. "No todos los fallecidos por cólera fueron enterrados aquí, porque poca gente quería trabajar de carretillero para enterrarlos", asegura.

Uno de los rincones más especiales del cementerio es el patio de las columnas. Al entrar, y casi presidiendo la parte central, está la tumba de Josep Rodrigo Botet. Un famoso paleontólogo nacido en Manises en 1842 que viivió muchas aventuras, algunas de ellas políticas, que lo alejaron de España. Pero volvió a Valencia. Y regresó de Argentina para pasar a la historia. Con una espectacular colección paleontológica que donó a la ciudad. En la actualidad, dicha colección se encuentra en el museo de ciencias naturales de Viveros. Pese a que este valenciano murió en Madrid en 1920 sus restos regresaron a Valencia para descansar en un panteón bajo una escultura orlada de armadillos gigantes y decorada con animales del Pleistoceno. La necrológica que en 1915 publicó Las Provincias dice que en la Pampa “halló ancho campo para el desenvolvimiento de sus facultades. La fortuna le sonrió no pocas veces, y conquistó riquezas considerables, que arriesgadas en nuevas empresas, perdíalas unas veces, reconquistándolas otras, siempre movido por ideales grandes”.

Gracia morant
Uno de los rincones más especiales del cementerio es el patio de las columnas. Al entrar, y casi presidiendo la parte central, está la tumba de Josep Rodrigo Botet. Un famoso paleontólogo nacido en Manises en 1842 que viivió muchas aventuras, algunas de ellas políticas, que lo alejaron de España. Pero volvió a Valencia. Y regresó de Argentina para pasar a la historia. Con una espectacular colección paleontológica que donó a la ciudad. En la actualidad, dicha colección se encuentra en el museo de ciencias naturales de Viveros. Pese a que este valenciano murió en Madrid en 1920 sus restos regresaron a Valencia para descansar en un panteón bajo una escultura orlada de armadillos gigantes y decorada con animales del Pleistoceno. La necrológica que en 1915 publicó Las Provincias dice que en la Pampa “halló ancho campo para el desenvolvimiento de sus facultades. La fortuna le sonrió no pocas veces, y conquistó riquezas considerables, que arriesgadas en nuevas empresas, perdíalas unas veces, reconquistándolas otras, siempre movido por ideales grandes”.
Uno de los rincones más especiales del cementerio es el patio de las columnas. Al entrar, y casi presidiendo la parte central, está la tumba de Josep Rodrigo Botet. Un famoso paleontólogo nacido en Manises en 1842 que viivió muchas aventuras, algunas de ellas políticas, que lo alejaron de España. Pero volvió a Valencia. Y regresó de Argentina para pasar a la historia. Con una espectacular colección paleontológica que donó a la ciudad. En la actualidad, dicha colección se encuentra en el museo de ciencias naturales de Viveros. Pese a que este valenciano murió en Madrid en 1920 sus restos regresaron a Valencia para descansar en un panteón bajo una escultura orlada de armadillos gigantes y decorada con animales del Pleistoceno. La necrológica que en 1915 publicó Las Provincias dice que en la Pampa “halló ancho campo para el desenvolvimiento de sus facultades. La fortuna le sonrió no pocas veces, y conquistó riquezas considerables, que arriesgadas en nuevas empresas, perdíalas unas veces, reconquistándolas otras, siempre movido por ideales grandes”.

Durante años el arte escultórico formó parte indivisible del camposanto. Obras que han perdurado hasta la actualidad y que hoy tienen un valor incalculable. Desde el primer panteón erguido en 1851-casi medio siglo después de la inauguración del Cementerio General en 1807- hasta las tumbas esculpidas por artistas relevantes como Mariano Benlliure. Para Solaz, uno de los mausoleos de más belleza es el panteón de la familia Moroder, un ángel tallado en mármol blanco que abre la puerta de la tumba e invita a pasar a la cripta. En esta obra de arte "destaca el simbolismo mortuorio como el esqueleto gravado en la puerta y las dos figuras de la parte superior que representan el desconsuelo". Como explica él mismo, los Moroder son una familia de empresarios destacados del siglo XIX, a los que se les debe, entre otras, la comercialización de las cerillas “El Globo”. Sección 1ª, izquierda

Gracia morant
Durante años el arte escultórico formó parte indivisible del camposanto. Obras que han perdurado hasta la actualidad y que hoy tienen un valor incalculable. Desde el primer panteón erguido en 1851-casi medio siglo después de la inauguración del Cementerio General en 1807- hasta las tumbas esculpidas por artistas relevantes como Mariano Benlliure. Para Solaz, uno de los mausoleos de más belleza es el panteón de la familia Moroder, un ángel tallado en mármol blanco que abre la puerta de la tumba e invita a pasar a la cripta. En esta obra de arte "destaca el simbolismo mortuorio como el esqueleto gravado en la puerta y las dos figuras de la parte superior que representan el desconsuelo". Como explica él mismo, los Moroder son una familia de empresarios destacados del siglo XIX, a los que se les debe, entre otras, la comercialización de las cerillas “El Globo”. Sección 1ª, izquierda
Durante años el arte escultórico formó parte indivisible del camposanto. Obras que han perdurado hasta la actualidad y que hoy tienen un valor incalculable. Desde el primer panteón erguido en 1851-casi medio siglo después de la inauguración del Cementerio General en 1807- hasta las tumbas esculpidas por artistas relevantes como Mariano Benlliure. Para Solaz, uno de los mausoleos de más belleza es el panteón de la familia Moroder, un ángel tallado en mármol blanco que abre la puerta de la tumba e invita a pasar a la cripta. En esta obra de arte "destaca el simbolismo mortuorio como el esqueleto gravado en la puerta y las dos figuras de la parte superior que representan el desconsuelo". Como explica él mismo, los Moroder son una familia de empresarios destacados del siglo XIX, a los que se les debe, entre otras, la comercialización de las cerillas “El Globo”. Sección 1ª, izquierda

Rafael Solaz recorre y enseña, desde 2009, estos rincones del Cementerio de Valencia a través de las rutas del Museo del Silencio. Donde desgrana historias, vidas y biografias encerradas en la necrópolis valenciana. La próxima ruta, que se realizará el sábado 4 de noviembre a las 11:00 horas, seguirá un itinerario alternativo que pasará por la parte izquierda del camposanto, con Nino Bravo y la niña poeta como protagonistas.

Gracia morant
Rafael Solaz recorre y enseña, desde 2009, estos rincones del Cementerio de Valencia a través de las rutas del Museo del Silencio. Donde desgrana historias, vidas y biografias encerradas en la necrópolis valenciana. La próxima ruta, que se realizará el sábado 4 de noviembre a las 11:00 horas, seguirá un itinerario alternativo que pasará por la parte izquierda del camposanto, con Nino Bravo y la niña poeta como protagonistas.
Rafael Solaz recorre y enseña, desde 2009, estos rincones del Cementerio de Valencia a través de las rutas del Museo del Silencio. Donde desgrana historias, vidas y biografias encerradas en la necrópolis valenciana. La próxima ruta, que se realizará el sábado 4 de noviembre a las 11:00 horas, seguirá un itinerario alternativo que pasará por la parte izquierda del camposanto, con Nino Bravo y la niña poeta como protagonistas.

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