El turismo revienta el centro de Valencia

Por no faltar, en el centro no faltaba este sábado por la mañana ni Indiana Jones, que estuvo en la puerta de los Apóstoles de la catedral para jolgorio de los más pequeños. Con su látigo y todo. El centro de Valencia ha mostrado su mejor cara, pese a las zanjas y el polvo de las obras, en una jornada como las de antes: pocas mascarillas, mucho sol, terrazas llenas y turistas. Cientos de turistas.

Fue un sábado de banderitas y «si me siguen podrán observar...» en distintos idiomas. También de chanclas (sí, en serio), pantalones cortos, 'shorts' y demás ropa veraniega. Era fácil distinguir a los turistas de los vecinos porque los valencianos aún no han sacado la ropa de verano. Cientos de turistas, si no miles, muchos de ellos procedentes del 'Wonder of the Seas', el crucero más grande del mundo, que había atracado en el puerto por la mañana, se dejaron caer por el centro de la ciudad. El Mercado Central estaba casi impracticable mientras los distintos puestos hacían su agosto en mayo a base de vasos de fruta cortada o embutido ya preparado. «Aquí, o madrugas o es imposible comprar», decía una vecina.

Cabe destacar que este sábado era un día extraño en el centro. Primero, porque parecía previo a la pandemia. Y segundo, porque no era un sábado cualquiera. El fin de semana de la Mare de Déu, esa fiesta donde la devoción se abre paso incluso entre quienes no son de misa diaria, hace que Ciutat Vella muestre su mejor cara. La calle Caballeros era un buen ejemplo, con los balcones engalanados para rendir homenaje a la Mareta. No eran pocos los turistas que se encontraban con el 'tapiz' que ha instalado este año el Consistorio o con las distintas partes del escenario preparadas para la Misa d'Infants del domingo (el grueso del montaje se iba a hacer de madrugada de sábado a domingo) y tenían que preguntar qué se celebraba. Vaya usted a explicarle a un señor de Alemania o a una señora de Estados Unidos quién es la Mare de Déu.

Pero era interesante ver a los guías intentándolo. La palabra más repetida era, obviamente, patrona, y más o menos los sufridos turistas, que se hacían hueco entre las vallas de obra para fotografiarse con la puerta de los Hierros de fondo, entendían. Curioso también escuchar cómo se cuenta la historia de la ciudad, como ese guía que explicaba la leyenda del murciélago de Jaume I ante el Ayuntamiento o ese otro que, ante la puerta de l'Almoina, decía que aunque no quería dar muchas fechas, sí era importante que los turistas estadounidenses se quedaran con el 9 de octubre de 1238.

Caballeros adentro, la vida era otra. En El Carmen se ha hecho normal, de un tiempo a esta parte, escuchar el traqueteo de las maletas sobre el pavimento. El sábado fue otro ejemplo, con decenas de parejas o grupos de turistas que llegaban o se iban de la ciudad. La plaza del Ayuntamiento, sin embargo, parecía quedar más para los turistas nacionales, y eso que la oficina de turismo está en la misma Casa Consistorial y de ella no dejaron de salir visitantes en toda la mañana, mapa en mano, dispuestos a conocer la ciudad.

Otro enclave de interés era la plaza Ciudad de Brujas, recién peatonalizada, y 'presentada' oficialmente este sábado, con la visita del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, al que le hizo de guía nada más y nada menos que Sandra Gómez, la vicealcaldesa y orgullosa 'madre' de la criatura. Cientos de personas se llegaron hasta la plaza para disfrutar de las actividades de la Valentina, incluida paella gratis y música, con zonas 'chill out' que se aprovechaban de los bancos ya instalados en la plaza. Falta, todavía, sombra, como los vecinos reclaman, pero es que en un día como este sábado, que supo a gloria tras casi dos meses que se podrían tildar de irlandeses, la sombra faltaba por todas partes. Y menos mal.

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