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Garage Guimera actualmente. IRENE MARSILLA
'Garage Guimerá', un parking de otro siglo

'Garage Guimerá', un parking de otro siglo

Este singular negocio familiar tiene 95 años, se utilizó como cochera del ejército republicano en Valencia durante la Guerra Civil y se mantiene ajeno a la tecnología

José Molins

Valencia

Jueves, 2 de marzo 2023, 01:33

Es una imagen icónica de Valencia. Un lugar por el que pasan miles de personas cada día y que se mantiene ya casi un siglo como testigo de la ciudad. Se trata del 'Garage Guimerá', con 95 años de antigüedad como aparcamiento. Alejado de la tecnología moderna pero también deshumanizada de los parkings más recientes, entrar en él supone casi un viaje en el tiempo.

Su fachada es archiconocida, en el chaflán de la calle Ángel Guimerá junto a una de las paradas de metro más utilizadas de Valencia. Lo primero que llama la atención es que la palabra garaje está escrita de una forma singular. Aparece con dos 'g', lo que ha motivado que muchas personas se lo adviertan a los empleados. Pero no es un error. En realidad supone una muestra de la historia de este negocio familiar centenario. «Viene de la palabra 'garage' en francés, porque cuando se inauguró en Valencia no existía ese término en castellano», cuenta el actual gerente, Franco Duart. Él y su hermano Juan son la tercera generación de propietarios del parking, que fundó en 1928 su abuelo, que tenía el mismo nombre y apellido que ahora el nieto.

«Cuando se creó este negocio en España el coche era considerado un bien de lujo, y por eso se guardaba en cabinas cerradas. No lo dejaban aparcado sin más, sino que se lo guardaban y custodiaban», relata Duart. Hoy conserva en el aparcamiento esas 35 cabinas cerradas, con persianas de madera, donde cada día entran decenas de vehículos. Pero además hay plazas en línea que se fueron añadiendo con el paso de los años. Actualmente el parking tiene una capacidad para 80 coches.

El 'Garage Guimerá', en la parte izquierda de la imagen, en una fotografía de 1945, con la Gran Vía recién inaugurada. LP

Todo en este garaje es peculiar. Nada más entrar, un empleado pregunta al conductor cuánto rato piensa dejar su vehículo, y en función de la respuesta, le acompaña hasta uno u otro sitio. «El trato es humano y directo, es algo que valoran mucho los clientes», señala uno de los cinco empleados que hay en plantilla, y que llevan de media más de dos décadas contratados en la empresa. Siempre hay dos o tres trabajando a la vez para atender a la gente. A veces duplican el espacio en algunas plazas, poniendo un coche delante de otro si saben que el que llegó primero va a tardar en marcharse. Todo deja un aroma casi artesanal.

Y es que en casi un siglo el 'Garage Guimerá' ha visto cambiar la ciudad, las personas y por supuesto, los modelos de coches. Y ha pasado por momentos delicados. El que más, sin duda, en plena Guerra Civil. Sobrevivió a los bombardeos, pero lo utilizó el ejército republicano como cocheras de sus vehículos de guerra. «A mi abuelo, aunque era el dueño, lo pusieron a trabajar allí para ellos», señala el gerente. Luego llegaron los años durísimos de la posguerra y el crecimiento posterior de la ciudad, como cuando inauguraron la Gran Vía que pasa por la puerta del parking en la década de los años 40.

Muchas ofertas rechazadas

En varias épocas el propietario ha recibido ofertas para que vendiera el local, de unos 1.500 metros cuadrados, con la intención de construir un edificio, ya que es una planta baja sin nada encima en un punto muy buscado de la ciudad. Pero la respuesta siempre ha sido negativa. Y eso que en plena burbuja inmobiliaria de principios de los años 2000 las propuestas llegaron a ser mareantes. Pero también hubo presiones, y hasta amenazas para que permitieran construir. Y ni por esas. El negocio familiar iba a seguir ahí.

En esa forma artesanal de trabajar, el empleado da un resguardo al dueño del coche en el que apunta con un bolígrafo la matrícula y la plaza en la que lo ha dejado. También le pregunta si quiere dejarle las llaves por si tiene que mover el coche para dejar salir a otro que no tenga espacio. Algunos clientes habituales directamente las entregan para agilizar el trabajo. El garaje cuenta con unos 25 abonados mensuales, y vive sobre todo del horario de trabajo de lunes a viernes de sus clientes. Con un horario de 7 a 23 horas, cuando cae la noche las plazas se empiezan a vaciar y los fines de semana siempre suelen tener disponibilidad.

Aunque el aspecto sea de un parking que se ha quedado anclado en el tiempo, los propietarios han ido haciendo mejoras y han apostado por un buen sistema de seguridad con modernas cámaras de videovigilancia de alta definición. Se han intentado implantar más tecnologías, pero por su morfología, el garaje no permite muchas de ellas. Los dueños aplican la máxima de que cuando algo funciona bien, no se toca y destacan el buen equipo humano del que disponen para ofrecer servicio al cliente. «Hacemos una labor en la ciudad considerable, si no hubiera parkings menuda se iba a liar en Valencia», añade Duart.

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