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La reapertura del parque Gulliver no tiene fecha. El concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, anunció ayer el encargo a una empresa externa para que realice un diagnóstico de toda la instalación, con el fin de determinar la causa de que un grupo de niños resultaran este lunes con erupciones e irritaciones en la piel, sobre todo en las manos y las piernas, tras tirarse por los grandes toboganes.
Los escolares iban con el grupo de un colegio y fueron de los primeros en disfrutar de la instalación infantil de 70 metros de largo situada en el jardín del Turia, entre el puente de Monteolivete y el del Reino. Poco después empezaron las primeras quejas y se dispararon las alarmas.
"He llamado al centro escolar porque quería saber cómo habían evolucionado los niños, me han confirmado que todos han ido al colegio", dijo ayer Campillo, quien se disculpó por lo sucedido en nombre del Ayuntamiento "con los niños y sus padres". Adelantó que acudirá al colegio para dar las explicaciones pertinentes cuando tenga el informe pedido.
Pero eso no tiene plazo. El edil reiteró que seguirá "cerrado hasta averiguar exactamente qué ha pasado". Recordó que antes de la reapertura pidió una revisión y un informe técnico, aunque "no era necesarios. Los técnicos del Organismo de Parques y Jardines dictaminaron que se podía abrir". El Gulliver había estado cerrado los catorce meses anteriores por la pandemia.
"Por esta situación y debido a un principio de prudencia dejaremos cerrado todo hasta que sepamos el resultado de la investigación y la contratación de una empresa externa especializada que fije las condiciones del parque, hasta que tengamos los resultados no abriremos".
De momento son todo incógnitas. "Vamos a averiguar qué ha pasado, todos sabemos que el Gulliver es una atracción que siempre ha generado problemas y no en vano tiene una enfermería abierta y con una ambulancia de manera permanente. Si te caes desde arriba te puedes hacer mal, todo hemos sufrido abrasiones, pero lo de ayer era generalizado y decidimos cerrar".
Los técnicos, comentó Campillo, tampoco han aventurado una hipótesis de la causas de las irritaciones, si se trata de un producto que causa alergia o es la abrasión de los toboganes. "No me atrevería a hacerlo, los técnicos tampoco, los que hicieron el informe son los que trabajaban antes, hay que ser prudentes".
Antes de la reapertura se realizaron varios trabajos de mantenimiento. "Colocaron grava en la base de la figura porque actúa amortiguando las caída, repararon algunos desconchados y pintaron por encima, algunas obras menores en la infraestructura con un valor de unos 3.000 euros", estimó. La hipótesis de que el tipo de pintura empleado causó las abrasiones pierde fuerza, debido a que se utilizó sólo en algunas zonas puntuales.
El edil reiteró que la reapertura dependerá "del informe de la empresa especializada" sin descartar que siga cerrado hasta que se adjudique la remodelación integral del juego construido en los años 80, para lo que hay un presupuesto de un millón de euros.
Por su parte, el concejal del grupo popular Carlos Mundina criticó que "en 14 meses no haya dado tiempo a resolver deficiencias y nos preguntamos qué trabajos han realizado para surjan estos incidentes. Hemos pasado de que Campillo dijera que se abría con todas las condiciones de seguridad a que se tenga que cerrar tras sólo cinco horas".
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