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Pocos pasajeros. Un autobús de la EMT medio vacío circula por las calles de Valencia. irene marsilla

La EMT, el mayor lastre

Más deuda y menos pasaje. Acumula uno de cada cuatro euros que debe el Consistorio y es la empresa española de transporte que se recupera de forma más lenta

ÁLEX SERRANO

Sábado, 18 de junio 2022

Haga memoria. ¿Cuándo fue la última vez que se puso una mascarilla? Es posible que no lo recuerde. Quizá fue en una farmacia hace dos semanas, o en un hospital hace tres. O, quizá, en el transporte público, donde hay que seguir llevándola. Que no ... se acuerde puede encerrar la clave del negro presente de la EMT: la pandemia se va terminando, pero la gente no coge los autobuses. Tranquilo, nadie le juzga. Usted no es el único. De hecho, la EMT de Valencia es la empresa que más lentamente recupera pasaje tras la pandemia de todas las grandes ciudades españolas. De estos barros, los lodos de la deuda: la entidad ha tenido que endeudarse masivamente para pagar nóminas.

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Y es que la pandemia va tocando a su fin, pero igual que en Valencia, en el resto de España. Ese ha sido el principal argumento de la dirección de Correo Viejo, una suerte de «y tú más» respecto del resto de ciudades del estado. «Todas están pasándolo mal», dicen. Es verdad. Pero ninguna está pasándolo tan mal como en Valencia. Los datos del Instituto Nacional de Estadística evidencian que la de Valencia es la empresa municipal de transportes que más lentamente recupera pasaje. Lo hace, claro, tras el descenso brutal de 2020, pero no a la velocidad que el resto de urbes. En todo 2022, hasta abril, la EMT había movido a 22,5 millones de pasajeros, mientras que en el mismo periodo de 2019 había hecho lo propio con casi 32,4 millones, un descenso del 30%. Utilizando los mismos periodos, Madrid cae un 21% y Barcelona, un 22%, mientras que Málaga cae un 24% y Sevilla, un 20%. Bilbao es la ciudad que se recupera mejor, «sólo» con un 16% de caída.

En honor a la verdad, este problema no es único de la EMT. En Metrovalencia ocurre algo parecido: también es la empresa de transporte suburbano que peor se recupera. Cae casi un 28% mientras que Madrid cae un 21% y Barcelona, un 18%. Pero mal de muchos, consuelo de... pocos. Dentro de la empresa, los trabajadores tienen sus propias teorías sobre por qué la EMT no termina de recuperarse. «El servicio deja mucho que desear», comentan en uno de los sindicatos presentes en San Isidro. «Cada vez las esperas son mayores y, además, la gente no se termina de aclarar con la red. Es muy poco intuitiva», dice un empleado de Correo Viejo que prefiere guardar el anonimato. Desde la llegada de Compromís a la dirección de la empresa, se han efectuado seis remodelaciones de líneas. Se han cambiado los trayectos que unen el centro de la ciudad con los barrios, así como la ubicación de las paradas de muchas líneas para liberar de tráfico la plaza del Ayuntamiento, que ahora sólo cruza la C1. Además, el presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi, ha planteado una red basada en transbordos y grandes intercambiadores, que es más complicada de utilizar para las personas de más edad. De hecho, los comerciantes de centro y los del Mercado Central ya le han pedido que cambie la red para facilitar el acceso al centro porque ahora mismo, para poder llegar a la lonja más importante de Valencia, hay que caminar desde paradas situadas más lejos que antes.

«El servicio en las calles deja mucho que desear», comentan en uno de los sindicatos presentes en la entidad

La última remodelación se puso en marcha esta misma semana. Se han incorporado 11 líneas a la red nocturna, que ya tiene 23, por lo que el servicio llega a casi las 24 horas del día y a prácticamente toda la ciudad, incluidas a las pedanías del sur (a vecinos de El Palmar, por cierto, les puso problemas el Consistorio para organizar una fiesta para celebrar este hito, tal como informó la asociación de vecinos). Esta remodelación costará 4 millones de euros al año, aunque en 2022 serán sólo dos porque estamos a mitad de ejercicio. Entre otras cosas, la EMT tendrá que contratar nuevos conductores para que el servicio no se vea afectado.

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Lo cual nos lleva, irremediablemente, a la siguiente parada de este viaje por la 'Línea Crisis' de la EMT: la situación económica, que es dramática. De los casi 379 millones de euros que el Consistorio deberá el 31 de diciembre de este año, más de 92 corresponden en exclusividad a la EMT. En román paladino, esto quiere decir que uno de cada cuatro euros que debe el Ayuntamiento los debe Correo Viejo, cuya deuda a largo plazo aumentó en 40 millones hasta superar los 108 para poder hacer frente a los gastos diarios, dado que las validaciones han caído un 28% y los ingresos, casi un 37%. La aportación de las administraciones por primera vez en la historia ha superado los 90 millones de euros hasta superar los 93, un aumento de casi el 27% si se compara 2021 con 2020. Este dato desvela que la aportación municipal ha tenido que crecer para hacer frente a las caídas de ingresos y de pasaje, con la intención de mantener en marcha un servicio público, que, como tal, puede ser deficitario. Sin embargo, lo cierto es que la EMT se endeuda mucho más rápido que el Consistorio cuando, además, no dispone de capacidad de generar ingresos lo suficientemente elevados como para hacer frente al pago de los préstamos. De hecho, el pasado viernes la Junta de Gobierno Local aprobó la transferencia de más de seis millones a la EMT para pagar plazos de estos préstamos financieros, tal como estaba planeado desde principios de año, según desvelaron desde la concejalía de Hacienda.

Y mientras tanto, en la Diputación, el PSPV aprieta para crear una entidad supramunicipal que englobe la EMT y así ceda Compromís su gestión. Aunque dentro del Ayuntamiento los socios de Gobierno evitan casi religiosamente la EMT (las críticas del PSPV se han desvanecido tras la crisis del fraude de 2019), la oposición insiste, pleno sí y pleno también, en que Grezzi debe ser apartado de Correo Viejo, sede de la entidad. Compromís permanece impasible, sabiendo que el concejal de Movilidad es una pieza demasiado importante del castillo de naipes que es el Rialto como para pedirle que rinda cuentas, sobre todo después de lo ocurrido tras el robo cuando se le dijo que dimitiera y él amenazó con irse al grupo de no adscritos y 'secuestrar' el mandato (el edil pasó un fin de semana horrible, mientras el PSPV y parte de su grupo celebraban la boda de Sandra Gómez, en los que tuiteó en varias ocasiones sobre la soledad).

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Así las cosas, no se esperan cambios en una empresa que ya es un lastre para el Ayuntamiento. Grezzi acumula dos gerentes en siete años, varios procesos judiciales abiertos (y varios cerrados a favor de la empresa, cierto es), multas de la Seguridad Social o de la Agencia Española de Protección de Datos y auditorías que ponen en duda el funcionamiento interno de la empresa.

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