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La primera que entró en la Lista Roja fue en 2008 y ahora hay 17 casos en Valencia, en una espiral que parece no acabar nunca. El registro de la Fundación Hispania Nostra que marca los edificios protegidos por su valor patrimonial en riesgo ... de desaparición se hace cada vez más grande.
El listado se inauguró con una ficha conjunta de dos alquerías, donde aparecían la de Olba y la de Falcó. Ambas están en proceso de recuperación con proyectos municipales, aunque queda mucho por hacer. «Esperemos que ninguna deba ser inscrita en la Lista Negra», indican desde la asociación Círculo por la Defensa del Patrimonio, que en los últimos años se ha dedicado a informar de más casos. Ese color está reservado a los inmuebles ya desaparecidos.
Desde 2008 han aparecido otros 16 casos, pero podrían ser más. La alquería de Serra, junto al cementerio de Benimaclet, ha recibido ya siete recomendaciones del Síndic de Greuges. Las ocupaciones ilegales son frecuentes, así como el botellón en el entorno. Forma parte de la propuesta de una empresa para construir una residencia universitaria, aunque el proyecto no cuaja.
Otras fichas de la Lista Roja deberían desaparecer en pocos años. El barrio del Cabanyal-Canyamelar se encuentra en este registro a pesar de que han transcurrido ocho años desde la paralización de los derribos para la prolongación de Blasco Ibáñez.
El Ayuntamiento tiene intención de aprobar el plan urbanístico en el pleno de la próxima semana y tras la autorización definitiva de la Generalitat, empresas y Administraciones públicas tendrán toda la cobertura jurídica plena para las inversiones.
«La Lista Roja deja en evidencia al Ayuntamiento, que se jacta de cientos de intervenciones en restauración, cuando algunas son de una cucharilla», ironiza. Sólo dos casos han pasado a la Lista Verde, la de los inmuebles recuperados. Primero fueron los jardines de Monforte tras una rehabilitación integral, y después la Casa del Señor, la pieza principal de la Alquería dels Moros.
Algunas están en la periferia de la ciudad. Es el caso de la Casa de la Sirena, en la pedanía de Benifaraig, que se encuentra parcialmente abandonada. Ya en el casco urbano hay dos ejemplos en el barrio de Orriols. El primero lindando con Tabernes Blanques, donde una parte del muro que rodea la huerta de San Miguel de los Reyes se desplomó hace años, a pesar de que se trata de un entorno protegido. La restauración parcial que se hizo, con un tramo que no reproducía fielmente la parte original, fue motivo de críticas.
En pleno centro histórico, los lienzos y torreón de la muralla islámica también forman parte de la Lista Roja. El Ayuntamiento inició hace meses la rehabilitación, lo que va acompañado de un edificio de nueva planta. Aún así, hasta que todo esté acabado seguirá en la misma situación. Es más, posiblemente quedarán otras zonas sin restaurar, con lo que seguirán «estigmatizado».
La alquería de Tallarós, en la zona de Poble Nou, tiene un perfil parecido al de la alquería del Rey, es decir, que las dos están parcialmente derrumbadas. La segunda, junto al acceso del Bioparc, se vino abajo tras unas lluvias intensas y hace poco se presentó el proyecto para su recuperación por la empresa.
En 2021 entró en la Lista Roja el Molí dels Frares, aunque muchos años antes ya se intentó infructuosamente llamar la atención sobre esta joya escondida en la huerta de Campanar, que esconde en la primera planta un mural sobre la batalla de Salses, una población francesa. Aquello ocurrió en 1640 y los expertos consideran que el autor fue uno de los participantes.
Otro caso de alquería en mal estado de conservación se produce en la calle Santiago Rusinyol, en el barrio de Orriols. Se trata de una construcción vinculada al monasterio de San Miguel de los Reyes y forma parte de una manzana donde se han recuperado varias casas para dotaciones públicas de la zona.
También hay hueco en la Lista Roja para la memoria histórica, como ocurre con el muro de un antiguo horno de cal en la Cruz Cubierta, utilizado en la Guerra Civil como paredón de fusilamiento. El Ayuntamiento tiene en trámites su declaración como Bien de Relevancia Local, aunque desde 2007 hay constancia de su degradación paulatina.
Una de las últimas incorporaciones ha sido un grafiti medieval descubierto en una pared medianera, en el barrio del Carmen. Se trata del perfil de un barco, un dibujo muy simple que también corre peligro de desaparecer por la falta de intervención. Un andamio impide verlo desde la calle Bolsería, aunque ahí se encuentra otro ejemplo de la Lista Roja. «No es motivo de alegría que aumente», finalizan.
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