Gustafson, a los vecinos que quieren un corredor verde: «No problem» (y volvió a pasear por su Parque Central)

Hay una escena en 'La Reina Cristina de Suecia', la legendaria película de Rouben Mamoulian, que ha pasado a la historia por el hipnotizante impacto que activa: la protagonista, interpretada por Greta Garbo, recorre las salas del pabellón donde fue muy dichosa de niña y pasa la mano con una encantadora lentitud por los objetos que preservan sus recuerdos, como si custodiaran su memoria. Es una imagen que guarda alguna analogía con las vividas ayer en el Parque Central, durante la visita organizada por el Colegio Territorial de Arquitectos con la autora de su reinvención en escenario para juegos infantiles, escarceos entre enamorados, sudores de atletas, espacio para el yoga y la meditación...

Una navaja suiza de alto contenido sentimental que emocionó a Kathryn Gustafson: llevaba cinco años sin recorrer el espinazo de su criatura y pareció desde luego conmovida mientras acariciaba unas amorosas plantas, fotografiaba los coquetos estanques donde reinan los nenúfares y jugueteaba con un perrito. Y tuvo que respirar muy hondo también cuando mediado el recorrido se dirigió a quienes le acompañaban para compartir con ellos un par de confesiones: la primera, que sigue enamorada de Valencia. Y la segunda, que cuando visitó la ciudad por primera vez y se asomó al balcón del hotel, maravillada ante el esplendor que contemplaban sus ojos, alcanzó una especie de epifanía: «Esto es el paraíso».

Sobre esa idea, la de una profesional de un inmenso prestigio que sigue hechizada por la luz, el clima y el carácter de su anfitriona, se articuló una ruta que inició gestionando con una habilidosa mano izquierda la protesta de un grupo de vecinos, a quienes acompañaba el concejal socialista Borja Sanjuán. Miembros de la plataforma en favor del Corredor Verde, mantuvieron un educado diálogo con Gustafson en la entrada por la calle Filipinas, que ella lidió con sentido de la diplomacia. Escuchó sus pretensiones en favor de que el proyecto que dé continuidad al Parque Central sea respetuoso con el medio ambiente y contestó al improvisado portavoz de la plataforma con una sonrisa y dos palabras. «No problem». No hizo falta traducción.

Tampoco fue luego muy necesario refrescar los apuntes de inglés para seguir el resto de la visita. El entusiasmo con que explicaba los pormenores de su proyecto, el juego con las diferentes escalas y alturas del espacio, el aprovechamiento de la orografía y de los recursos naturales, como el agua, para dar sentido a su obra convocó alrededor de Gustafson a ese bien intangible llamado magia. El factor que que surge con la mejor arquitectura y perfecciona la experiencia de quien disfruta de ella.

• Temas
• El Parque Central de Valencia