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Vista de la calle Colón

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Vista de la calle Colón IRENE MARSILLA

La ratonera de la calle Colón

Policías imponen sanciones de hasta 280 euros a conductores por circular por los nuevos carriles reservados a bus y taxi en un tramo en el que se disparan los atascos y las infracciones

Mar Guadalajara

Valencia

Jueves, 4 de junio 2020

Como la conocida atracción de los coches de choque, la glorieta de Porta de la Mar es el escenario de piruetas y maniobras imposibles de los conductores que recién salidos del encierro vuelven al volante y se topan con la prohibición de entrada a la calle Colón. Por suerte, no le acompañan las luces ni el característico nino-nino-nino-nino de este recreativo de feria pero el espectáculo se ambienta con el sonido de la desesperación al volante: el del claxon.

El conductor se encuentra una señal de prohibido a la entrada; «excepto EMT y taxis», reza. Al verla, no son pocos los conductores que frenan en seco provocando que los vehículos que circulan detrás hagan lo mismo. En ese punto, el dilema está entre avanzar y saltarse la prohibición o maniobrar de forma casi imposible, dando marcha atrás para reincorporarse a la glorieta. A día de hoy esto ocurre decenas de veces. El efecto coches de choque, sin duda queda logrado, pero para otros la vis cómica se reduce. Los que frecuentan la zona lo asocian a una ratonera.

Fue a finales de abril, en pleno confinamiento y con la entrada en la tercera prórroga del estado de alarma cuando se hizo efectiva la prohibición de entrada a la calle Colón por la Porta de la Mar. También para vecinos o camiones de carga. Con el levantamiento de las restricciones el tráfico vuelve a ser más denso en el centro de la ciudad. Nada más salir del encierro, los conductores se han encontrado con esta remodelación de Colón: un carril bus doble que mantiene el sentido habitual y un tramo con carril en sentido contrario, que va desde la calle Conde Salvatierra de salida hacia Porta de la Mar. En el resto de la vía, se mantiene un sólo un carril junto a los dos reservados para bus y taxi. Pero ya en la glorieta se advierte el cómico desastre.

Mirar, pararse, maniobrar en el momento, ver el prohibido. Dar otra vuelta a la rotonda, volver a mirar, frenar en seco… todo un baile acompañado del ruido del motor de los autobuses y los pitidos constantes. En la entrada por Tetuán a Porta de la Mar, el conductor se encuentra con una bifurcación, que al parecer la mayoría no entiende. Es en este primer obstáculo en el que empieza la atracción.

Quien se da cuenta a tiempo, trata de rectificar, hace marcha atrás y se intenta incorporar a la parte interior donde le corresponde, la mayoría de veces sin éxito. La exterior, es la de EMT y taxi, la señal está pintada en el suelo. Los más despistados siguen adelante hasta ver el prohibido. También están los que se sorprenden al toparse con nuevos vehículos que se reincorporan desde la misma calle Colón en la que acababan de ver la prohibición. Su primera impresión queda retratada con las caras y gestos de sorpresa. Desde luego, la foto que más de uno se llevaría de su día en la feria seria para enmarcar. Después está lo de Grabador Esteve, donde el efecto de la ratonera es latente.

Esa es la pequeña escapatoria que encuentra la mayoría. Pero el carril bici y los peatones que cruzan en el inicio de esa calle hacen el resto. Y en cuestión de segundos tienes hecho el tapón.

Vídeo.

Mientras la Policía Local sanciona a todo aquel que se salta la señal de prohibido y entra en Colón. Ese primer tramo es la mejor trampa. Unos 80 metros que ahora deben de ser una mina para la recaudación municipal. Esos 80 metros de carril reservado a la EMT y el taxi se recorren en apenas un segundo que es lo que tardan las cámaras de la policía en identificar el vehículo. Un recorrido de 80 metros que puede costar hasta 280 euros.

El coche de los agentes no está escondido. La Policía Local controla mediante cámaras móviles justo este tramo. La captación de imágenes les permiten localizar a todos los vehículos que deciden entrar por Colón «como de costumbre», dice uno de los agentes que cree que la infracción se comete por puro hábito. Confirman que la frecuencia en la que ocurre es muy reducida. Muchos caen y se llevan la receta. «Esta bien señalizado, lo peor está en la calle Palacio de Justicia», dice el otro, que esta es ya esquina propensa a la aglomeración.

También controlan al transporte público, pero aprovechan para multar. La sanción no se impone por saltarse el prohibido, sino por circular por el carril bus que tampoco pueden recorrer los conductores de VTC. Para los taxistas es un buen cambio, eso sí, si hubiera trabajo: «lástima que estamos parados», dice uno que estacionado en la glorieta.

«Que encima te multen es de vergüenza»

La remodelación de la calle Colón no recibe buenas criticas entre los usuarios, sobre todo los vecinos que soportan el trasiego del tráfico y sufren los cambios. Así lo describe Héctor que tiene el garaje justo el tramo en el que se ha cambiado el sentido. «Es un desastre, toca dar toda la vuelta pero te tragas los tapones, que encima te multen me parece de vergüenza».

Para los comercios encontrarse el cambio tampoco ha sido plato de buen gusto y en las dependientas de una joyería dicen ser «testigos» del resultado: «Un despropósito», sentencian. En la oposición creen que es un ejemplo más de la «movilidad caótica» del Ayuntamiento. Narciso Estellés, concejal de Ciudadanos, considera que las consecuencias las pagan «negocios, vecinos y valencianos».

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