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Algunas son bonitas, atractivas a la vista, incluso apetitosas al gusto y alcanzan un buen precio en el mercado. Pero están alterando el hábitat de la Albufera y amenazan la supervivencia de numerosas especies autóctonas. Eduardo Belda, profesor del Departamento de Ciencia Animal de la Universitat Politècnica de València (UPV), sostiene que la presencia de esta fauna alóctona es, junto a la cantidad y calidad del agua, uno de los principales problemas a los que actualmente se enfrenta el parque natural de la Albufera.
La amenaza fundamental es el agua. Es un hecho en el que la coincidencia entre los expertos es general. En el caso de la fauna y flora tiene una importancia determinante. La supervivencia de muchas especies animales depende de su calidad. El samaruc o el farteig, dos de los tipos de peces más característicos del lago, se encuentran en peligro por la grave situación por la que atraviesa el parque.
En el caso de las anguilas, según destaca Eduardo Belda, «no sabemos cual es exactamente la situación». Explica que su salida al mar está determinada por la apertura y cierre de las golas y se desconoce como les puede estar afectando.
Por el contrario, empiezan a aparecer en el parque algunas especies invasoras que están alterando el equilibrio del ecosistema. Es el caso de la carpa, un tipo de pescado que repercute negativamente en la proliferación de macroinvertebrados acuáticos y reduce la fauna nativa, sobre todo peces autóctonos.
Quizá una de las especies que más está contribuyendo a alterar el ecosistema es el cangrejo azul. Belda señala que cada vez es más abundante y destaca que su proliferación comenzó hace cuatro o cinco años. Las cifras hablan por sí solas. Mientras que en la temporada 2016-17 se contabilizaron 1.914 kilos en capturas comercializadas, en la presente las capturas rondan los 5.000 kilos. Es un animal que supone una amenaza para los moluscos bivalvos del parque como las tellinas. Además, rompe las redes de los pescadores con la fuerza de sus pinzas. Su presencia está obligando a los pescadores a adaptar las nasas.
El profesor de la UPV indica, por otro lado, que el control del cangrejo azul en la Albufera es cada vez más complicado. «Está muy extendido y hay que tener en cuenta de que las hembras ponen millones y millones de huevos», matiza.
Pese a ello todavía no ha sido catalogado como especie invasora. Su comercialización es cada vez más importante y crece su aprecio por parte de los consumidores. Pero Belda recalca que está alterando el ecosistema propio de la Albufera con graves consecuencias.
Impacto: Es muy voraz y está desplazando a especies autóctonas. Supone un peligro para los moluscos bivalvos.
Impacto: Se encuentra en la Albufera desde 1978. Consume la vegetación acuática y aumenta la turbulencia del agua.
Impacto: Está incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras por los daños que puede originar.
Impacto: Puede originar alteraciones en algunos espacios como el Tancat de la Pipa.
Impacto: Se ha extendido de forma artificial fuera de su área. Su presencia provoca la desaparición de especies autóctonas.
Impacto: Está incluida en el catálogo de especies invasoras por los daños que provoca.
Otra de las especies alóctonas que está afectando al hábitat, según Belda, es la tortuga de Florida. «Es una amenaza. Tiene un fuerte impacto y está desplazando al galápago europeo», precisa el profesor de la Politècnica.
El mejillón cebra es otra de las especies que está cambiando el hábitat del parque natural e implica una grave amenaza. Según Belda, el riesgo fundamental que supone es que puede colapsar acequias y canalizaciones como ya está haciendo en otras áreas en las que se han detectado ejemplares.
Ante la proliferación de estas especies invasoras, Eduardo Belda pide medidas para mitigar su impacto. Por un lado, destaca que la población tiene que concienciarse de que no puede soltar en el medio natural una mascota cuando se cansa de ella, como está ocurriendo cada vez de forma más frecuente.
También reclama a la administración medidas concretas para el control de la fauna alóctona. En este sentido, Belda considera que los esfuerzos que se están realizando en el parque de la Albufera son «a todas luces insuficientes».
La Conselleria de Emergencia Climática y Transición Ecológica puso en marcha a fines de octubre dos planes para el control de la carpa y el cangrejo rojo en la Albufera. Las actuaciones nacen sin una dotación económica concreta.
Eduardo Belda también recalca que la situación del parque para las aves, sobre todo en lo que se refiere a las más emblemáticas, no es mala y explica que la presencia de los arrozales está favoreciendo esta proliferación. Es en esos campos donde encuentran un alimento que ahora no existe en el agua por su mal estado.
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