El misterio de las sombras de ojos verdes que plagan Valencia

Misterio. Desde hace unos días en Valencia muchas paredes en distintos barrios de la ciudad se han llenado de misterio. De la noche a la mañana los valencianos se despertaron con una invasión de sombras negras de ojos verdes. Son sombras que están ahí, pintadas. De tamaños diferentes y de diversas formas. Su mirada verde es intensa, destaca en contraste con su forma oscura. Está hecho adrede. Quieren que te fijes en como nos miran. Son sombras que observan, se fijan en los ciudadanos. En la capital del Turia ya hay por lo menos 500 de ellas. Y no sólo han aparecido ahí, en Bristol o Bath, ciudades de Reino Unido, este movimiento se ha iniciado simultáneamente junto con Valencia.

Las sombras tienen un perfil en la red social de Instagram y acceden a contactar con este diario para contar su mensaje. El movimiento surge como crítica a un sistema donde consideran que existen grandes injusticias y desigualdades que afectan a la salud mental de las personas. «Son aspectos negativos de nuestra sociedad que todo el mundo ve pero que pocos se preocupan por defender», explican. Sin embargo, aclaran que no es una crítica dirigida a las políticas o estratos sociales que marcan esas desigualdades, si no más bien la responsabilidad de cada persona que conoce «esta realidad» y no hace nada por cambiarlo.

No se sabe quién está detrás de estas sombras. No es solo un artista, son muchos. El número es incierto, su género es indeterminado. Está hecho a propósito. Son un movimiento social, y los artistas no son los protagonistas, ellos son lo de menos. Son los viandantes el auténtico centro de esta historia, y su forma de interactuar con las sombras. Si se habla de artistas quiere decir que no se entiende el mensaje, se reduce el concepto de las sombras a algo que va mucho más allá. Estas figuras no son un grafiti tradicional que pretende extender el nombre de un artista. Es la difusión de un concepto, un movimiento social que tiene unos objetivos y que, como el arte, depende de la interpretación de cada uno cuando lo contempla.

Por eso la representación de las sombras. Figuras negras, como el lado oscuro «que todas las personas tenemos». El negro, según el movimiento, representa la sombra de cada uno cuando mira la figura pintada, «la oscuridad que rige nuestra sociedad, la ausencia de color y por tanto la ausencia de vida», afirman. Sus ojos son verdes, el color que representa el veneno, «un veneno que impregna una sociedad intoxicada». El movimiento afirma que ese veneno corre por las venas de cada uno, una representación de la perversión que habita en cada ciudadano. La sombra no tiene ni brazos ni boca, manera en la que denuncian que las personas no son capaces de expresar ni tomar acción contra esas injusticias que el movimiento defiende que existen.

«Tantos ojos mirando y nadie dice nada...», es su seña de identidad. Las sombras aparecen por los distintos barrios de Valencia y con diferente intensidad. «La frecuencia de aparecer más en un barrio u otro depende de la aceptación que la población de cada zona tiene respecto del arte urbano», defienden. El movimiento pretende formar parte de los vecinos de cada barrio, y en ningún momento quieren «molestar a nadie». Se trata de un proyecto altruista que pretende cambiar las cosas. De hecho, el movimiento tiene también merchandising, cuya recaudación irá destinada al ámbito de la salud mental.

Si uno quiere adquirir las gorras de la sombra, debe contactar directamente a través de Instagram. La entrega siempre se hace en mano y nunca será un miembro de la organización quien la realice, pues el anonimato es una de sus señas de identidad. El perfil existe desde agosto de 2023 y ya tiene 817 seguidores cuando se escribe este reportaje. Con la fuerte subida de seguidores durante los últimos días, miembros del movimiento escondían gorras por Valencia y subían vídeos a la web. A los pocos minutos algún seguidor aparecía en el escondite y se hacía con la gorra de manera gratuita. El poco tiempo que duraban las gorras en sus escondites demuestra que se trata de un movimiento con cada vez más visibilidad. La misma dinámica han comenzado a realizar también con imanes de la sombra.

Del mismo modo, un seguidor escribía directamente a la cuenta para contar que familias enteras juegan con las sombras: «cada vez que algún miembro ve una sombra, debe golpear amistosamente al de al lado. Para salvarse del golpe debes gritar 'vacuna', y todos los miembros de la familia jugamos sin parar: gracias por hacer las calles más divertidas». Poco a poco estas sombras comienzan a formar parte del día a día de los ciudadanos de Valencia. De las 500 iniciales que ya se pueden ver por la ciudad, el movimiento cree que aún quedan más por llegar, aunque eso sí, no con la misma fuerza inicial donde, de un día para otro, invadieron la capital del Turia.

Sombras surgen de entre los barrios de Valencia. Observan a sus ciudadanos, quieren hacerles despertar. Detrás de sus ojos verdes un objetivo, recaudar dinero en favor de una mejor atención para la salud mental. No se sabe quien está detrás, y no importa. Las protagonistas son las personas, que vean sus sombras, que interactúen con ellas. Tantos ojos que miran y nadie dice nada. Las sombras son un concepto, son un movimiento social.

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