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Casi nadie en las pedanías de Valencia sabe de dónde llegó el agua. Bueno, no es del todo cierto. Saben que llegó del Poyo, pero ... no se explican cómo lo hizo. Tras la riada, luchan por salir adelante. Pero no es fácil. «La mayoría de negocios de La Torre no va a poder reabrir», ha dicho este miércoles el alcalde pedáneo de la localidad, Rafael Arnal. A su lado, sus homólogas en Horno de Alcedo, Consuelo Tarazona; y en Castellar-Oliveral, Sol Verdeguer, asentían. La escena se vivió en unas jornadas sobre alternativas de movilidad tras la tragedia que se celebró en Las Naves este jueves.
«Hemos sufrido mucho porque todos los bajos que tenemos son viviendas. Necesitamos un poco más de ayuda por parte de todos. Sé que el Ayuntamiento y la Generalitat están haciendo todo lo que pueden, pero necesitamos más», ha dicho Arnal en una mesa redonda en la que también estaba el presidente de la Mancomunidad de l'Horta, el alcalde de Sedaví, José Cabanes. El pedáneo de La Torre ha explicado que el tema de los negocios es dramático. «Mi hijo, por ejemplo, tenía un horno y ha reabierto pero no es ni la mitad de negocio que era. Ya no busca ganar dinero, sólo subsistir», ha dicho, visiblemente triste.
A este respecto, el alcalde de Sedaví ha apuntado que parece «poco probable» que el tejido comercial de l'Horta Sud se recupere. «Se ha visto afectada más del 80% del área metropolitana», ha indicado: «No estábamos preparados, ni lo estamos, para afrontar esta catástrofe, porque no puede ser que si falla una línea de Cercanías, falle la movilidad de toda la ciudad».
La Torre ha sido la pedanía más afectada por la barrancada del 29 de octubre. En Castellar-Oliveral, el principal problema han sido las conexiones con la ciudad. «Al sufrir esta catástrofe, hemos perdido cualquier conexión con nuestro alrededor. Y eso que tuvimos las calles principales limpias el 5 de noviembre y nosotros, esa tarde del 29, conseguimos sacar 1.600 coches al llevarlos hacia Mercavalencia», ha comentado Verdaguer. Fueron los vecinos quienes se organizaron por grupos de WhatsApp para salvar vehículos subiéndolos el puente que cruza el cauce del Turia.
Por su parte, en Horno de Alcedo destacan que perdieron «más del 90% de los coches». «Las ayudas llegan a cuentagotas, aunque las de los coches se están pagando enseguida», ha comentado la alcaldesa pedánea. Tanto Tarazona como Verdaguer han destacado que aunque hay interés en sus pedanías por adquirir vehículos eléctricos, la falta de cargadores y el precio de los coches complica su adquisición.
Más halagüeño ha sido el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell, que ha puesto en valor que la tragedia ha llegado «en un momento de modernización y cambio en la EMT». Por su parte, el director general de Transportes y Logística, Manuel Ríos, ha apuntado que es complicado transformar un modelo de movilidad en el que nueve de cada diez personas van en coche, como ocurre en los polígonos de alrededor de Valencia, en un modelo de transporte público de la noche a la mañana, pero ha animado a hacerlo. «Sobre todo ahora que parece que lo del cambio climático es una realidad», ha añadido entre las risas de los presentes.
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