M. E.
Valencia
Sábado, 24 de diciembre 2022, 01:12
Cuando uno tiene que acudir a urgencias de un hospital siempre quiere que sea lo más breve posible y volver a casa cuanto antes. Algo, que en muchas ocasiones, tanto para pacientes como para acompañantes, se complica. «Hemos venido a eso de las once ... porque a mi prima le dolía un poco el pecho y se estaba preocupando. Ahora a ver cuánto tardan en atenderla. Yo la última vez que estuve aquí acompañando a un familiar estuve un buen tiempo, tardaron casi todo el día en pasarla por el triaje». Así describe su día un hombre que aguarda a la puerta de la sala de espera de urgencias del Hospital General de Valencia. Tres horas después, empiezan a hacerle pruebas a la persona que acompaña: «Han tardado tres horas para empezar a hacerle pruebas de su bronquitis, se ha quedado allí y yo me he ido. Van con mucho retraso, aunque luego el trato es bueno por parte de los médicos. Pero eso es un desastre», confirma.
Publicidad
Una sala de espera que cuenta con una serie de asientos los cuales se encuentran repletos de personas, prácticamente sin sitio libre para sentarse y que obliga a los que llegan nuevos a permanecer en el exterior. «Llevamos aquí cuatro horas sin noticias. Mi marido está dentro y ya ando un poco nerviosa», confiesa una señora que no se separa de su teléfono. Una situación que se repite cada vez con más asiduidad debido al colapso y la saturación de la sanidad, que está haciendo que muchas atenciones se retrasen.
Aunque no todo es tan dramático y malo. Sí hay de los que son atendidos con premura. Y es que al fin y al cabo, los médicos escogen a aquellos que presentan más gravedad o necesitan de una mayor inmediatez. «Sí que es verdad que está lleno de gente esperando, pero mira no sé si he tenido suerte pero a mi hija la han pasado dentro bastante rápido. Es cuestión de la gravedad que tenga el asunto al final, y por eso unos entran y les atienden en media hora y otros a lo mejor se pueden tirar el día entero aquí esperando. Ahora por la mañana creo que suele estar más tranquilo pero luego por la tarde o noche es cuando se llena, porque vienen muchos familiares a acompañar o visitar a los que están ingresados», confiesa un padre que aguarda sentado en un banco.
Pero uno no elige cuándo quiere ir a urgencias por gusto, ya que se acude por necesidad. Un día puede no haber nadie y pasar rápido, y otro tener que esperar bastante. Así funciona. Lo que aconsejan los profesionales y los médicos es no acudir cada vez que pase algo extraño en nuestro cuerpo, sólo cuando sea algo realmente grave que requiera de atención profesional. «A mi hijo le dolía el tobillo y hemos venido a ver qué le pasa. Igual nos pasamos aquí todo el día, no me extrañaría, porque sí que he estado viendo en prensa todo esto de que los hospitales están llenos y quizá no es el mejor momento para venir, pero te pilla cuando te pilla», señala una madre a las puertas de Urgencias.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.