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Casi nunca ha habido tantos vecinos en Valencia. El censo municipal de 2022, recién publicado en el Anuario Estadístico de la Ciudad, desvela que el padrón ha superado con creces la barrera de los 800.000 habitantes al llegar a los 809.0000. Son los ... mejores datos desde 2010, aunque están lejos de los 815.000 registrados en 2009. Los distritos que más vecinos han ganado han sido Ciutat Vella y Quatre Carreres, con un 2,8 y un 2,7%, respectivamente, más de residentes que en 2022.
A nadie debería sorprenderle lo de Quatre Carreres porque es el distrito más grande y poblado de la ciudad, pero sí lo de Ciutat Vella, donde las asociaciones vecinales se desgañitan desde años por el descenso de residentes. Con los datos en la mano, esta caída no es real. Ciutat Vella lleva varios ejercicios ganando censo. A comienzos de 2023 había casi 800 residentes más en los barrios del centro. Pero la clave es que muchos de estos nuevos vecinos son extranjeros. De hecho, Ciutat Vella perdió 275 españoles y ganó 1.055 residentes nacidos en otras partes del mundo que tienen, obviamente, el mismo derecho que los españoles a vivir en el centro de Valencia.
Pero se da la circunstancia de que son residentes con un poder adquisitivo superior, por regla general, que pueden hacer frente a alquileres o compras de viviendas a un precio más elevado que está lejos de la capacidad económica del vecindario tradicional de Ciutat Vella, que en ocasiones se ha visto expulsado del mismo como parte de un proceso de gentrificación que ya se ha dado en otros barrios como Ruzafa o Cabanyal, por ejemplo, tal como han denunciado en varias ocasiones entidades vecinales e incluso la federación, que a finales del pasado año hizo de la lucha contra las viviendas de uso turístico uno de sus principales caballos de batalla, con actos y jornadas centrados en la cuestión.
Pero, ¿pasa eso en Ciutat Vella? A tenor de lo que dicen los residentes, sí. Uno de los mejores conocedores de la realidad del centro histórico es Toni Casola, histórico dirigente vecinal de Ciutat Vella. Para él, estos datos son «un indicador más» de la gentrificación que, dicen, padecen en el barrio. «En realidad no hay aumento de vecinos, sino de residentes temporales que pasan cierto tiempo de estancia en la ciudad, en el mejor de los casos, y luego lo alquilan la mayor parte del tiempo como viviendas de uso turístico», explica Casola. Cabe recordar que la concejalía de Urbanismo que dirigía el PSPV puso en marcha un plan especial de protección de Ciutat Vella que impedía la apertura de nuevos apartamentos turísticos en el centro: sólo se permiten en Sant Francesc, en los alrededores de la plaza del Ayuntamiento.
Así las cosas, Valencia empezó 2023 con más vecinos que en la última década, lo que rompe la tendencia de años anteriores: desde el pico de 801.545 residentes en 2020 el censo no había dejado de caer, lo que tiene sentido tras la pandemia. Por distritos, todos menos Algirós, que cae un 0,2% en un año, crecen, aunque sea apenas un 1 o un 1,5%, lo que permite un crecimiento general que hace que se supere esa barrera psicológica de los 800.000 vecinos. Esta tendencia se ve en la calle, en el día a día, y también en el uso de recursos como el transporte público, más lleno que nunca. Parece que las previsiones para 2025, que el año pasado eran de 778.000 vecinos, se van a quedar cortas.
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