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IRENE MARSILLA
Llenazo en las terrazas, calles y mercadillos durante el día

Llenazo en las terrazas, calles y mercadillos durante el día

La actividad se mantiene pese a la situación excepcional. El límite de los grupos de personas y el cambio de los horarios o hábitos por las nuevas medidas no frenan la afluencia durante el fin de semana

Mar Guadalajara

Valencia

Lunes, 26 de octubre 2020, 00:06

Domingo en la ciudad y el buen tiempo invita a salir. Mientras el presidente del Gobierno comparecía tras el Consejo de Ministros Extraordinario para anunciar el decreto del estado de alarma en todo el país, Valencia disfrutaba de su día de descanso. Lo es, al menos para la mayoría y el dominguero no tiene prisa ni siquiera cuando el cambio de hora le ha quitado algo de tiempo al día.

A las doce las calles del centro ya hervían. Subiendo por la calle de la Paz se distinguían algunas visitas guiadas y grupos de extranjeros que admiraban el encanto del lugar, hacían fotos y sonreían al llegar a la plaza de la Reina donde buscaban el mejor ángulo para hacerla entrar en la pantalla de sus smartphones. Otros, los nacionales, buscaban sus propios guías entre sus amigos. «Aquí al lado está la Catedral y detrás la Plaza de la Virgen donde hacen la Ofrenda que os decía antes en Fallas», explicaba el cabecilla del grupo.

Las terrazas de la Reina estaban llenas y pasear por las aceras se hacía complicado. Los vendedores ambulantes llamaban la atención de los transeúntes ofreciéndoles pulseras, pendientes y artesanías. A las puertas de las tiendas de souvenirs la gente se concentraba eligiendo mascarillas dispuestas en una burra giratoria en la que en otros tiempos habían postales e imanes de los lugares más emblemáticos.

Las terrazas hacía rato que no dejaban de servir cervezas y aperitivos. Algunos incluso antes de las doce y media ya tenían la comida servida en la mesa. En Tapinería no había una mesa libre. La camarera intentaba encajar a los grupos de más de seis personas en mesas contiguas, a la vez que establecía turnos en una cola de personas que ya se formaba junto a la puerta del bar.

Bajando por Santa Catalina por la calle de la Sombrerería, el ir y venir se mantenía. Y al llegar al Mercado Central, el mercadillo despertaba la curiosidad de los transeúntes que se detenían en cada parada, buscando algún complemento o mascarillas e incluso compraban plantas y flores. Algunos de los vendedores se quejaban por la bajada en las ventas:«Sin los extranjeros aquí hacemos poco, la gente pasea, mira pero no compra», decía uno de ellos despachando.

Justo al lado de la Lonja, las terrazas de los bares están repletas, en el Café Boatella servían tapas y comidas desde antes de la una del mediodía. «La gente tiene ganas de salir por suerte para nosotros, que eso es lo que nos hace falta», comentaba el propietario del bar justo antes de tomar una nueva comanda. Primer domingo con toque de queda en la ciudad y la única evidencia del virus estaba en las mascarillas.

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