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Lola Soriano
Valencia
Miércoles, 10 de junio 2020, 01:07
¿Qué tienen en común un gallego, unas argentinas afincadas en Silla o unos alemanes y rusos residentes en Cullera? Pues que todos ellos dedicaron la jornada de ayer a hacer turismo cultural por Valencia. Era el primer día de apertura de monumentos como la Lonja, las torres de Serranos y de Quart con el inicio de la desescalada por la pandemia y ninguno de ellos quiso perderse la oportunidad de visitarlos de forma gratuita y casi en familia.
Como hasta el 1 de julio no se abrirán las fronteras al turismo internacional, el centro de Valencia presentará hasta entonces una imagen diferente. En el primer día de reapertura de la Lonja los visitantes llegaron en cuentagotas.
Entre los que quisieron saborear el privilegio de ver las columnas talladas por Pere Compte en solitario, sin espera y sin masificaciones se encontraban Manuel Cervera y Trini Lloret. «Somos de Valencia. La Lonja es un monumento emblemático y una seña de identidad. Hace tiempo que no nos habíamos acercado y ahora es una ocasión especial para redescubrirla. También pasamos por la calle de la Paz y verla sin pasar casi nadie es un espectáculo», indicó Cervera.
Trini Lloret, por su circunstancia personal, indicó que estaba saboreando mucho la ruta cultural. «Trabajo en el hospital Clínico y hemos tenido tres meses muy duros y sin parar. Ahora se disfruta el doble esta visita». En la jornada se marcaron como objetivo acudir a la iglesia de San Nicolás y al IVAM.
Javier Martí, jefe de sección de Museos y Monumentos, explicó ayer que «es buen momento para hacer turismo por tu ciudad y mirar los monumentos con otros ojos». Las visitas a la Lonja y a las torres de Quart y Serranos son gratuitas, tal como indicó, ya que tienen que implantar la venta con datáfonos y online.
Este monumento, declarado Patrimonio Material de la Humanidad, el pasado año recibió 627.458 visitas y en 2018 un total de 598.767. Ahora esperan, que de forma progresiva se vayan reencontrando con el público. Al igual que Javi Calzacorta, comerciante de la tienda de souvenirs 'Palace', situada junto al patio de naranjos de la Lonja, que tiene ganas de que Valencia vuelva a recibir turistas. «La situación económica de la gente local es mala. Tendremos que sobrevivir hasta que se abran las fronteras». Señaló que «un día normal llegaban a pasar 3.000 turistas al día por la calle Cordellats y un pellizco de gente visitaba mi local».
El primer día de reapertura de la Lonja se pudo constatar un cambio de perfil del visitante, de un turismo internacional ahora inexistente a uno familiar o desplazado desde la provincia y hasta la hora del cierre al mediodía acudieron 44 personas.
El mismo prototipo se pudo radiografiar en las torres de Serranos, donde acudieron 34 personas. Entre las medidas de seguridad instaladas había una cinta de separación en las escaleras para distinguir la zona de entrada y de salida. En el primer descansillo el hidrogel recibía a los turistas y, eso sí, se han cerrado las visitas a la terraza superior.
Con unas vistas impresionantes y casi sin público que estropeara una bonita foto, Azul Núñez y Gisela Mallo, saborearon su estancia en las torres de Serranos. «Somos argentinas pero vivimos en Silla. Estábamos paseando y hemos visto las torres abiertas y hemos subido. Es único visitarlo sin gente», dijeron.
Como visitantes ocasionales pasaron Lorena García y Francisco Moreno, vecinos de Murcia. «Teníamos que venir a una visita a un médico y de paso vemos Valencia», indicaron. Pasaron por las torres, querían ver la Catedral y dar una vuelta por el jardín del Turia para ver, aunque fuera desde lejos, el Gulliver.
Calentando motores en estas torres estuvo ayer también César Guardeño, guía turístico de Caminart. «Llevamos tres meses sin salir a ver monumentos y hoy tenía ganas de venir a título personal». Argumentó que hasta la fase los guías no pueden salir a trabajar. «A partir del lunes 15 ya podremos. Ya tenemos reservas para el 19, 20 y 21 de junio. El viernes noche haremos la ruta de la 'Valencia negra' donde se habla de crímenes, prostíbulos, de la horca o la Inquisición. El sábado el recorrido es por la Valencia musulmana y por la noche de temas de brujas, hechiceros y fenómenos paranormales». Afirmó que «si bien en fase 3 nos dejan hacer grupos de 20 personas con distancias de dos metros, para las rutas por espacios interiores acogeremos a sólo 10 personas y para rutas ya exteriores a 15 personas».
También con ganas de la llegada de turistas se encontraban en el Mercado Central. Como curiosidad cabe destacar que si bien de forma habitual este mercado tiene expuestos vasos con zumos de vivos colores para captar la atención de los turistas, ayer no había ni uno. «Claro, como no vienen extranjeros, estos productos no tienen salida y no los ofertamos», explicó Merche Puchades, presidenta de la asociación de vendedores. Y añadió que «es una pena, porque en día normal puedes vender un centenar. Ahora nos hemos centrado en abastecer al cliente local, pero a ver si este verano se anima el turismo nacional y el extranjero».
En la Ciudad de las Artes y las Ciencias a falta de turismo internacional, han lanzado ofertas irresistibles para el público local. Como de momento las entradas son gratuitas, los pases de l'Hemisfèric están completos. Además, hay aforo limitado, sólo se venden 42 butacas por sesión y se han recibido 2.415 visitas.
En el caso del museo Príncipe Felipe, ya han pasado por el recinto 28.809 personas entre el 1 y 8 de junio. Ya del 16 al 28 de junio las entradas tendrán un precio reducido de 4 euros, ya que se ha adaptado el precio a la limitación del uso táctil de módulos debido a las medidas higiénico-sanitarias. Nada más atravesar la puerta de entrada, una persona les indica que tienen que ponerse hidrogel y si llegan sin mascarillas, se les facilita una. Entre los asistentes ayer acudieron Carla Ortuño de Burjassot y Sergio Romero, gallego que estudia en Valencia. «Como vino el confinamiento, no me pude ir a casa y me quedé en la residencia de estudiantes. Hemos venido a ver el museo y nos ha encantado la parte de los cromosomas», indicó Sergio que al igual que Carla estudian Biotecnología.
Se vio a muchas familias, como Ángel García y Mireia Vial, que acudieron con su hijo «porque ya que no puede ir al cole, es bueno que se acerque a la ciencia». Desde Náquera fueron Enrique López y Nuria Fernández y su familia o Chiara Dolenga y Alex Zubovskill y varios familiares, que viven en Cullera.
En el caso de l'Oceanogràfic, en principio, no podrán abrir hasta la fase 3. Se preparan ya para trazar recorridos unidireccionales para que los visitantes no coincida en el Ártico o en el túnel de los océanos, donde están los tiburones. Habrá hidrogeles en los distintos edificios y tendrán un aforo del 50% y un 30% en locales cerrados. Pondrán controles de aforos. Habrá desinfección de las instalaciones dos veces al día y se anularán algunos lavabos para mantener distancias. También pondrán alfombras desinfectantes y en el delfinario, que tiene un aforo para unas 1.200 personas, se marcarán distancias por grupos familiares. En el restaurante submarino, además, será el personal el que entregue los platos y en los manteles individuales figurará el menú.
Los puntos que sí han abierto ya al público son las oficinas de turismo de la plaza del Ayuntamiento y de la playa de la Malvarrosa y el día 15 reanudará su actividad la oficina de la calle de la Paz; el día 25 la de Joaquín Sorolla y 1 de julio la del aeropuerto.
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