![Miembros del Team New Zealand abandonan la base, ayer.](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/23/Imagen%20z_XE_6065--758x531.jpg)
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Si quisiéramos hacer un juego de palabras, diríamos que la Copa América está cerca de arribar a buen puerto o que los vientos soplan a favor de que Valencia acoja la próxima edición del evento de vela más importante del mundo. Pero como no ... queremos, diremos que los agentes sociales y económicos de la ciudad no ven con malos ojos la vuelta de las regatas que ya estuvieron en Valencia entre 2007 y 2011 y que, además, la Marina garantiza espacio suficiente para su celebración. Ah, y que las obras programadas por los nuevos gestores no afectarían al evento. Alfombra roja, por tanto.
Santiago Donat, gerente de Marina Port Valencia, asegura que en la Marina hay espacio suficiente para celebrar evento. La afirmación no es baladí porque el Emirates Team New Zealand, ganadores de la Copa AMérica de Barcelona, emitieron a última hora del martes un comunicado en el que decían que saben que disponen de un «número de valiosas propiedades» que quieren seguir construyendo. «Mantenemos la mente abierta sobre cómo conseguir esto con una sede, o diferentes sedes, que puedan mejorar la 38ª Copa América con más huella global, más equipos y más oportunidades de expansión. Sería difícil aumentar el número de equipos basándonos en el espacio para infraestructuras disponible en Barcelona», indica el comunicado.
Además, este miércoles por la mañana el teniente de alcalde de Economía del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Valls, ha asegurado que se ha producido una «desonexión amistosa» con los organizadores de la Copa América, America's Cup Event (ACE), y ha dicho que ambos han cumplido con sus objetivos. Valls ha explicado que esta edición de la Copa América se planteó desde la Fundació Capital Nàutica Barcelona y el Ayuntamiento como «un evento único y singular 2020-2024» y ha dicho que en ningún caso se concibió la ciudad como un lugar específico y estable para la competición.
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Así las cosas, Valencia entra en juego. Pero volvemos al tema del espacio. Las instalacions de la Copa AMérica ocupan en Barcelona unos 485.000 metros cuadrados mientras que la Marina, entera, son 180.000 metros cuadrados. La Marina Sur, por ejemplo, son unos 80.000. «Aún estamos viendo los detalles, pero la intención es lo que cuenta y hay voluntad de traer la Copa América», indica Donat. «Tenemos que hablar y a lo mejor tenemos que ceder nosotros o ellos», asegura. Cabe recordar que muchas de las bases de los eventos de 2007 y 2011 fueron o derribadas u ocupadas por nuevos negocios, por lo que no estarían disponibles. Sin embargo, además de la dársena interior, la Marina cuenta sobre todo con la zona sur, donde se celebran los conciertos, que dispone de una gran lámina de agua de unos 50.000 metros cuadrados.
Con todo, es todavía pronto para aventurar espacios o ubicaciones. Pero la intención está. Donat explica que la Copa América «es un evento que posiciona la Marina y la ciudad». Pero, ¿se podrá acoger con unas obras a cinco años anunciadas por los nuevos gestores? «Sí, sin problemas. Es un proyecto a cinco años que abarca muchas zonas y, como todas están en uso, tenemos que ir haciéndolo por fases. Podríamos hacerlo de forma que no afectara al evento», explica. «Tenemos fe en que el evento se haga en Valencia», asegura Donat.
«Creo que el evento de Copa América es un evento estrella. Cuando estás hablando del sector náutico, no hay un evento más potente. A la Marina y a la ciudad le vendría muy bien porque tiene mucha repercusión mediática, viene mucha gente de fuera, conoce la ciudad...este tipo de eventos siempre aportan más de lo que restan», explica el nuevo gerente de la Marina. Su opinión va bastante en la línea de lo que expresa Manuel Espinar, presidente de la Federación de Hostelería de Valencia. «Nunca debió salir de Valencia, tendríamos que habernos dejado de prejuicios porque ahora, con Barcelona, nos ha salido otro competidor», comenta.
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Espinar cree que la Copa América vino bien al sector porque «puso en el mapa a la ciudad». «No es sólo el evento, es que los equipos vienen con sus familias y se quedan aquí. Nos vino bien porque es un público internacional con un poder adquisitivo medio alto», comenta Espinar, que cree que es cosa de los políticos «evaluar si es rentable o no, aunque yo creo que sí, por la imagen y la catapulta que supone para la ciudad». «Faltan inversiones pero las habrá, ahora mismo es el menor problema», asegura Espinar.
En este grupo de partidarios también hay que contar al PP de la ciudad, claro. La alcaldesa, María José Catalá, ya dijo el martes que no es una cuestión que descarten. «Trabajamos tranquilamente», dijo. La intención del Ayuntamiento es, como decían los hosteleros, encontrar inversión privada para reducir el coste para la ciudad como, por cierto, defendió en varias ocasiones el pasado mandato Fernando Giner, a la postre portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Valencia.
En el bando de los «bueno, sí, pero hay que ver» habría que contar a Vox y a los vecinos. El grupo municipal de Vox envió este miércoles un comunicado en el que indicaban que cualquier inversión realizada en torno a la Copa América «tiene que tradcirse en beneficios reales para los vecinos». «La celebración de la Copa América en Valencia pueden representar una oportunidad para generar empleo, impulsar la economía y fomentar el crecimiento empresarial, así como para reforzar la imagen de España a través de la promoción de Valencia, una de las ciudades más importantes de España. Pero, insistimos: los beneficios de este evento tendrían que revertir de forma real en todos los valencianos y nunca a costa del endeudamiento de las arcas públicas», comentan desde la formación que dirige Juanma Badenas.
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Sobre el turismo, Vox dice que harán «lo posible» para que el aumento de visitantes «no suponga la destrucción de nuestros barrios ni de la vida de nuestra gente, sino que sea un turismo responsable, compatible con la vida de la ciudad». Es lo que pide, en este sentido, la Federación de Asociaciones de Vecinos. Su presidenta, María José Broseta, cree que si va a ser «lo mismo que las veces anteriores», no están a favor. «Dejó una cantidad de deudas importante», asegura Broseta.
«Aparte de lo construido, ahora en las bases hay muchos negocios. ¿Qué va a pasar con ellos? ¿Los van a tirar? Si la ciudadanía no puede llegar al límite para ver el mar. Son dudas que tienen que aclarar y la ciudadanía, qeeu no lo tiene claro, aunque creo que más bien no le gusta, tendría que recibir las explicaciones oportunas. Hay que ver qué beneficios tiene la ciudad», indica la dirigente vecinal.
Y en contra de la Copa América, claro, la oposición. Tanto Compromís como PSPV rechazan la vuelta del evento y hablan de «beneficios reales para la ciudadanía» que «son inexistentes» y de «pérdidas». Así lo expresan los portavoces de Compromís, Papi Robles, y del PSPV-PSOE, Borja Sanjuán. Robles cree que es un evento «elitista» que ha arruinado «todas las ciudades por las que ha pasado». La dirigente de Compromís cree que con la actual crisis habitacional de la ciudad, no es momento para pensar «en carreras de barquitos para 4 millonarios».
Por su parte, Sanjuán critica «la decisión del gobierno de Catalá y del Consell de Mazón de apostar por pagar decenas de millones de euros y volver a llevar a números rojos a la ciudad para poder traer la Copa América a pesar de que el resto de ciudades rechace repetir experiencia por las pérdidas que genera y por no cumplir con las expectativas».
«Valencia ya sabe lo que es acoger este evento y las consecuencias negativas que trajo a la ciudad: una deuda de más de 350 millones que lastró a la Marina durante años y que, finalmente, tuvo que asumir el Gobierno de España por la quiebra financiera en la que dejó el PP de Barberá el Ayuntamiento de Valencia», indica Sanjuán.
Sanjuán lamenta, asimismo, que el modelo de Catalá y de Mazón «sea el de seguir multiplicando sin control el número de visitantes que recibe Valencia con eventos que no aportan nada a la ciudad a pesar de las advertencias de los técnicos municipales de que la ciudad está saturada turísticamente».
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