«Descubre este maravilloso y acogedor barco en un espacio único como lo es la Marina de Valencia con todas las comodidades de un piso. Al estar ubicado en la Dársena Norte de la marina le da la ventaja de estar a sólo 100 metros de la playa y tener una buena conexión con la ciudad mediante el transporte publico. Si buscas desconectar y relajarte sin lugar a dudas éste es tu alojamiento». Así ofrece uno de los anfitriones de Airbnb de Valencia su alojamiento para cuatro huéspedes, repartidos en dos dormitorios, tres camas, y con un baño. El precio: 60 euros por noche, 20 euros por gastos de limpieza y 13 euros por 'tarifa de servicios' = 93 euros.
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Y no es un casi único. La patronal hotelera Hosbec tiene detectadas 21 ofertas similares entre la Marina Real del Puerto de Valencia y el Club Náutico. El precio está entre 52 y 445 euros, según las características de la embarcación y sólo en casos muy puntuales se hace referencia a soltar amarras o navegar aunque sea un poquito.
En Alicante, la oferta se sitúa en unos 15 y también el precio es inferior: de 35 a 90 euros. Aunque desde la organización se apunta que la ocupación alicantina es residual, la sitúan en un 10% de la general de la capital sur. Por contra, en el caso de Valencia, «gracias a la diversidad del mercado turístico», se sitúa en un 33% de media. Esto explica que el ingreso por habitación disponible (RevPar) ofrezca una media anual en Alicante de 400 euros, mientras que en Valencia ya se estima en 3.000 euros.
A la hora de publicar la definición de la embarcación es más habitual que se haga en castellano frente al inglés y desde Hosbec se destaca que se hace «siempre con un tono místico» para crear una «experiencia única» al turista. Los veleros cuentan en su gran mayoría con tres camas y con uno o dos baños, según la eslora del barco. En cuanto a capacidad, esta alcanza en Alicante una media de tres personas y en Valencia, de seis.
«El departamento BigDataHosbec ha querido profundizar en el estudio de la oferta ilegal en el alojamiento, y destapar cómo los turistas se alojan en barcos y similares, sin ningún tipo de control, autorización o habilitación para ello», señala la organización. Así exigen «la inmediata clausura y expediente de estos 'alojamientos ilegales' que incumplen las mínimas normas de seguridad y habitabilidad para poder funcionar como hoteles, que es lo que en definitiva están haciendo».
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Hosbec insiste en que este tipo de oferta empuja «a la creación de un empleo precario, ya que estas circunstancias obligan a no tener ni un personal fijo, ni estar sujeto al convenio colectivo de hostelería como ocurre con toda la oferta de alojamiento reglada».
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