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La Policía Local habla con una pareja, este jueves, noche de Halloween, en Valencia. J. Montañana
El botellón de Halloween llena de basura plazas y jardines del centro

El botellón de Halloween llena de basura plazas y jardines del centro

La Policía Local duplica las multas por consumo de alcohol y levanta 34 actas por posesión de drogas con la Unidad Canina

Paco Moreno

Valencia

Viernes, 1 de noviembre 2019, 11:32

El empresario y presidente del Valencia Vicente Iborra fue reconocido con la Medalla del Mérito en el Trabajo por su extensa trayectoria como exportador de frutas y hortalizas, como figura en el rótulo de la plaza a la que da nombre en el barrio del Carmen. Un reconocimiento similar merecen los dos barrenderos que ayer se esforzaban desde primera hora de la mañana en hacer desaparecer cualquier rastro del masivo botellón de Halloween, misión harto imposible por la acumulación de basura en bancos, césped y el pavimento.

La noche transcurrió tranquila y controlada hasta cierto punto por la Policía Local, algo constatado por el parte de guerra que emitió a primera hora de la mañana. El problema fue cuando los grupos de participantes en las fiestas de disfraces callejeras se esparcieron por las calles del centro histórico.

Los agentes colocaron vallas en los catorce lugares más conflictivos, donde fueron decomisando metódicamente las botellas de alcohol y otros utensilios necesarios para lo que se ha convertido en una moda añadida los últimos lustros en Valencia, es decir, el consumo de alcohol en la vía pública de madrugada vestido de Drácula o cualquier otro personaje de terror.

La Policía Local realizó la noche del jueves y en la madrugada de ayer un total de 34 actas por sustancias estupefacientes gracias al trabajo de la Unidad Canina que se incorporaba por primera vez al dispositivo especial de Halloween. La experiencia resultó positiva a tenor de esas cifras, con controles que se fueron moviendo en distintos barrios.

Los agentes levantaron otras 56 actas por consumo de alcohol en la calle, frente a las 28 del pasado año, lo que denota el refuerzo del dispositivo dispuesto por el Ayuntamiento. El delegado de Protección Ciudadana, Aarón Cano, destacó la «normalidad y la prevención del operativo policial que mejora, gracias a la experiencia de años anteriores».

Los agentes detuvieron también a una persona por un delito de seguridad vial al carecer de permiso de conducir, otras dos por un delito de hurto y uno más por alcoholemia penal a lo largo de toda la ciudad.

En el centro histórico, el rastro del botellón apareció en otros lugares. Las Alameditas de Serranos, un jardín protegido que discurre a lo largo de la calle Blanquerías, amaneció con montones de basura. Botellas vacías, bolsas, vasos de plástico y, sobre todo, un intenso olor a orines, rodeaban la fuente presidida por la escultura 'La niña de las coletas' de Esteve Edo.

Una pareja paseaba a sus tres perros esquivando los residuos, mientras una anciana miraba con duda un banco de manera que brillaba por el pringue de la fiesta. «Mejor no», dijo a LAS PROVINCIAS antes de dirigirse a uno de los bancos de granito que hay en la plaza de la Crida.

Tampoco es que lucieran mucho. Adornados con pintadas y también con algo de basura, fueron testigos mudos del botellón. Y eso que el entorno de las torres de Serranos estuvo protegido por la Policía Local, como indicaron fuentes de la asociación vecinal Amics del Carme.

«Este año se ha notado más la presencia policial», indicaron, para destacar la presencia permanente de un par de coches alrededor del monumentos. Este barrio es uno de los lugares habituales de concentración de jóvenes, igual que ocurre con la plaza de la Virgen.

En este último lugar se colocaron vallas a partir de las diez de la noche, lo que anuló cualquier intento de macrobotellón. Fuera de las zonas vigiladas, el problema ahora es la necesidad de un baldeo urgente para erradicar el profundo olor a orines en el pavimento. «Esperemos que lo hagan pronto», señalaron desde la entidad vecinal.

El barrio del Carmen es una de las zonas más castigadas por el botellón. Amics del Carme se reunirá dentro de escasas fechas con el concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, para conocer los planes del Ayuntamiento en el refuerzo de limpieza. El alcalde Ribó anunció esta semana un incremento en el presupuesto para un plan de choque.

Una de las cuestiones a tratar por la asociación es definir una postura sobre la recogida. Fuentes vecinales apuntaron alternativas al contenedor como el soterrado o un modelo de pequeño tamaño, un depósito de «quita y pon» para facilitar el trabajo de la contratas en las zonas donde sea imposible maniobrar con los vehículos.

Campillo lo apuntó al presentar la nueva fase de reparto de contenedores de residuos orgánicos. El próximo enero quedará sólo un tercio de la ciudad por cubrir y Ciutat Vella es una parte, por lo que el edil señaló si será mejor una recogida puerta a puerta, de la misma manera a como se realiza ahora con el vidrio o el cartón en algunos barrios.

En cuanto al dispositivo de la madrugada de ayer, contó con la colaboración de la Policía Nacional. Se reservaron diez zonas preferentes de actuación para controles de velocidad, alcoholemia, estupefacientes, seguridad ciudadana y documentación en las zonas de acceso y salida en su entorno. Asimismo se realizaron inspecciones de locales de ocio, con especial incidencia esto último en las zonas acústicamente saturadas y donde se tenía conocimiento antes de la celebración de un espectáculo. El baldeo de las calles es una de las peticiones que se realizan con más frecuencia en los barrios. Al Ayuntamiento llegó en el último mes una media de ocho quejas diarias relacionadas con la limpieza y este apartado es uno de los que aparecen con frecuencia.

Sin salir del barrio del Carmen, una de las reivindicaciones desde hace tiempo es el horario de las barrerederas y el baldeo, lo que se ha pedido al Consistorio su corrección. Esto fue admitido para ayudar al descanso vecinal. En la calle San Miguel se trabaja en la excavación arqueológica para soterrar contenedores de recogida, de tal manera que mejore la imagen del entorno. «Salen muy caros, además del mantenimiento y hacer frente a las averías, por lo que hay que estudiar mucho su coste. En la plaza del Mercado, por ejemplo, se dijo que pasaba de medio millón de euros». De ahí que quieran plantear al Consistorio un debate sobre la mejor estrategia. El asunto no es baladí, dado que los vecinos denuncia cómo los grupos de depósitos son utilizados de manera sistemática como urinarios públicos. «Son las zonas más sucias todas las semanas», señalaron.

Ejemplos de esto no falta, como el entorno de la torre de San Bartolomé, en un extremo de la calle Serranos. Los residentes han pedido una reubicación, lo mismo que ocurre en el entorno de la muralla musulmana o la calles que dan a Blanquerías, a la marginal derecha del viejo cauce, auténticos urinarios.

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