«Los vecinos suspenden el tráfico y la limpieza del gobierno de Ribó», fue el titular de LAS PROVINCIAS el pasado mayo, en base al resultado de la última encuesta realizada por el propio Ayuntamiento de Valencia. Problemas viejos que no se han resuelto este mandato pese a que el gobierno municipal cuenta con las inversiones más altas de la historia, nada más y nada menos que 170 millones de euros.
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Pero una cosa es el dinero, en abundancia tras los duros años de la crisis económica, y otra bien distinta la resolución de reivindicaciones en los barrios, problemas heredados de mandatos anteriores y que se adhieren como garrapatas en el grueso volumen de quejas pendientes de resolución por el Ayuntamiento. La saturación de manteros, el botellón, el atasco en el Parque Central, la crisis abierta por la ausencia de rumbo en la recuperación del Cabanyal o el omnipresente problema por la escasa limpieza de las calles siguen en las tareas pendientes del mandato, cuando ya está casi agotado.
El último presupuesto municipal válido es el actual, dado que el de 2019 se limitará a ser una serie de anuncios electoralistas difíciles de cumplir. Sólo es necesario saber que la legislación electoral limita algunas iniciativas hasta 40 días antes de los comicios, por lo que las inversiones del próximo ejercicio quedarán en su mayor parte para el nuevo gobierno municipal. De ahí el interés en conocer el estado de la cuestión sobre las herencias recibidas y el balance es que se ha avanzado poco. Los logros en la Marina se han producido en base a acuerdos del mandato anterior, como los edificios construidos por Juan Roig o la concesión del Veles e Vents. Del Parque Central, todavía no está claro cuándo se abrirá al público la primera fase y sigue sin plazos la firma de un nuevo convenio con el Ministerio de Fomento que ponga negro sobre blanco los compromisos adquiridos por el anterior responsable, Íñigo de la Serna. Demasiados conflictos abiertos en los barrios, como la falta de solución efectiva a la saturación de las terrazas de bares en algunas zonas, así como el eterno problema del Cabanyal, que este gobierno no ha sabido encauzar y gestionar con rapidez.
URBANISMO
De todos los problemas heredados que quedarán sin resolver este mandato, la recuperación del Cabanyal es sin duda la más sorprendente, dado que había sido elegido por el gobierno tripartito para su modelo de gestión.
La primera sorpresa de 2015 fue encontrarse con los cambios en el tráfico en el entorno de la Lonja a base de bolardos y maceteros. Tres años después, siguen en su sitio y no se sabe nada de los plazos de la obra de reurbanización.
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Cada vez es más difícil asegurar que la reforma de la plaza de la Reina comience este mandato, dado que todavía no ha salido a concurso. El proyecto está listo, aunque otra costa es la gestión necesaria para llevarlo a cabo.
La construcción de 2.550 viviendas en el nuevo barrio del Grao pretende ser una de las herencias resueltas de los días de la Fórmula 1, aunque la primera propuesta del concejal socialista Vicent Sarrià no gustó ni al alcalde Joan Ribó ni a los socios minoritarios pero indispensables del gobierno municipal, València en Comú. Este mismo viernes, la portavoz de esta formación, María Oliver, insistía en que no hay pacto. La falta de plazo para soterrar las vías y el tipo de pisos en el sector son los argumentos con los que se opone. De momento, todo está en el aire en el futuro barrio modelo de Valencia.
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El Partido Popular se dejó a medias la revisión del Plan General, el esquema de crecimiento de Valencia para las próximas décadas. El documento, con los nuevos criterios, sigue pendiente de la aprobación definitiva.
ALQUERÍAS
Empieza a tener visos románticos la defensa de las escasas alquerías protegidas que subsisten en los alrededores del casco urbano de Valencia. Este mandato se ha intervenido en algunas, como es el caso de la alquería dels Moros, aunque el Consistorio no ha dado con la clave para fomentar la recuperación de todas las propiedades privadas, cuyos dueños están atrapados en una maraña de normativa que impide prácticamente hacerlas habitables. Así, la única opción que resta es convertirlas en restaurantes o centros de ocio, algo así como un decorado de su verdadera función.
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Por fortuna, las fincas ya no se caen tan a menudo en el barrio del Carmen como sucedía en los años 80 del pasado siglo, aunque buena parte del distrito de Ciutat Vella sigue siendo inhabitable para sus vecinos.
MOVILIDAD
El gobierno tripartito llegó a la alcaldía con la idea de cambiar la forma en que se mueven los vecinos de Valencia, al considerar que se abusa del coche. Tres años después, las críticas arrecian y no se sabe nada de la ordenanza.
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Relacionado con lo anterior, el transporte público es uno de los ejes de la estrategia para frenar al vehículo privado. Las cifras de usuarios han subido producto de la recuperación económica, aunque los primeros cambios de líneas ya supusieron fuertes críticas en algunos barrios. La siguiente fase, la más importante, pretende modificar decenas de itinerarios y paradas en el centro, hasta con autobuses lanzadera. A día de hoy nada se sabe más que la voluntad de hacerlo, aunque el momento no parece el más adecuado a cuenta del conflicto que tiene el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, con los sindicatos.
La única acción emprendida por el Ayuntamiento para resolver la grave carencia de aparcamientos en muchos barrios ha sido explanar algún solar. De construir parkings municipales, nada de nada.
COMERCIO
Los comerciantes del centro ya pedían al anterior gobierno municipal que colocase cámaras de vigilancia en las calles más concurridas del centro, lo que ya pasa en muchas ciudades. En Valencia, no se ha avanzado nada.
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Todo el mundo coincide en que se trata de un problema casi crónico, sobre todo en las calles del centro, el paseo marítimo y buena parte de la ciudad en Fallas. Los comerciantes se lamentan de las pérdidas y los expertos subrayan el perjuicio que las falsificaciones hacen a las grandes marcas. Pese a esa circunstancia, la desaparición de la Unidad GOE de la Policía Local ha perjudicado los servicios que se realizaban hasta ahora. La escasa colaboración de la Policía Nacional, con patrullas que pasan literalmente delante de los manteros, tampoco ayuda. Es una de las asignatura pendientes del mandato.
La protección efectiva de los comercios históricos de Valencia, tanto la fachada como el interior, no pasa de ser un deseo. Estos tres años se ha acelerado aún más si cabe el cierre de tiendas para la apertura de franquicias.
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GRANDES PROYECTOS
Que Valencia necesita un entramado metropolitano fuerte nadie lo duda, en servicios esenciales como el transporte público u otros mancomunados. En ambos casos, el mandato acaba sin grandes avances significativos.
No es que se hayan dado poco avances en la mejora de los grandes accesos por carretera en el 'cap i casa', sino que el gobierno municipal ha puesto todas las pegas posibles a que se hagan, como en la ampliación de la V-21.
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El anuncio del presidente Puig del reinicio de las obras de la línea 10 de Metrovalencia, entre Nazaret y el centro, se quedará este mandato en la adjudicación del proyecto y poco más. Lejos quedan las críticas de los que forman ahora el gobierno municipal sobre la paralización de una línea hace años por la falta de fondos de la Generalitat. La apertura del aparcamiento de Brujas se conseguirá tras aportar once millones de euros, aunque otra bien distinta es la línea del llamado metro ligero. De los ramales previstos hacia Serrería o incluso desde el barrio del Grao hasta su conexión con el Cabanyal, nada.
SERVICIOS SOCIALES
La presión de la Policía Local en el mal llamado barrio chino ha tenido un efecto muy limitado. A juicio de los vecinos, más que escaso, a tenor de lo que ha ocurrido estos años en algunas calles de Velluters y el entorno de la calle San Vicente Mártir. Además, el titubeo inicial del gobierno tripartito con la ordenanza que multa la prostitución callejera, sólo a los clientes, no sirvió para calmar a unos residentes que ven desde sus ventanas espectáculos de todo tipo. La huida de vecinos se ha notado más por la llegada de los apartamentos turísticos, que en esta parte del centro han constituido las únicas reformas de pisos.
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El fenómeno de los gorrillas no ha disminuido este mandato, es más, en algunas zonas ha ido en aumento. La playa de la Malvarrosa, el entorno de La Fe en Malilla y los centros comerciales son los lugares más frecuentados.
No hay jardín de Valencia que carezca de un colchón sucio o de cartones escondidos entre los setos. La mendicidad se ha extendido por los parques de numerosos barrios y las quejas vecinales han aumentado en consonancia.
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MEDIO AMBIENTE
La vitola de gobierno animalista ha servido de poco para mejorar y ampliar el refugio de Benimàmet para perros y gatos abandonados. Un proyecto relativamente sencillo, boxes para animales, se queda en el tintero.
La huerta de Valencia, protegida en la revisión del Plan General, sigue a la espera de unas ayudas públicas efectivas para los agricultores que logren la supervivencia de lo que, a día de hoy, es sólo un paisaje para muchos vecinos.
El incremento del presupuesto municipal para la recogida de basura y la limpieza no ha impedido que hayan crecido las quejas vecinales por la suciedad de muchas calles, según se recoge cada mes en el balance de peticiones.
Tan lejos como esta semana, la Federación de Vecinos amenazaba con un plante en la comisión que forman con los hosteleros y el Ayuntamiento para reducir las terrazas de los bares en las zonas saturadas por la falta de inspecciones.
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ATENCIÓN CIUDADANA
El cierre de retenes de Bomberos al no cumplirse la cifra mínima de funcionarios ha sido noticia con frecuencia estos años. Hasta que haya más oposiciones se ha tenido que recurrir a las comisiones de servicio.
Una constante de este mandato han sido las críticas de los grupos de la oposición a la falta de recursos de la Policía Local, en especial por el envejecimiento de la plantilla y la falta de oposiciones. Con una herencia de una década sin nuevas incorporaciones, ahora están en plenas pruebas los 30 primeros agentes, que deberán después pasar por la academia. Llegarán pues en las postrimerías de este periodo, ya con la vista puesta en las elecciones municipales de mayo de 2019. Además, la reorganización del Cuerpo ha provocado también numerosas críticas de varios sectores, como los mercadillos.
La eclosión turística de Valencia es un fenómeno que venía de lejos, aunque ha sido este mandato cuando se ha consolidado la saturación de apartamentos turísticos en muchas zonas, sin respuesta por parte del Consistorio.
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