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Entrada. Un coche accede a la APR de Ciutat Vella por la plaza Portal Nou, este miércoles por la mañana. I. Arlandis

Problemas electrónicos, dudas y sorpresas el primer día con multas en Ciutat Vella

«Nos van a ahogar entre todos», lamentan vecinos y comerciantes del barrio

Álex Serrano

Valencia

Miércoles, 1 de diciembre 2021, 13:36

Pequeño truco periodístico: para encontrar vecinos de un barrio, de los que viven de verdad en él, basta con ir a un horno. O a ... una panadería. En este caso, a Conchín, situado en la calle Salvador Giner. «Estamos hablando del tema del día», dice Pilar, que conversa con una vecina y el dependiente del local. Ese tema del día no es más que el comienzo de las sanciones en el Área de Prioridad Residencial de Ciutat Vella, que ha pillado con el pie cambiado a los vecinos, como Vanessa, que dice que les falta información; a los comerciantes, como Ana, que asegura que los clientes tienen que aparcar al otro lado del río; o a los proveedores, como Pili, que descubrieron este mismo miércoles que la van a multar: ella no tiene derecho a un pase.

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El local al que sirve no podía dárselo porque la aplicación para hacerlo no funciona, tal como ha podido comprobar LAS PROVINCIAS. «No nos están dejando dar 'puntuales'», dicen en una clínica cercana. La prohibición tiene hasta jerga, aunque no muy elaborada: 'puntuales' son permisos puntuales, de los cuales tiene 10 cada establecimiento, con una validez mensual, y dos diarios. Tienen que introducir la matrícula de los coches de clientes o proveedores, pero la aplicación daba fallos este miércoles.

«Vine a Valencia porque se podía circular sin problemas y ahora es cada vez más difícil», dice un vendedor de bicicletas

Las cámaras están situadas en las calles Salvador Giner, Corona, del Salvador, Vieja de la Paja y María Cristina. En total se han inscrito 14.443 vehículos de vecinos y comerciantes, según datos del Ayuntamiento, y la cuantía de las sanciones será de 60 euros, aunque con el pronto pago se puede rebajar a 30 euros.

«Hay más tráfico que nunca: ir en bici es peligroso porque hay más contaminación», comenta el gerente de Valencia Manía, una tienda de bicicletas. Este italiano que lleva siete años en Valencia explica que en su país «no saben cómo solucionar el problema del tráfico»: «Vine aquí porque se podía circular sin problemas y era una ciudad muy agradable para ir en bici, pero ahora es bastante peor porque hay atascos y mucho más 'smog'». Por 'smog' se refiere a la niebla contaminante de Londres, en lo que es, a todas luces, una hipérbole. El gerente de la tienda asegura que lleva ya semanas en las que ve muchos menos clientes. En la calle Corona, entre las 10 y las 10.30 horas del miércoles, entraron únicamente dos turismos.

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Pero volvamos a Conchín, donde en apenas unos minutos se forma en su terraza un debate ciudadano sobre las cámaras. No es un debate, en verdad, porque todos están de acuerdo en que las cosas no se han hecho bien, en una unanimidad pocas veces vista en temas de movilidad. Cabe recordar que ya la semana pasada, en el pleno de noviembre, acudieron al hemiciclo representantes de las fallas, los comercios, la hostelería, los vecinos o los artistas, a protestar por las cámaras y a pedir más tiempo para consensuar la medida. Más tarde, se les unieron las comunidades educativas de hasta cinco centros del barrio. «Prohibir el acceso al centro llega tarde, en otras ciudades de España se ha hecho desde hace mucho, pero no así», dice Vanessa, más joven que Pilar, su vecina, que es, además, más vehemente. «Es una vergüenza», critica de forma contundente.

En el centro del huracán están quienes disponen de un comercio en la zona afectada por las cámaras, un enclave del norte del barrio. Pedro es el dueño del horno Conchín. Explica a una proveedora que va a ser multada y le enseña en la aplicación que no funciona. «Nos van a ahogar, vamos a perder todos los clientes de paso y ya llevábamos un tiempo mal», critica Pedro, que asegura que a sus empleados, que han de acudir a las 4 de la mañana, no les han dado tarjetas. «Movilidad les dice que vengan en metro», asegura, muy enfadado.

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Algunos proveedores se enteran en el momento de que van a ser sancionados, cuando les informan desde los comercios

Cerca de la panadería hay una clínica veterinaria, llamada Na Jordana. Ana, una de las trabajadoras, explica que los clientes «tienen que aparcar al otro lado del río y venir andando, a veces con animales enfermos», lamenta. Además, ahonda en lo que ha comentado ya Pedro de que la aplicación funcionaba mal. «Hemos intentado dar 'puntuales' a los clientes que nos decían que iban a venir con pacientes pero no hemos podido. Al menos a primera hora», confirmaba Ana.

Preguntadas a este respecto, fuentes de Movilidad consultadas por este periódico aseguran que no hay incidencias electrónicas y que los fallos pueden deberse al proceso de adaptación de los usuarios al nuevo uso. Sin embargo, este diario ha podido comprobar de primera mano cómo la aplicación marcaba que los comercios tenían «cero días pendientes» para estos permisos puntuales.

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