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La Torre Miramar, vista desde las inmediaciones de la Universidad Politécnica, hace unos días

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La Torre Miramar, vista desde las inmediaciones de la Universidad Politécnica, hace unos días Irene Marsilla

El mirador más caro de Valencia se arruina

La torre de 45 metros de la V-21 registra entradas ilegales pese al riesgo por caídas | Suciedad, óxido y fuentes secas en la avenida Cataluña forman un paisaje desolador por la falta de acuerdo desde 2009 entre Fomento y el Ayuntamiento valencia

Paco Moreno

Valencia

Lunes, 20 de agosto 2018, 20:05

En 2009 terminaron las obras seis años después de su inicio, lo que da idea del enorme retraso acumulado en el flamante acceso a Valencia por la avenida Cataluña desde la V-21. Nueve años después, el Ministerio de Fomento sigue sin ceder la infraestructura al Ayuntamiento, la suciedad y el abandono reinan por todos lados y circulan por internet vídeos de jóvenes subiendo a la cerrada Torre Miramar de 45 metros de altura, por supuesto sin ningún permiso y con grave riesgo de sufrir una caída. Fuentes cercanas a la Demarcación de Carreteras indicaron ayer que no tienen constancia de estas entradas, para dirigir a la Policía Local cualquier control sobre esto. El ascensor está en la planta superior para impedir que desde el techo de la escalera se acceda a la escalera, aunque otras fuentes señalaron que esto puede hacerse desde el túnel.

En todo caso, tanto esta escalera como el resto del pavimento y barandillas lucen una falta de mantenimiento evidente. El óxido se ha adueñado de todos los elementos metálicos y hay numerosas zonas con riesgo para los aficionados a entrar en zonas prohibidas. Así se constata en un informe de la concejalía de Movilidad fechado el pasado 15 de marzo y que sigue plenamente vigente.

Los vídeos de las entradas ilegales muestran cómo llegan hasta la parte superior del mirador

El documento detalla las deficiencias que hay en la señalización semafórica, como una situada en la calle Clariano, así como un gran panel informativo en la entrada de la ciudad. «No funciona desde hace tiempo», apuntan, mientras que otro se enciende de manera intermitente. Son sólo detalles de una obra que costó 24 millones de euros y que tiene en la Torre Miramar, con una altura equivalente a una finca de diez pisos, su máximo exponente de despilfarro. Nueve años después, la cesión sigue sin resolverse y está en el aire, nunca mejor dicho, que el Ayuntamiento se haga cargo del mirador para su apertura. Desde el gobierno municipal recordaron que esta cuestión surgió en el encuentro celebrado a mediados de julio entre el alcalde Joan Ribó y el delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio. El primero le recordó el retraso en la cesión, aunque antes Fomento tendrá que hacer frente a una serie de reparaciones. Fuentes de la Delegación del Gobierno confirmaron que la Demarcación de Carreteras está dispuesta a asumir estas obras, aunque no consta que haya un presupuesto aprobado. El informe municipal es un buen indicativo de todo lo que debe realizarse, como salidas de emergencia deterioradas, cristales rotos, ausencia de extintores en los lugares señalizados (ayer había dos tirados en el suelo), así como armarios con cerraduras rotas y pulsadores de alarmas llenos de óxido.

El acceso costó 24 millones y acumula deficiencias en todas las instalaciones desde el primer año

El trencadís de las fuentes y las paredes de los túneles se está cayendo, con lo que en algunas zonas se ha quedado a la vista la armadura de hormigón. La puerta de las salas de bombas está abierta y desde fuera se aprecia la capa de polvo y restos de hojarasca en todos los rincones e instalaciones. Por supuesto, no faltan las pintadas por todas partes. En el informe enviado por el Consistorio, las concejalías del Ciclo Integral del Agua y Medio Ambiente reiteran las inspecciones anteriores.

Las fuentes más grandes de Valencia están vacías y sucias, como se observa en la imagen Irene Marsilla

La jardinería está arruinada y debe sustituirse prácticamente toda, mientras que las fuentes y estanques están pendientes desde 2016 de una revisión conjunta con la empresa designada por el Ministerio de Fomento, sin que esto se haya producido hasta ahora. De momento, la concejalía de Movilidad es la única que ha asumido parte del acceso, en concreto la vigilancia y control de los túneles. Lo demás sigue en manos del Gobierno nueve años después de acabarse las obras.

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