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Quien tenga alguna duda de lo fértil que puede ser Valencia, que se acerque al puente de San José. La exuberancia de los matorrales que crecen en las fisuras de uno de los pasos más antiguos del jardín del Turia y que se remonta al siglo XVII sólo es comparable con los años que asociaciones como Círculo por la Defensa del Patrimonio lleva pidiendo la rehabilitación de estas estructuras protegidas.
Las plantas, prácticamente pequeños árboles en algunos casos, aprovechan cualquier resquicio. «La piedra se disgrega por un proceso químico y también hay otro evidente de humedad», indicaron fuentes de la entidad, quienes mostraron peticiones al Síndic de Greuges que se remontan a escritos de 2014.
«Es un problema que viene de lejos, igual que pasa con el vandalismo en los puentes históricos», añadieron. En el cercano puente de Serranos se ven los restos de varias pintadas en los miradores que se abrieron durante la restauración, lo mismo que sucede en los arcos y tajamares. Se da la circunstancia de que el Ayuntamiento colocó cámaras de vigilancia en algunos tramos del viejo cauce, aunque en una de las respuestas al Síndic de Greuges se admite que todos los puentes históricos no están vigilados.
El puente de San José se cerró al tráfico hace años, coincidiendo con la construcción del anillo ciclista, aunque eso no supuso ninguna mejora patrimonial. «Lo resolvieron con maceteros, pero nada más. Todo lo demás está igual», subrayaron.
Es difícil decidir qué zona de este puente se encuentra en peor estado. Hierbas, moho, suciedad y desconchados dominan una de las obras encargadas por la Junta de Murs y Valls, la entidad gestora del mantenimiento de los pretiles del viejo cauce y, por extensión, de los puentes históricos. Su aspecto no es mejor visto desde abajo, donde en los aledaños se observan también rastros de degradación y hasta de elementos impropios.
Estos puentes están catalogados como Bien de Relevancia Local, por lo que cualquier atentado contra su protección debe ser perseguido como un delito. «De poco sirven las campañas de concienciación si el Ayuntamiento no se aplica esto, es decir, mejorar la conservación del patrimonio y sancionar el vandalismo», dijeron. Aguas bajo, los puentes de Serranos, Trinidad y Real cuentan también con signos de degradación evidentes.
El puente de San José ha sufrido varias modificaciones desde su inauguración a principios del siglo XVII. Antes, en la Edad Media, había uno de madera en el mismo lugar. Una excavación reciente con motivo de la renovación de una tubería arterial de agua potable sacó a la luz algunos peldaños de la escalinata del paso anterior, en la parte de la marginal derecha. En esa zona se situaba el convento del que toma el nombre, al igual que ocurre con la escultura de San José, obra de Octavio Vicent.
Desde la asociación indicaron que tienen pocas esperanzas de una decisión rápida del Consistorio. «Estos puentes, al igual que todo lo relativo al patrimonio histórico, necesita una intervención rápida para frenar la degradación, algo que es evidente. Lo último que hizo el Ayuntamiento fue cerrarlo al tráfico, nada más», reiteraron. Citaron como ejemplo la demora en la colocación de las cámaras de vigilancia en siete museos y monumentos. «Llevamos años esperando esta inversión y el concurso todavía no se ha adjudicado», apostillaron.
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