La huelga atasca a decenas de estudiantes al salir de la universidad

La avenida de Tarongers puede considerarse uno de los epicentros estudiantiles de la ciudad, pues alberga algunos campus de las dos grandes universidades públicas valencianas: la Universitat de València (UV) y la Universitat Politècnica de València (UPV). Allí, son muchos los estudiantes que han terminado su jornada cerca de las 14 horas, cuando riadas de jóvenes han ido poco a poco tomando las paradas de transporte público. Algunos pueden considerarse afortunados, pues solo han tenido que esperar pocos minutos en la parada del tranvía hasta que se han subido a un vagón. Otros, en cambio, no han tenido tanta suerte.

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En hora punta, las paradas de autobús han llegado a albergar a decenas de estudiantes que estiraban sus cuellos para conseguir ver de lejos un autobús que no llegaba. El tiempo medio de espera (si no desistías antes) era de unos 40 minutos. Muchos también actualizaban la aplicación de la EMT en su móvil para ver si ya quedaban pocos minutos de espera, pero sin éxito: los tiempos estaban congelados. Por ejemplo, según la aplicación, un autobús de la línea 93 pasaba en 9 minutos, pero llevaba casi 15 poniendo ese tiempo.

Algunos estudiantes llevaban esperando desde antes de las 14 horas en algunas de las paradas de autobús. Poco a poco se iba incrementando el número de estudiantes desesperados por intentar volver a casa. Cuando por fin llega un autobús a la parada, todos intentan subir lo más rápido posible. Ven venir que no van a caber todos y no quieren quedarse en tierra. Finalmente, cerca de una treintena de personas se ven obligados a continuar esperando. Después de muchos minutos de espera, y habiendo perdido la esperanza de poder coger su bus habitual, algunos jóvenes han optado por métodos alternativos. El más repetido, el tranvía.

Si habitualmente las paradas ya lucen saturadas en las horas clave del día, a primera de la mañana y a mediodía, este lunes se ha acentuado ligeramente la cantidad de gente que optaba por este medio de transporte alternativo al autobús. Otros usuarios habituales de la EMT, en cambio, han preferido parar un taxi, fruto de la desesperación, o recurrir al clásico 'papify', es decir, llamar a sus padres para que fuesen a recogerlos. Muchos ni han intentado coger un autobús, y han pasado directamente a su plan B.

El 'caos' de la hora punta pasa de largo en Tarongers cuando se acercan las 15 horas. El grueso de alumnado ya ha salido de clase hace un buen rato, y únicamente queda por la avenida un leve goteo de estudiantes, algunos llegan a su facultad pues tienen el turno de tardes, y otros han salido algo más tarde de clase y ponen rumbo a casa (o lo intentan).