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Resultado del trabajo tras la restauración. LP

La iglesia del colegio de los Jesuitas estrena luz

El templo de la Compañía en Valencia instala siete vidrieras ya restauradas. El edificio posee la mayor extensión de cristal policromado de la ciudad

Laura Garcés

Valencia

Jueves, 17 de agosto 2023, 00:44

La iglesia de los jesuitas en Valencia estrena luz. No es que haya cambiado la instalación eléctrica, no. En el templo del histórico colegio de ... la Compañía en la Gran Vía de Fernando el Católico se están restaurando las vidrieras que lo alumbran. Ahora la luz natural, la que regala el día, se filtra vestida de colores recién lavados a través de las cristaleras que recorren los muros del edificio. Se han restaurado siete de los setenta y siete vitrales del templo, los que iluminan la nave central desde los muros de su caída este. El objetivo es recuperar todos los cristales, una superficie de 272 metros cuadrados, el conjunto de vidrio policromado más extenso de Valencia.

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La intervención, un relato de vidrio y plomo en manos del maestro vidriero Ximo Roca, forma parte de la segunda fase de los trabajos para la restauración integral del edificio, no sólo ha servido para la puesta a punto de la iglesia. Los expertos han dado con un importante hallazgo. Este tesoro de vidrio del patrimonio arquitectónico valenciano ha resultado ser más antiguo de lo que se pensaba. Ahora se sabe que algunas de las piezas no son de 1941, sino que se instalaron con anterioridad a esa fecha. Se considera probable que ese año se extrajeran las piezas más antiguas para someterlas a una «pequeña intervención». Las más antiguas probablemente se añadirían al templo durante la segunda ampliación del mismo, sobre 1915.

Imagen en la que se observa la entrada de luz por uno de los vitrales recuperados. LP

Los especialistas llevan a cabo un delicado y minucioso trabajo sobre unas piezas que, como destaca Ximo Roca, «sabíamos que las vidrieras estaban en mal estado, pero hemos confirmado que estaban peor de lo que pensábamos».

Basta contemplar el antes y el después de algunas piezas para comprender la magnitud de la afirmación de Roca. Había vitrales prácticamente cegados por el polvo ya petrificado sobre los cristales de colores. Esta circunstancia, apuntan desde la iglesia, ha llevado a una compleja labor para la retirada de la suciedad adherida a los vitrales a lo largo de los años.

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Aspecto del rosetón antes de la intervención. LP

Y no sólo eso. El paseo por las naves laterales alzando la mirada descubre que algunas de las cristaleras muestran agujeros «bestiales», además de que «algunas varas de sujeción también estaban sueltas, lo que provoca que los vitrales pierdan la verticalidad», explica el maestro vidriero. El último paso en el camino para devolver el brillo al templo de la Compañía ha sido la instalación de las siete vidrieras ya restauradas sin que ello suponga que el recorrido haya cesado. De hecho, al mismo tiempo que las piezas curadas de sus heridas han regresado al lugar que les corresponde, se han retirado las 'gemelas' que puntean el muro oeste para someterlas al proceso de restauración.

La recuperación de los ventanales no sólo permite devolver la luz a las naves del edificio. El mal estado en el que se encontraban las sujeciones provocaba la filtración de aguas pluviales, problema que también corrige el proyecto y que sin duda revertirá en la mejor conservación del templo. En el cuidado de cada elemento andan empeñados especialistas como la artista Empar Boix, quien ofrece detalles de un trabajo que partiendo de fotografías previas a la intervención sigue con la evaluación del daño y la aplicación de los medios más adecuados para resucitar la gloria del vidrio y el plomo

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