Aurelio Comes proviene de la quinta generación que hereda el puesto «Frutas y verduras Fina» en el Mercado de Colón. Su tatarabuela abrió el negocio nada más se habilitó el recinto. Ahora, con el nuevo mercadillo agrícola impulsado por Joan Ribó que abrirá el ... 28 de marzo, ve cómo el esfuerzo de su familia cae en la estacada. Su mujer, Mercedes Navarro, cuenta con lástima: «Si se pone en marcha no venderemos en toda la semana. La gente que vaya a comprar los martes, cuando esté abierto, comprará suficiente cantidad para que les dure».
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Cuentan con la traba de que sus puestos están en la parte de abajo del mercado, a diferencia del nuevo mercadillo de la calle Martínez Ferrando que se encontrará a plena vista para la clientela. «Evidentemente, van a poner los precios más baratos. Nosotros no podemos rebajarlos porque traemos la calidad más alta», cuenta Navarro. A quien más les va a afectar es a su negocio, dado que la mayoría de puestos que se habilitarán será de frutas y verduras. Mientras ellos trabajan con productos de proximidad e incluso con su propio huerto, tienen que pagar unas tasas muy elevadas para poder mantener su negocio debido a la localización. Un coste que los nuevos tenderos del mercado que impulsará Ribó no van a tener que hacer frente.
José Manglano, el vocal de la Asociación de Mercaderes del Mercado de Colón y propietario de Charcuterías Manglano lo tiene claro: «Esto es una ruina, es un claro caso de competencia desleal». Los dueños de los establecimientos del mercado bajarán sus persianas el día 28 de marzo, desde las 8 de la mañana hasta las 2 de la tarde, en el horario en el que abrirá el nuevo mercadillo agrícola, en señal de protesta. Si el proyecto se basaba en razones de sostenibilidad y consumo responsable «nosotros defendemos el producto de proximidad y la agricultura sostenible en el Mercado de Colón desde hace más de 100 años», añade Manglano.
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Desde que hace dos años les presentaron el proyecto, mostraron su clara contrariedad al proyecto. Pero el alcalde de Valencia no lo ha echado para atrás a pesar de las críticas incluso por parte de la vicealcaldesa Sandra Gómez. Aun así, los tenderos todavía mantienen la esperanza de que el ayuntamiento cambie de parecer, a pesar de que cada vez esté más cerca la fecha en la que se abrirá el nuevo mercadillo. El vocal de la Asociación de Mercaderes del Mercado de Colón explica que en Barcelona se iba a poner en marcha un plan similar y que al final se echó atrás por la hostilidad de vecinos y comerciantes. «Esperábamos que hicieran lo mismo aquí».
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La tensión está presente en los comerciantes del Mercado de Colón. Luis Lázaro Martín, de 'Martín y Mary, pescadería Gourmet' confiesa: «Tengo miedo de cómo les repercuta a mis compañeros la creación del nuevo mercadillo». Lázaro explica que no están en contra de que desde el ayuntamiento impulsen este tipo de propuestas, pero que deberían haberlo ubicado en otro lugar en el que hubiera desabastecimiento de productos de proximidad. Además, el tendero defiende: «Nosotros somos un verdadero ejemplo de sostenibilidad. Siempre compramos a pequeños artesanos. En nuestro caso, nos abastecemos de los puertos pequeñitos». Incluso productos como el salmón ahumado, los marina él mismo. Tantos años de esfuerzo, de soportar pese a las complicaciones que trajo consigo la pandemia de 2019, como para ahora ver que todos sus esfuerzos y sus ilusiones se hacen añicos por culpa del nuevo mercadillo.
El nuevo proyecto de Ribó cuenta con la firme oposición de los comerciantes del Mercado de Colón, de la Asociación de Vecinos del Ensanche-Pla del Remei, de Confemercats, Confederación de mercados municipales, de Confecomerç, la patronal autonómica del comercio en la Comunitat Valenciana y de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de Valencia, organización miembro de Confecomerç. Además, el Partido Popular e incluso la vicealcaldesa Sandra Gómez han defendido abiertamente su contrariedad.
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La calle Martínez Ferrando, situada al lado del Mercado de Colón, no era el único espacio en el que Joan Ribó podía poner su mercadillo agrícola. El concejal, Santiago Ballester asegura: «Existen más de 200 puestos libres en los mercados municipales donde podrían vender sus productos los agricultores en las mismas condiciones que el resto de vendedores». Además, también destacan que el proyecto se trata de un claro caso de competencia desleal.
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