Roberto Villa es profesor de Historia Política en la Universidad Rey Juan Carlos. Autor de ensayos de éxito, y polémicos, como '1936. Fraude y ... violencia en las elecciones del Frente Popular', publica ahora 'Samper, la tragedia de un liberal en la Segunda República', sobre la vida del único valenciano que ha alcanzado la Presidencia del Gobierno. Un libro que presenta mañana en Valencia (a las 19 horas en el Ateneo Mercantil) junto con el ex presidente José María Aznar, máximo responsable de Faes, entidad editora de la obra.
Publicidad
-En su libro, Ricardo Samper sale bien parado del juicio histórico, a pesar de que le tocó vivir una etapa muy complicada.
-En efecto. Es una figura relativamente desconocida y sale bien parado porque es uno de los pocos políticos en los años 30 que defiende valores relativamente parecidos a los nuestros, a los actuales. Hasta cierto punto se le puede considerar un precursor de la democracia liberal.
-El título del libro podría utilizarse para hablar de la tragedia del régimen, tensionado desde el primer día a derecha e izquierda por los que soñaban con algo muy diferente.
-Es la tragedia del liberalismo y de la democracia liberal. Partimos siempre del hecho erróneo de equiparar República con democracia. Cuando las fuerzas políticas que son el motor de la proclamación de la República están pensando en un cambio de régimen, no todas están pensando en una democracia liberal parecida a la que existía en Europa, o relativamente parecida a la nuestra en la actualidad. La República que tenían en la cabeza se construía contra la democracia o considerando la democracia como un medio y no como un fin en sí mismo, es decir, la democracia era un medio para llegar a otra cosa.
-A lo largo del libro hay coincidencia entre acontecimientos del pasado con acontecimientos del presente. En la página 40, por ejemplo, habla del «rechazo absoluto» de Samper a los planes expansionistas del nacionalismo catalán que apuntaban a Valencia. Noventa años después este peligro no desaparece.
Publicidad
-Cuando los nacionalistas catalanes hablaban de Cataluña no lo hacían de su región geográfica que todos tenemos en la cabeza sino como una comunidad nacional en construcción que englobaba territorios que consideraban parte sustancial de Cataluña. Donde se hablaba lo que ellos decían que eran dialectos del catalán también era Cataluña: el Reino de Valencia, la franja de Aragón, las Baleares, el Rosellón y una parte de la isla de Cerdeña.
-Hay también un episodio en el que recoge cuando Samper rechaza las intransigencias lingüísticas de lo que llama el valencianismo «muy tocado por el catalanismo», al que tacha de «reaccionario y exclusivista» por no entender «que la mayor parte de Valencia habla el castellano». Lo mismo, parece actual.
Publicidad
-Efectivamente. En el caso de Samper él concibe la autonomía, la descentralización, como algo puramente político y administrativo, nada que ver con el nacionalismo cultural, con lo que no termina de entender muy bien eso de que en Valencia haya un idioma original y uno extraño, sino que para él el español es tan valenciano como el valenciano.
-De su época de alcalde de Valencia, esta cita: «Cuando se es alcalde hay que dejar de ser hombre sectario para ser representante de la ciudad». Ni que estuviera pensando en algunos...
-Esto era muy típico de la política de aquel tiempo. Pese a que había partidos articulados a nivel municipal, sin embargo todo el mundo pensaba que el ayuntamiento es una cosa de administración, de aceras, de farolas, de servicios públicos municipales, y que por tanto la política de partido no debería tener ningún tipo de espacio.
Publicidad
-Tuvo muy buena relación con Niceto Alcalá-Zamora y muy mala con Manuel Azaña. ¿Es Azaña un personaje mitificado?
-Sí, claro que tiene mucho de mito. Y la diferencia entre el mito y el personaje histórico es que el mito sólo tiene cosas encomiásticas, casi nunca se le puede criticar. Samper y Azaña encarnaban dos visiones muy distintas de la República.
-¿Y la propia República no está mitificada por la izquierda?
- Sí, rotundamente sí. No diría tanto la Segunda República como el bienio de izquierdas y los meses previos a la Guerra Civil, que coinciden con el Gobierno del Frente Popular. Porque en realidad la Segunda República es una cosa complejísima, con una fragmentación partidista tremenda, con visiones muy distintas. Incluso las hay dentro de la coalición triunfante en 1931. No es lo mismo lo que tenían en mente Alcalá-Zamora o Lerroux que Azaña o Indalecio Prieto.
Publicidad
-Al estallar la Guerra Samper huye de Valencia porque teme por su vida y se acaba refugiando en Francia y luego en Suiza. ¿Es posible que lo hubieran fusilado los dos bandos?
-No, no estoy seguro de eso. La vida de Samper corría peligro en la zona republicana. No se le hubiera llegado a fusilar en la zona nacional, de hecho tenía muy buenas conexiones con Burgos, porque a fin de cuentas se le recordaba como el presidente del Gobierno y luego como vicepresidente de los gobiernos que combatieron la Revolución de 1934. Ahora bien, esto no quiere decir que las ideas de Samper gustaran en la zona nacional.
-Otra coincidencia entre el pasado y el presente es que los socialistas se aliaron con los nacionalistas catalanes y con los vascos.
-Sí. Esa alianza no estaba tan clara en el primer bienio, donde tienen muchos conflictos y muchos problemas. Es verdad que en el segundo bienio hay una especie de unión frente a lo que consideran el enemigo común, que es el Partido Radical y sus aliados de centro y derecha que gobiernan con él. Es una alianza más bien defensiva y se va a ver que no está muy bien trabada desde el punto de vista ideológico. En la Guerra Civil van a estar todos juntos pero hay una serie de peleas entre ellos y Azaña acabó criticando que Companys vaya por libre y cree un Gobierno propio, que José Antonio Aguirre haga lo mismo...
Noticia Patrocinada
-Hablemos de Largo Caballero, al que se ha dedicado una calle en Valencia. Pero me temo que es un personaje con más sombras que luces, ¿no?
-(Duda unos instantes antes de contestar) Es verdad que en Historia siempre hay que contextualizar al personaje para entender bien el tiempo en el que vivió y la actividad que sostenía. Pero desde un punto de vista democrático, su actividad, sus valores, es evidente que el político socialista no lo era en absoluto. Para el la República y la democracia eran medios para llegar a un fin, que era el monopolio del poder por parte de la UGT y del PSOE, eso era lo que él buscaba.
-Sé que es objeto de un libro anterior, no de este, pero no puedo dejar de preguntarlo: las elecciones de 1936, las que gana el Frente Popular, ¿fueron objeto de fraude?
-Por supuesto, esto es innegable. Lo trascendente es que como fue un resultado muy igualado, la victoria dependía de un puñado de votos en algunas provincias. Ese fraude, que no es masivo, sí que es decisivo. Hubo fraude, que facilitó que el Frente Popular consiguiera la mayoría absoluta en primera vuelta.
Publicidad
-Hay intervenciones parlamentarias de Samper que me parecen de una brillantez impensable hoy. Por ejemplo, cuando rebate las acusaciones de debilidad de su Gobierno o cuando critica el estatalismo.
-Era muy buen orador, se preparaba muy bien las intervenciones. Y desde el punto de vista argumentativo era una persona muy sólida, intelectualmente era lo mejor dentro del blasquismo, por eso Lerroux lo lleva a la cúpula del Partido Radical.
-Ya que ha salido el blasquismo, Samper vivió entre la rendida admiración hacia Vicente Blasco Ibáñez y su enfrentamiento con Sigfrido Blasco Ibáñez. Otra tragedia en su vida.
-Efectivamente, aunque no fue un enfrentamiento político sino personal, por el escándalo del estraperlo. Sigfrido Blasco Ibáñez dio a entender que gestionaría el permiso de Samper para establecer la ruleta a cambio de dinero. Al ver su nombre mezclado en el expediente de Strauss, Samper nunca se lo perdonó.
Publicidad
-Cita al final lo de la calle que tiene en Valencia, que es al diputado Ricardo Samper, cuando había sido alcalde y presidente del Gobierno. ¿Entiende por qué se ha hecho así?
-Es sorprendente. Es cierto que su figura no es conocida pero todo el mundo sabía que había sido presidente del Gobierno. Además, fue el agente de los intereses de Valencia en Madrid, buena parte de su trayectoria política es tratar de conseguir inversiones o concesiones del Gobierno central que necesitaba Valencia. ¿Diputado...? Pero si tampoco está mucho tiempo en el Congreso, no es lo más importante, no es lo que le caracteriza.
-También fue presidente del Ateneo Mercantil, donde se presenta el libro, en un edificio que se inició en su mandato.
-Efectivamente, pone la primera piedra, consigue las inversiones... Vamos al Ateneo gracias a su nieta, Elena Enguix Samper, que quería hacerlo allí por la significación que tuvo su abuelo.
Publicidad
-La última. Relaciono otra vez pasado y presente: ¿está España repitiendo errores de aquella época tan trágica?
¡Uffff! (resopla) Aquella España es estructuralmente distinta de la nuestra. Aquel es un contexto muy particular, donde la polarización era mucho mayor que en nuestra época actual y donde había una parte mayoritaria de los partidos que actuaban que no tenían la democracia como un fin en sí mismo sino que la veían como un medio para otras cosas. Esas fuerzas trataban de aprovechar la mínima oportunidad para imponerse y para echar del arco político a los oponentes. Eso en parte ha cambiado. La República es un régimen que no se consolidó, la democracia lleva ya un montón de años consolidada. Pero es verdad que hay un problema de larga duración que continúa: el nacionalismo. Eso no ha cambiado. Incluso se pueden establecer paralelismos entre la situación del 34 y la situación de 2017, el 1 de octubre. Hemos heredado de la Constitución del 31 elementos que están dando unos rendimientos parecidos... parecidos de malos, especialmente el tema autonómico.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Los ríos Adaja y Cega, en nivel rojo a su paso por Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.