![Ratas en Valencia | Ocho barrios de Valencia protestan por la presencia de ratas](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202210/12/media/cortadas/173745338--1248x812.jpg)
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La sombra que corretea junto a la acera, entre las ruedas de los coches. El borrón que se escurre entre las patas de las mesas en las terrazas. La bala oscura que trepa por los árboles y se pierde en las ramas más altas. A ... veces, el chillido agudo en medio de la noche. Protagonistas de las pesadillas de millones de personas en todo el mundo, y veneradas por otras, las ratas se acumulan en las alcantarillas, los parques y el interior de algunos edificios de Valencia. Contra ellas no hay victoria posible: sólo se contiene al enemigo, una masa informe de pelo, bigotes y colas rosadas que se deja ver cada vez más en media docena de barrios de la ciudad, donde una legión de técnicos municipales conforman la primera línea de defensa contra este ejército interminable compuesto por cientos de miles de los roedores más extendidos del planeta.
Las quejas arrecian en algunos barrios, como Fuensanta, donde el problema parecía subterráneo, y nunca mejor dicho, hasta que el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner, visitó el barrio y volvió con testimonios escalofriantes: «Hemos visto salir hasta 200 ratas en media hora». Otros vecinos, incluso, contaban lo que parecían historias de terror: «Por la noches las oyes chillar en la calle y hay parques que son una alfombra compuesta por cuerpos de ratas». La denuncia del edil sirvió, según los propios residentes, para que los servicios municipales acudieran raudos a solucionar el problema.
En la Fuensanta, como en Tendetes y Virgen del Carmen, el problema es que los edificios, por situarse en zonas próximas al río o al mar, cuentan con una cámara de aire para evitar el alto nivel freático. Se trata de una especie de sótano situado en los bajos de los edificios, o a veces en las fachadas y entre los pisos, donde las ratas anidan con comodidad porque el acceso es complicado. Como explican en el Consistorio, la desratización de las fincas depende de las propias comunidades de vecinos, porque no pueden actuar sobre propiedades privadas salvo en casos muy graves de riesgo para la salud pública.
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Además de en estos barrios, los vecinos de la Alameda, sobre todo los del tramo XI, han protestado por la presencia de ratas. Aunque aseguran que no es tanto en el propio cauce como en los parques situados a pie de calle, lamentan que ven a las ratas trepar por los árboles. Giner visitó a los residentes la pasada semana y constató las quejas, que han trasladado al Consistorio en varias ocasiones. Además, quienes viven en calles como Chiva, Francisco de Llano o en barrios como Ciutat Vella, Canyamelar o Nazaret aseguran que ven ratas mucho más a menudo que antes.
Revisiones anuales
Desde la concejalía de Sanidad, encargada del control de las plagas en la ciudad, explican que las bocas de alcantarilla, de las que hay 140.000 en toda la ciudad, se revisan al menos dos veces al año. «Si recibimos aviso acudimos otra vez», explican las mismas fuentes. El tratamiento se compone de cebaderos con alimento envenenado que provoca la muerte de las ratas, aunque se suele mover de sitio para que estos animales, tremendamente inteligentes, no aprendan dónde está la comida con matarratas.
Además de estas visitas periódicas, cuando reciben esos avisos de los que hablan desde Sanidad, los técnicos municipales revisan solares o parques. Aseguran desde el departamento que dirige un Emiliano García Doménech que ha triplicado el gasto en lucha contra las plagas desde su llegada al Consistorio que los parques y jardines donde la maleza o la vegetación crecen sin control son uno de los entornos que más problemas de ratas generan. «Muchas veces, la vegetación no nos permite ver si hay madrigueras o no y eso complica el trabajo», ase
guran.
Y luego está, claro, los problemas dentro de los edificios. Ahí el Consistorio no puede actuar salvo en caso de riesgo grave para la salud pública. Por eso, son las propias comunidades de vecinos las que se tienen que encargar de desratizar (así como desinsectar, claro) las fincas. En el caso de barrios de pocos recursos, este trabajo «no se hace con la frecuencia que se debería hacer», comentan desde Sanidad, por lo que aparecen focos dentro de los edificios donde los técnicos municipales no pueden actuar. Con todo, aseguran que son pocos casos y aún así, cuando les llaman, acuden para comprobar la situación y ver si es necesaria una intervención. «Muchas veces sí actuamos de oficio y ni pasamos la factura a las comunidades», admiten desde la primera línea de batalla contra el enemigo interminable.
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