Durante los últimos años, la industria de la joyería ha experimentado una transformación hacia lo que muchos conocen como «lujo silencioso». Este concepto hace referencia, tal y como indican desde la firma Germán Joyero, «a la huida de la ostentación y las marcas de renombre, y el acercamiento a la personalización, la búsqueda de gemas exclusivas y la máxima calidad».
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Este nuevo término, según los hermanos Pablo y Germán López, propietarios y tercera generación de la prestigiosa firma española que se dedica a la alta joyería desde 1945–, «está revolucionando la forma de ver las joyas». La firma tiene una joyería en Madrid y otra en la Calle Colón, 43 de Valencia.
El joyero explica que la personalización en la joyería ha resurgido como un elemento clave «frente a un mundo dominado por la producción en masa y la uniformidad». De esta manera, los consumidores modernos tienden en mayor medida a crear piezas «que reflejen su individualidad y su estilo único, participando activamente en el proceso creativo», indica. Este resurgimiento es, precisamente, el componente fundamental del lujo silencioso.
Alberto Gómez encargado de la joyería en Valencia, explica también que el aspecto distintivo de esta tendencia se basa en «la elección de gemas exclusivas y difíciles de encontrar». Habla de turmalinas de Paraiba, kuncitas, morganitas, tanzanitas o zafiros Padparadscha. Nombres desconocidos por muchos pero que «no solo aportan exclusividad a la joya, sino que también cuentan historias fascinantes sobre su origen y belleza intrínseca», apunta.
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En este sentido, el lujo silencioso en la joyería no se centra en un logotipo o una firma concreta. En su lugar, concreta Germán López, «destaca la calidad de la joya y el trato exclusivo y personalizado». Y sobre esto, añade que «la durabilidad» se convierte en este caso en el valor fundamental de la joya, puesto que «se asegura que las piezas sean atemporales y puedan pasar de generación en generación».
Otra de las claves de este lujo silencioso es que integra «la experiencia de la personalización», algo esencial –indica el CEO de Germán Joyero– «para que se trate de una experiencia única y significativa en la que cada detalle sea cuidadosamente considerado». Así, en Germán Joyero fabrican joyas «con un valor sentimental profundo».
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Algunos ejemplos del lujo silencioso son los anillos de compromiso personalizados, para los cuales, los novios escogen gemas que representan momentos significativos de su relación. Pablo López también cuenta que los collares con piedras raras como la alejandrita o el granate espesartita «han ganado popularidad por sus colores y brillos excepcionales». A su vez, los entusiastas de la joyería también optan por pedir gemas con tallas fantasía desconocidas hasta el momento e «imposibles de encontrar en los escaparates de las joyerías más tradicionales».
Ambos propietarios concluyen que «el lujo silencioso ha cambiado por completo la manera en que se percibe la creación de joyas». Esta tendencia se basa «en otorgar valor a la individualidad a través de piezas totalmente únicas y atemporales», que a su vez «cuenten historias especiales y personales». El lujo silencioso es la elección preferida «de quienes no solo buscan una joya, sino una experiencia y un legado duradero».
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