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San Juan en la playa de Valencia, este sábado.

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San Juan en la playa de Valencia, este sábado. J. Signes

San Juan vuelve a alumbrar Valencia

La Policía Local retrasa los cortes de calles más importantes alrededor del litoral, que hoy debe estar listo para el baño

Sábado, 23 de junio 2018

Miles de valencianos, en su mayoría jóvenes, se han acercado a las playas para celebrar la noche de San Juan. Los hay que prefieren encender hogueras y los que se conforman con saltar siete olas tras la media noche para pedir un deseo o confiar en que el conjuro les traiga buena suerte para el verano.

Cinco mujeres de cuatro generaciones de una misma familia bajan del autobús 92 en mitad del Paseo Marítimo. La menor sólo cuenta con cuatro años y su bisabuela se define entre risas como «muy jubilada». Han dejado a los padres y maridos viendo el fútbol. «Nosotras venimos todos los años. Ellos, cada dos: cuando no hay Eurocopa o Mundial», explica la madre de las más pequeñas como si fuera una ley de la física.

Esa puede ser una explicación, seguramente la más certera, de que a las diez de la noche la Policía Local sólo hubiera colocado vallas a la altura de la calle Doctor Marcos Sopena. El árbitro acabada de pitar el final del partido Alemania-Suecia, con triunfo de los primeros en el último suspiro de un encuentro emocionante. La previsión del Ayuntamiento era poner la valla para impedir el paso de tráfico privado a las nueve de la noche en el cruce de la avenida del Puerto con Serrería. Eso sí, a las once de la noche ya se habían cortado este lugar, al igual que en la avenida de los Naranjos. A la misma hora, los agentes hicieron lo mismo en la calle Menorca, a la altura de la rotonda del paseo de la Alameda. fue el comienzo del gran atasco.

Cuatro amigos llegaron acompañando a una amiga que trabaja en el extranjero. «La última vez que estuve hará 10 años, cuando hice COU», estima la expatriada. En todo caso reconoce que hay menos gente de lo que esperaba. «Lo hemos estado comentado y creo que es por ser fin de semana. Muchas fallas hacen las verbenas hoy y no pasa como cuando cae en jueves o miércoles, que no hay más alternativa», explica. «También habrá quien se haya ido a Alicante», apunta una amiga.

Para evitar complicaciones en el paseo marítimo, un par de horas antes se había cortado el acceso desde la avenida Mediterráneo. El reparto de leña se hizo con normalidad y las 35 toneladas de material desaparecieron como por ensalmo, listas para formar parte de las hogueras en la arena en la zona acotada.

Como siempre, la Policía Local decomisó los palés y otros materiales que esforzados jóvenes llevaban al lugar de la fiesta. «Los clavos es de lo más peligroso que se puede quedar en la arena», dijo la concejala de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, quien se ha dedicado toda la semana a pedir a los vecinos que no fueran con botellas de vidrio.

Se puede decir sin duda que el paseo marítimo de la Malvarrosa estaba blindado. El dispositivo policial fue muy parecido al del pasado año, tanto por la enorme afluencia de público como por la alerta antiterrorista. Los maceteros colocados en los accesos de la zona peatonal para evitar atentados por atropellos facilitaron a los agentes colocar las furgonetas y coches en otros lugares.

La calle Doctor Lluch marcaba tráfico denso a las diez y media de la noche, cuando otros años ya estaba cortada por completo. El Mundial relajó y retrasó a los asistentes, que poco a poco llenaron las playas. En las del sur de Valencia estaba prohibido encender hogueras (ni siquiera encender farolillos de papel), al estar en el parque de la Albufera, aunque también registraron algo de afluencia de público.

Un grupo de compañeros de instituto mantienen el aliento mientras su fuego rebrota entre troncos y papeles. «Nos han dado madera ignifuga», bromea uno de ellos. «Estaba mojada», sentencia otro como si fuera algo personal.

Muy cerca les mira un matrimonio mayor que se ha hecho embutido en una pequeña barbacoa. «Nos lo traemos todo: el carbón, el pan, la mezcla, el vino... y nos lo llevamos todo», señala ella. Su marido sonríe y le da la razón. «No sé ni los años que venimos. Vivimos en el Cabanyal hace 30 años, y ya antes nos gustaba pasar aquí la noche de San Juan. Pero entonces estabamos casi solos», recuerda él.

La EMT reforzó con 113 conductores su servicio, que contaba con una oferta especial de la línea 25, operativa toda la noche para conectar con las pedanías y amplió su horario y servicio otras siete líneas. En cuanto al dispositivo de la Policía Local, 279 agentes repartidos por el litoral, a los que había que sumar 500 policías nacionales en toda la Comunitat.

Una familia llevaba hasta varias tiendas de campaña. Es la primera vez que iban y piensan volver. «Está muy bien, pero casi nos quedamos sin leña», asegura. «Si no dejan traerla de casa, no deberían repartir tan poca», lamenta la madre, mientras da un platano de postre a una pequeña que ya se duerme. «A las 12 de la noche saltaremos las olas. Todos necesitamos suerte», sonríe.

La concejalía de Medio Ambiente repartió grandes bidones metálicos por la playa a modo de enormes papeleras. También se repartieron 5.000 bolsas de plástico, para depositar los residuos.

Desangelado, para unos; sin agobios, para otros. La celebración de San Juan en la Malvarrosa de Valencia contó este año con menos asistencia que otras ocasiones cuando ya se habían superado ampliamente las diez y media de la noche. Una brisa suave refrescó esta tradicional noche de estreno del verano.

«Esto es un desastre para nosotros», dicen los hosteleros

La fiesta no fue para todos en la playa de la Malvarrosa. Los hosteleros hicieron poca caja, como suele ocurrir desde hace años y algunos llegaron a bajar la persiana y esperar hoy al servicio de comidas en el paseo marítimo.

«Un desastre», fue la respuesta de uno de los empresarios a LAS PROVINCIAS sobre lo que esperaba de anoche. «Tengo unas veinte reservas y seguro que muchas se anulan porque no dejan entrar a los clientes con sus coches», dijo.

El paseo marítimo se cortó al tráfico poco después de las cinco de la tarde, aunque se podía llegar en transporte público. No obstante, ninguno de los restaurantes del paseo recibieron información de la EMT ni Metrovalencia los últimos días. «Ni un folleto para nuestros clientes, nada con lo que pudiéramos informar», señaló.

Además de la falta de clientes, otro problema para los hosteleros es el perjuicio por el botellón que rodea los locales desde primera hora de la noche. «Acabamos hartos de los que quieren entrar en los aseos de los restaurantes. Cuando pueda cerraré esta noche», comentó por último.

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