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j. f.
Valencia
Viernes, 22 de diciembre 2017, 14:25
La refundadora de la Hermandad del Santísimo Ecce-Homo del Cabanyal-Canyamelar, Josefa Terencio Ferrer, ha fallecido en Valencia a los 91 años de edad.
Plenamente integrada en el antiguo barrio de pescadores valenciano donde nació en 1926, en la calle de la Reina, y donde pasó toda su vida, Josefa Terencio -popularmente Pepita- era una persona muy conocida y apreciada entre los vecinos del distrito marítimo, al igual que el resto de su familia. En parte porque su marido, Francisco Ávila, fue el propietario de una fábrica de hielo, situada en la calle de Francisco Eiximenis, que se consolidó como una de las más importantes de toda la ciudad. Hasta el punto de que el negocio se fue ampliando y la empresa resultó pionera en la instalación de cámaras de frío industrial. Josefa Terencio tuvo una participación activa en el negocio de su marido, circunstancia que incrementó aún más su popularidad en el barrio.
Por otra parte, el padre de Josefa Terencio fue el fundador de la popular Hermandad del Santísimo Ecce-Hommo, la más numerosa del Cabanyal en cuanto a cofrades y una de las más reconocidas durante el desarrollo de la tradicional Semana Santa Marinera. A ella perteneció Pepita desde niña, pero fue, además, la refundadora de la Hermandad en el año 1942, tras el paréntesis forzoso marcado por la Guerra Civil. En esta cofradía fue también la instauradora de las clavariesas de la Hermandad, en el año 1976.
Pero su intensa actividad social no se limitó a la Hermandad, también fue una de las creadoras, junto con otras cuatro personas del barrio, de la falla que se instala desde 1964 en el cruce de las calles Vidal de Canelles con Sánchez Coello. Fue pensado y hecho. Desfilaron por primera vez como comisión aquél mismo 1964. «El primer año la falla no estaba dada de alta en la Junta Central Fallera y tuvieron que hacer la Ofrenda en la capilla de un colegio del barrio», comenta su actual presidente, Antonio Guisado.
«En el siguiente ejercicio ya pudieron nombrar fallera mayor y levantar un monumento, mientras se convertían en el punto de referencia del barrio», añade.
La implicación de Pepita fue, una vez más, absoluta y se mantuvo activa en la falla hasta el último año. «No había campeonato de dominó ni festival infantil en el que ella no participara», recuerda Guisado.
Viuda desde el año 2004, el matrimonio tuvo una única hija, María Ángeles Ávila Terencio, licenciada en Historia, y vinculada durante algunos años a Unió Valenciana.
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