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PACO MORENO
Martes, 25 de agosto 2020
«Vienen a podar y barrer y poco más». La presidenta de la Federación de Vecinos de Valencia, María José Broseta, es vecina del barrio de Ruzafa y por eso conoce al detalle la plaza Manuel Granero, el jardín olvidado frente al flamante Parque Central. El abandono y la falta de renovación de las instalaciones es patente cinco años después de que el Ayuntamiento sacara a concurso por primera vez su remodelación.
Aquella iniciativa, con un proyecto modificado del gobierno municipal anterior, fue anulada por «razones de interés público», según aparece en la Mesa de Contratación. Desde entonces, la gran zona verde ha languidecido, amontonando grafitis y suciedad en todos sus rincones. Broseta recuerda que el cartel anunciador de las obras está plantado unos seis años. «La zona verde no se puede utilizar y sería muy útil por ejemplo para los mayores. En la calle Cuba hay un local de jubilados y es una pena que este espacio no se pueda aprovechar como toca». La plaza está delimitada por esta vía y por la calle Filipinas.
La plaza Manuel Granero sirve de ejemplo para muchas inversiones paralizadas en los barrios, que se posponen de un ejercicio para otro, aunque este caso es singular. El concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, dijo ayer que es inminente el envío a Contratación de los pliegos para la contratación de las obras. Las modificaciones del proyecto heredado se produjeron a petición de los vecinos, subraya, y se ha realizado un diseño que pretende responder a las propuestas de la participación ciudadana, para lo que se contrató a una empresa que realizó varios talleres y reuniones. La inversión que se maneja ahora es de unos 600.000 euros.
El calor sofocante hace que la plaza parezca más desolada. Está rodeada de edificios que en algunos casos muestran su parte trasera, la más fea, lo que tampoco ayuda. El panorama se completa con una zona de estanque donde en lugar de agua hay basura y polvo acumulado. Nada ayuda.
A ambos lados las inevitables terrazas de bares, las únicas instalaciones capaces de soportar el deterioro de este espacio. Broseta recuerda que hace casi 40 años los coches aparcaban en los solares. Esa imagen ha desaparecido y en su lugar «es una pena lo que hay, hemos llegado a un extremo en el que ya no sabemos ni lo que van a hacer del tiempo que ha pasado».
En su opinión, la plaza debe ser «complementaria del Parque Central, tener la misma categoría». En la primera hay un par de cientos de árboles que se mantendrán, una de las premisas de los vecinos que forzaron la paralización de un aparcamiento subterráneo y el proyecto posterior remodelado en 2015.
La presidenta vecinal no esconde que los debates para elegir el diseño final de la plaza registraron momento de alta tensión. «El desacuerdo era evidente muchas veces, incluso con palabras gruesas, y hay que agradecer a la anterior concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano, que acudiera a esas reuniones para dar la cara», señaló.
El edil Campillo destaca que este jardín ha sido una «demanda ciudadana a través de un proceso de participación ciudadana promovida en 2017. «Como ha habido proyectos previos que no han logrado el consenso del vecindario, se ha hecho un proceso de mediación, coordinado por el equipo de la Dula en nombre del Ayuntamiento para intentar llegar al máximo consenso en la propuesta».
El edil adelantó que se mantendrá el arbolado existente, añadiendo algunos elementos puntuales. También se pretenden recuperar arbustos y tapizantes ahora perdidos. «Queremos mejorar las condiciones de la vegetación, por lo tanto, es importante una mejora del suelo, aumentaremos la cantidad de tierra de los árboles situados en la terraza elevada y pondremos alcorques para facilitar el mantenimiento».
Por otra parte, se plantea un sistema de drenaje sostenible para todo el jardín, con el objetivo de devolver al subsuelo toda el agua de lluvia que se recoja. Esto se conseguirá mediante cunetas drenantes de gravas y pavimentos permeables.
Un concepto similar desarrolló la paisajista Kathryn Gustafson para el Parque Central, con estructuras escondidas en el subsuelo que sirven para la recogida de agua con la que recargar el nivel freático en la época de lluvias. De ahí el diseño basado en varios cuencos independientes, lo que no se observa a primera vista en la fase ya terminada.
El jardín actual de la plaza Manuel Granero está estructurado en cuatro cuadrantes definidos por dos ejes perpendiculares, uno principal que conecta la calle Cuba con la avenida Filipinas y uno secundario perpendicular. El principal está pavimentado con un hormigón impreso mientras que el resto del parque es de tierra con restos de bordillos de las antiguas jardineras donde ya no quedan tapizantes.
También se encuentran restos de setos algunas de ellas en buen estado pero que fragmentan excesivamente el ámbito del jardín. «En general el arbolado está en buen estado y el proyecto lo respetará íntegramente», dijo el edil.
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Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Patricia Cabezuelo | Valencia
Doménico Chiappe | Madrid
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